Reseña: El dique, de Michael McDowell
Tras el éxito de La riada, la primera entrega de los seis libros que componen Blackwater, le toca el turno a su continuación. En el segundo tomo de la saga, El dique, Michael McDowell (Enterprise, Alabama, Estados Unidos, 1950), uno de los autores más consagrados del género de terror gótico y del realismo sureño, destila furia entre los integrantes de la familia Caskey, tras la inundación que arrasó con todo y que trajo a la enigmática Elinor Dammert al pueblo de Perdido.
Después de la catástrofe, comienza la construcción de un dique para prevenir futuras riadas y tragedias climáticas, pero lo que debería brillar entre los habitantes del pueblo, está muy lejos de eso. La guerra fría por el poder familiar entre Elinor Caskey Dammert y su suegra, la matriarca Mary-Love Caskey, avanza entre las sombras y se encrudece cada vez más.
A diferencia del primer volumen, en El dique hay pocas escenas que causen verdadero terror en torno al río Blackwater y sus aguas tenebrosas, aunque sí hay algunas que ponen los pelos de punta gracias a la narrativa casi frenética del autor, cargada de tensión hasta el final.
A falta de fantasmas y cadáveres en la trama, en esta novela McDowell hace hincapié en el drama familiar, y en la fragmentación paulatina de los Caskey, cargada de un resentimiento profundo. Como condimentos, surgen alianzas inesperadas, sacrificios, ambiciones y amenazas, nuevos personajes y otros que desaparecen misteriosamente entre las calles de Perdido. La historia, como se sabe, continuará.
Blackwater II. El dique
Por Michael McDowell
Blackie Books. Trad.: Carles Andreu
272 páginas, $ 14.999