Reseña: Autobiografía de mi padre, de Pierre Pachet
Sobran autores que escribieron sobre sus madres. Otras y otros lo hicieron sobre sus padres. El francés Pierre Pachet (1937-2016) escribió sobre ambos. En Devant ma mère, lo hizo sobre la pérdida de memoria de ella, bretona y católica. En Autobiografía de mi padre, sobre él, ruso de origen judío.
En un doble giro a la literatura del yo, Pachet realiza la proeza de narrar la vida del progenitor como si la contara el propio implicado. Esa primera persona es obra del hijo, que en un comienzo se siente obligado a explicar la extrañeza del proyecto. Confía para llevarlo a cabo en “su vida interior”, lo que mejor había heredado de él, Simcha Apashevsky (u Opashevsky).
La “autobiografía” narra entonces la vida difícil de ese padre que perdió a su madre en la infancia y años después parte a Odesa para estudiar en la yeshivá. Simcha en hebreo significa “alegría”, pero no es eso lo que lo espera en sus diversos traslados hasta llegar a Francia, ser testigo del nazismo, y entregarse a la enfermedad del final.
“Este libro hace que me sienta viejo –dice el supuesto Simcha mediado el libro– no solo porque escribir me cansa, sino porque me obliga a proyectar sobre los años anteriores la tristeza que constituye mi destino presente”.
¿Qué es lo que acabamos de leer –se pregunta Jean-Bertrand Pontalis en el posfacio–: “Una carta a un padre o una carta a un hijo? ¿tendría este libro dos autores o, como me inclino a pensar, es un libro sin autor?” En ese equilibrio radica la parca belleza de esta memoria que es –dice Pachet– el resultado de “nuestras dos fuerzas reunidas”.
Autobiografía de mi padre
Por Pierre Pachet
Periférica. Trad.: Laura Salas Rodríguez
168 págs./$ 2750