Parish, el inglés que presentó la Argentina ante Europa
En 1852 apareció en Londres un libro cuyo título en inglés era Buenos Ayres provinces of the Río de la Plata. Llevaba un subtítulo que precisaba el objeto: “Su descubrimiento y conquista por los españoles, hasta el establecimiento de su independencia política”.
El autor era Sir Woodbine Parish, vicepresidente de la Real Sociedad Geográfica de Londres.
El libro había tenido su origen décadas atrás. Es que hace dos siglos, el 15 de diciembre de 1823, Parish, un funcionario muy cercano al primer ministro George Canning, fue designado para ejercer el consulado británico en Buenos Aires. En una decisión meditada, y en forma simultánea, fueron designados también funcionarios para desarrollar esta actividad en Chile, Perú y Colombia.
El joven funcionario –tenía 27 años– era experimentado. En 1815 había sido secretario de una misión diplomática en Nápoles, en las postrimerías de las Guerras Napoleónicas. A finales de ese año estaba en París con Lord Castlereagh, ministro de Asuntos Exteriores británico de la época. A Parish le tocó llevar el papel, con su puño y letra, del Tratado de la “Santa Alianza”. Como ayudante del primer ministro, lo acompañó al Congreso de Aquisgrán en 1818, así como a la visita que realizó más tarde el Rey Jorge IV a la ciudad de Hannover.
Pese a su intensa actividad, Parish había mostrado interés por obtener información de la región del Río de la Plata. Había reunido datos sobre la geografía, historia, las costumbres y el suelo de estas tierras. También tenía inquietudes de orden científico en disciplinas como historia natural y había escrito una pequeña memoria del reconocimiento de la Independencia.
A fines de 1823 se embarca en el “Cambridge”. Tenía bien presentes las últimas órdenes de Canning: “Enviadnos todos los datos que podáis y mapas si los hay”. Se tomó muy a pecho esta instrucción, pero también había recibido amplios poderes para firmar un tratado de amistad y comercio, ya que tenía el nombramiento de “comisionado con carácter de cónsul general”. Iba secundado por el vicecónsul Griffiths.
Ambos desembarcaron en Buenos Aires el 31 de marzo de 1824. Parish realizó una gestión intensa y decisiva en un momento complejo para la Argentina de entonces. Un hito fue la firma, el 2 de febrero de 1825, del “Primer Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre Su Majestad Británica y las Provincias Unidas del Río de la Plata”. Por la Argentina firmó Manuel José García, encargado de las relaciones exteriores del gobierno bonaerense que ejercía la representación de la mayoría de las provincias.
Parish terminó sus funciones en Buenos Aires en 1832, durante el primer gobierno de Rosas. Habían sido ocho años de intensa labor diplomática.
El entonces representante diplomático estadounidense, John Forbes, informaba de su dificultad para competir con su colega británico, tanto por su simpatía y don de gentes, como por la articulación de su gestión con los intereses financieros y comerciales de Gran Bretaña. Es que este país no solo era nuestro principal acreedor a través de la Baring Brothers, sino también nuestro principal mercado de importación. La mitad de las mercaderías que importaba el país a través del Puerto de Buenos Aires eran de manufactura británica, como el mismo Parish consigna en su libro.
La comunidad diplomática acreditada ante el gobierno argentino era muy reducida. Alcanzaba a representantes diplomáticos y consulares del Reino Unido, Estados Unidos, Portugal, Brasil y Francia. Parish tiene frecuente y constante diálogo con el presidente Bernardino Rivadavia y los gobernadores Juan Gregorio Las Heras y Manuel Dorrego, cuya vida el representante británico intentó salvar sin éxito poco antes de que el militar y político argentino fuera fusilado.
Parish se fue de Buenos Aires con un cargamento de notas y documentos sobre el país, sus valiosos ejemplares zoológicos y con todo cuanto había reunido para contestar en su libro a las preguntas: “¿Qué es la República Argentina? ¿Qué es esa tierra de leche y miel, con sus pampas llenas de ganado y sus selvas llenas de abejas? ¿Qué parte ocupa en el mapa de Sudamérica?”.
El Dictionary of National Biography, publicado por la Universidad de Oxford desde 1882, afirma que Parish indujo a su gobierno a ocupar las Islas Malvinas, lo que ocurrió en enero de 1833, año posterior a su partida. De regreso a su país, con su colección de planos y memorias manuscritas, quiso dibujar un nuevo mapa de las Provincias del Río de la Plata y los países adyacentes. Escribió diversas monografías. En 1839 publicó un primer esbozo del libro que aparecería trece años después, titulado Buenos Ayres and the Provinces of the Río de la Plata.
El libro fue elogiado por el Barón de Humboldt y leído tanto por el Capitán FitzRoy como por Charles Darwin, que dejó escritas notas muy valiosas en su ejemplar del libro.
Mientras tanto, Parish no abandona su gestión diplomática. En 1840 desempeña una nueva misión en Nápoles, donde había iniciado su carrera diplomática un cuarto de siglo antes. Fue en la segunda parte de esa década cuando se dedicó a escribir la segunda y definitiva edición de su libro, que publica en 1852, con una versión más amplia y mejorada. Rápidamente, la obra es traducida al español y publicada al año siguiente en Buenos Aires. Mientras tanto, su actividad científica siguió siendo muy intensa.
Parish murió en 1882, a los 83 años, en su residencia de Quarry House, situada en Saint Leonards, sobre el mar.
No solo fue un hábil diplomático de su país en Buenos Aires. También fue, y durante casi medio siglo, quien presentó a la Argentina en sus primeros años ante el centro del mundo, que era entonces Europa.
Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría