Reseña: El delfín, de Mark Haddon
Versión actual de una historia que atrapó a Shakespeare
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Ya pasaron casi veinte años desde que Mark Haddon (Northampton, 1963) conmovió a los lectores con El curioso incidente del perro a medianoche (2003), historia exitosa no solo por su trama policial, con guiños a Sherlock Holmes, sino también por su narrador protagonista: un adolescente de quince años con problemas de comportamiento y posible síndrome de Asperger. El delfín, la obra más reciente del inglés, tiene un alcance mítico. La novela forma parte de una tendencia: la de inspirarse en obras de Shakespeare para dar a luz historias contemporáneas, como hizo Margaret Atwood con La tempestad en La semilla de la bruja. Haddon es original en su opción: retoma Pericles, príncipe de Tiro, pieza poco recordada del bardo, basada a su vez en una antigua leyenda griega. Shakespeare reescribió la trama en que Apolonio huía de la muchacha que pretendía al descubrir que mantenía relaciones con el padre, el rey Antíoco. También Haddon reinventa: Angélica sobrevive a su madre que, embarazada de ella, muere en un accidente de avioneta, y es criada por un padre poderoso y obsesivo. El pretendiente se llama aquí Darius e intentará que Angélica huya. No solo hay una delicada apuesta temática: el abuso. El relato es amplio y se las ingenia para pasar por más de un registro. Es también novela de aventuras o incluso de peripecias históricas, en que Shakespeare y un tal Wilkins aparecen como personajes. Tanta variedad –Haddon sabe escribir para más de un público– no reniega sin embargo de una hábil fluidez.
El delfín
Por Mark Haddon
Salamandra. Trad.: Patricia Antón de Vez
362 páginas/ $1399