Reseña: Cuadernos de humo sagrado, de Alan Moore
Existe un Alan Moore (Northampton, 1953) famoso por cambiar con novelas gráficas como Batman: La broma asesina lo que un guionista de cómics podía hacer con los más icónicos superhéroes del mundo. Pero existe también un Alan Moore famoso por haber deplorado lo que ese cambio puso en marcha para el resto de la cultura popular, cada vez más cautiva de los vicios de la repetición y la mediocridad globalizada.
“Retirado” de la industria del cómic desde 2019, desplegó su existencia un tercer Alan Moore, aunque no tan famoso: el escritor de novelas como Jerusalén, libros de relatos como Iluminaciones y ensayos como los reunidos en Cuadernos de humo sagrado, donde varias de sus ya célebres ideas combinan lo mejor del humor, el ingenio argumental y el fuego prestidigitador de la provocación dosificados en todas las otras versiones de Moore.
Cuadernos de humo sagrado se compone de tres ensayos a propósito de los orígenes y la evolución del cómic, la ideología de la ciencia ficción y la expansión cultural de la pornografía, publicados entre 2006 y 2013. El más personal de estos textos es “Buster Brown en las barricadas”, una historia social del cómic desde los tiempos de las pirámides de Egipto, donde se escondieron “inscritas en paredes que nunca debieron ver la luz del día las primeras historietas satíricas antiautoritarias y blasfemas”, hasta un presente en el que casi toda expresión estética genuina debe hacerse algún lugar de excepción entre “el comportamiento vil” de las grandes corporaciones del entretenimiento.
En este caso, lo que Moore insiste en destacar es el carácter fuertemente reivindicativo de las clases populares con el que, a través de la invención de personajes como Superman, por ejemplo, los pioneros del cómic intentaron confrontar el sentido común dictado por las normas del poder.
El desenlace de esta historia, sin embargo, es conocido: lejos de discutir lo que representan los Estados Unidos, hoy Superman es uno de sus más perfectos símbolos de exportación. Aunque quizá no sea tan sabido que las grandes tiradas de las revistas baratas, donde encontrarían su espacio inaugural aquellos superhéroes, fueron financiadas por la mafia para esconder cargamentos de alcohol desde Canadá durante la Ley Seca.
Ahora bien, si este “germen criminal” subsiste nada más que entre la rapiña de los ejecutivos que fabrican cómics, películas y parques temáticos con esos mismos superhéroes, o si pudiera nutrir, en cambio, un necesario giro ideológico capaz de subvertir de manera original lo que a todas luces parece empantanado en beneficio del “fandom” (los “fanáticos” de los superhéroes) es una cuestión que Moore, aún desde el retiro, intenta dejar abierta a la discusión.
Cuadernos de humo sagrado
Por Alan Moore
Barret
Traducción: Felix Frog
207 páginas, $ 18.900