Reseña: Casas vacías, de Brenda Navarro
Implacable novela sobre la maternidad y la violencia
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Una mujer que no desea a su hijo. Otra que quiere ser madre a toda costa. Una lo pierde de vista en el parque, la otra se lo apropia. En la voz de estas mujeres que intersecan sus caminos, la primera novela de Brenda Navarro (Ciudad de México,1982) construye un implacable relato sobre la maternidad y la violencia de género.
Casas vacías primero fue publicada en un espacio digital dedicado a los derechos humanos. El éxito circuló de boca en boca hasta llegar al circuito editorial. Dividida en tres partes, los capítulos alternan entre la madre de Daniel y la voz de su secuestradora, que lo rebautizará Leonel. La primera se ve desbordada entre su hijo con autismo y su sobrina huérfana, a quien debe a adoptar. La segunda retrata la frustración de una mujer que soñaba con ser madre. Navarro construye en detalle a las protagonistas y sus entornos, en los que revela la soledad, la desigualdad, la culpa y el amor.
La voz de cada personaje está precedida por una cita de la poeta polaca Wislawa Szymborska, que anticipa hacia dónde girará el relato, siempre entre el soliloquio y la narración. La novela, que ronda en torno a la desaparición de Daniel, surgió –como explica Navarro– en torno a las madres de los desaparecidos en México. “Éramos espectros. El que desaparece se lleva algo de ti que no vuelve; se llama cordura”, asegura la protagonista. Navarro, especialista en estudios de género, expone así, casi en forma de denuncia, la violencia que atraviesan las mujeres sin distinguir edad, nacionalidad ni extracción social.
Casas vacías
Por Brenda Navarro
Sexto Piso
164 páginas, $ 1100