Reseña: El futuro dura demasiado, de Louis Althusser
En noviembre de 1980, una noticia alteró la tranquilidad dominical de la École Normale Supérieure: una de sus mayores figuras, el filósofo Louis Althusser, había asesinado a su esposa Hélene. A esa primera conmoción, se sumó, muy rápidamente, otra. Sin que el filósofo lo hubiera solicitado, la justicia resolvió –tras someterlo a diversos estudios médicos– que, en lugar de comparecer ante un tribunal y eventualmente ser condenado por el homicidio que él mismo había confesado a gritos en los pasillos de la Universidad, fuera trasladado a una institución psiquiátrica, por un tiempo “indefinido” por ser considerado un “enfermo mental”.
“Que mis lectores me perdonen. Escribo ese pequeño libro, primero, para mis amigos y después, si es posible, para mí”. Con estas palabras comienza Althusser el texto de autoanálisis titulado L’avenir dure longtemps, que en español se conoció como El porvenir es largo y que, ahora, felizmente, aparece en una renovada traducción con el título más apropiado de El futuro dura demasiado. ¿De que quiere ser perdonado el filósofo? No del crimen, sino de tomar la palabra, y de hacerlo con un supuesto ánimo intimista, para sus amigos y para sí mismo. Queda claro que el texto –escrito cinco años después del homicidio y publicado póstumamente por expresa indicación del autor–, es menos una explicación (y, mucho menos, una defensa) que un desesperado intento de autocomprensión de una vida compleja que eclosiona en aquella madrugada fatal.
La nueva edición contiene un exquisito ensayo introductorio de Silvia Schwarzböck en el que, retomando la perspectiva con la que ya había abordado a Althusser en su libro Materialismo oscuro, lo presenta como un “monstruo” condenado –como filósofo radical devenido asesino– a “decirlo todo o, si no, no decir nada”.
El futuro dura demasiado
Por Louis Althusser
Mardulce. Trad.: Luciana Bata
384 páginas, $ 25.000