Reseña: El fin de la novela de amor, de Vivian Gornick
Hubo un tiempo, dice la crítica Vivian Gornick (Nueva York, 1935), en que el amor romántico no solo organizaba la educación sentimental, los vínculos de pareja e incluso algún devenir económico, sino que también era un poderoso motor de la literatura.
Novelas como Madame Bovary o Anna Karenina conectaban a sus lectores con cierta idea de trascendencia; el poder del lazo amoroso transformaba la vida de las heroínas, les prometía el acceso a un conocimiento más profundo y descarnado de sí mismas; exigía pasos que no eran simples merodeos, sino decisiones intensas, decisivas, trágicas.
No existe tal cosa en la vida actual ni en la literatura que la interpela; Gornick, en cuya obra el problema del amor siempre aparece entreverado con la reflexión feminista, la crítica literaria y la crónica personal, lo aborda abiertamente en los ensayos de El fin de la novela de amor. La autora adora la palabra escrita y es allí, en la literatura, donde buscará los indicios de un fenómeno que, lejos de ser una novedad, ya aparecía en la obra de numerosos escritores y escritoras entre fines del siglo XIX y comienzos del XX.
Gornick se remonta a autores como George Meredith, Clover Adams o Jean Rhys (que en los 60 escribió Ancho mar de los Sargazos, precuela de Jean Eyre), y luego indaga en la obra de Ernest Hemingway, Raymond Carver y Richard Dubus. En la obra de los primeros encuentra novelas de amor impregnadas de amargura; los personajes padecen raptos pasionales cuyo núcleo es la lucha de poder, son aplastados por dinámicas familiares opresivas, no son inmunes al carácter muchas veces instrumental de las relaciones humanas. Por otra parte, en las novelas y cuentos de los segundos (a los que llama “hombres tiernos de corazón”) lo que predomina es la nostalgia y el sentimentalismo. Carver es el gran ejemplo: las parejas que protagonizan sus relatos están empecinadas en creer en una posibilidad romántica que en realidad no existe.
Moderna al fin, Gornick piensa que la gran promesa caída es la del autoconocimiento. Lo que se derrumbó con el amor romántico es su poder metafórico: el lazo amoroso como camino de una comprensión capaz de otorgar sentido a las pequeñas vidas humanas. “Que nos conoceríamos –o que veríamos que no podíamos conocernos, o no queríamos conocernos– fue en otros tiempos lo que nos prometía la Naturaleza en la literatura; luego Dios; luego el Amor –escribe–. Al menos de momento, el Amor parece haber acabado en el mismo sitio que la Naturaleza y Dios”.
Toca navegar una soledad radical –postula la autora de Apegos feroces–, lo cual no tiene por qué ser considerado una mala noticia: llegarán nuevas metáforas y quizás seamos parte de su construcción.
El fin de la novela de amor
Vivian Gornick
Sexto Piso
Trad.: Julia Osuna Aguilar
160 págs.
$ 3500