Reseña: Curriculum vitae, de Muriel Spark
Una vida con giros propios de una película
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Existen vidas atravesadas por el fulgor de la notoriedad, iluminadas por el escándalo, curtidas por el filo de la espectacularidad. Existen vidas, como suele decirse, de película. En cierto sentido, la de la autora escocesa Muriel Spark (1918-2006) araña alguno de esos menesteres. Con la publicación de Curriculum vitae, su autobiografía, se continúa el rescate de una escritora prolífica que supo concebir, con la accesibilidad de una prosa serena pero punzante, una obra fatalmente adictiva.
En la verdad anida una belleza, sostiene Spark y, por ello, se empecina en remarcar el sustento veraz de su autobiografía: documentos corroboran las afirmaciones del curriculum rimbombante y literario que ha sido su vida. “Lo esencial de la literatura” –escribe– empezó a residir, para mí, fuera de la literatura: estaba en otra parte, allá en el mundo”. Y con una actitud iconoclasta, como mujer de decisiones irrevocables, decidió inscribirse allá, sin concesiones, en el mundo de la década de los años treinta.
Si se casó a los diecinueve años con S. O. Spark –de quien tomó el apellido–, fueron los intereses prácticos y exploratorios, antes que los románticos, los que la impulsaron. La vida en el extranjero –en el sur africano– con el señor esposo le deparaba tiempo para la escritura. Al quedar embarazada, optó, frente a la negativa del marido, por tener a su hijo; simultáneamente debió lidiar con la bipolaridad que se despertó en el señor Spark, de quien terminó por separarse en un santiamén. Ya en Londres, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, se unió a una dependencia del Ministerio de Asuntos Exteriores británico a través de un grupo cuya misión –propia de una novela de Ian Fleming– consistía en pergeñar mentiras radiofónicas que circularan por Alemania; haciéndose pasar por nazis, divulgaban información falsa para socavar el ánimo hitleriano. Dicho sea de paso, y para enfatizar el complejo entramado que anuda ficción y realidad, Ian Fleming fue, en efecto, asiduo colaborador del grupo británico.
Cerca de los treinta años, la literatura comenzó a encauzar el trabajo y la vida de Spark. Entabló amistad con Graham Greene y se convirtió en la editora de The Poetry Review. En 1957 apareció su novela Las voces, que recoge su conversión al catolicismo y las alucinaciones que padeció inmersa en una crisis nerviosa. Y en este punto, aún con una vida por delante, el libro alcanza su fin.
Tal vez la literatura llegue luego de la experiencia. Poco importa en el caso de Spark, dueña de una vida fundada en una trama próxima a diversos géneros literarios, henchida de acontecimientos y giros –espectaculares, cinematográficos– propios de la ficción.
Curriculum vitae
Por Muriel Spark
La Bestia Equilátera. Trad.: Ariel Dilon
308 páginas