Olivier Marchon. Tras las reveladoras rarezas del tiempo y el espacio
El autor francés, que estará en la Feria de Editores, aborda en su último libro curiosidades de la geografía y el modo, a veces sorprendente, en que el hombre se reparte el mundo
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El nuevo libro en español de Olivier Marchon, Rarezas geográficas (Godot), nació del amor del autor francés por los mapas. “Desde la infancia, los mapas me hacen soñar”, revela. Con dos títulos publicados en español, este exgerente de locaciones en cine –que luego se dedicó a la dirección cinematográfica y televisiva– conquistó un sector del público lector interesado en libros entretenidos y didácticos sobre cuestiones tan centrales como el tiempo y el espacio. En 30 de febrero y otras curiosidades sobre la medición del tiempo, también publicado por Godot, Marchon relataba mediante pequeñas historias diversas tentativas de instaurar sistemas alternativos a la hora de medir el tiempo. En Rarezas geográficas, “se mide” con otra variable crucial de la experiencia humana: el espacio y los curiosos modos de repartirse el mundo. “En los dos libros, trabajé un poco de la misma manera –cuenta el autor sobre su método–. Es decir, como un neófito que busca comprender temas que no comprende. Y al centrarme en los detalles y las anécdotas, evito caer en la trampa de pretender conocer las generalidades del tema. Reclamo una visión fragmentada. Al hacerlo, sigo abriendo puertas sobre la materia en cuestión. Quizás al final, este cúmulo de pequeñas puertas abiertas acabe ofreciendo una visión un tanto global”.
Islas en condominio, enclaves de un Estado en otro, micronaciones, tribunales de justicia de un país en tierra extranjera, territorios en disputa, abandonados y otros utópicos forman parte del atlas extravagante de Marchon que, en Francia, fue publicado con el título de Le Mont Blanc n’est pas en France en 2013. La traducción al español es de Aníbal Díaz Gallinal.
Este parisino nacido en 1975 se define como camusiano. “Albert Camus encuentra que la vida es absurda –señala–. Y dice que cuando has llegado a entender esto, finalmente puedes encontrarle sentido a tu vida y seguir adelante. Para mí, estos absurdos geográficos son una especie de vanitas, esos pequeños elementos añadidos en cuadros antiguos (típicamente, una calavera) y que estaban allí para recordar a los hombres su condición mortal: un remedio para la vanidad, precisamente, y contra la extrema seriedad que se da al propio destino”.
En diálogo con LA NACION, reconoce que solo visitó algunos de los lugares incluidos en su álbum de geografía dislocada, situados en Jerusalén, bosques alemanes, la frontera sur de Canadá, desiertos africanos, el hotel Claridge’s de Londres y el río de la Plata. “Conozco muy pocos, a decir verdad –dice–. Tampoco he visitado la isla Martín García, que figura en el libro, aunque espero ser invitado algún día allí a degustar el pan dulce que, al parecer, era el favorito del presidente Carlos Menem. ¡Ojalá que todavía lo preparen!”, bromea sobre la isla que fue fortaleza y luego una prisión antes del proyecto de Sarmiento de convertirla en la sede de una “Estados Unidos de América del Sur”.
Para él, algunas de las peculiaridades geográficas que repasa son signos de un “equilibrio de poder” entre naciones, similares a los que se dan cuando se establecen las fronteras. “Pero lo que las diferencia de estos límites básicos es que se encuentran en un equilibrio inestable –agrega–. Si el equilibrio de poder cambia, estas rarezas están en peligro”. Es el caso de los territorios en disputa, por supuesto, pero también de los territorios especiales como el estado feudal de la isla de Sercq, la república monástica autónoma del Monte Athos o la isla de la Conferencia, cuyo dominio comparten Francia y España. “Y como se trata de un equilibrio de poder, por lo tanto de fuerzas, existe una relación con cualquier forma que puedan adoptar esas fuerzas: política, económica, militar e incluso espiritual”.
Muchas de las rarezas geográficas son producto del colonialismo europeo alrededor del mundo. “Obviamente, existe la geografía física, pero la geografía es también política, economía, demografía, sociología, meteorología, climatología, geología e historia. La geografía es quizás la disciplina más completa que se puede encontrar. Una disciplina ‘compleja’, en el sentido que le da Edgar Morin, ideal en última instancia para describir el mundo y, por tanto, descubrirlo. Con la geografía viajamos”. Su libro va por la tercera edición en la Argentina y el autor conversará el sábado próximo con el periodista Juan Gabriel Batalla en el marco de la 10ª edición de la Feria de Editores (ver recuadro).
Por su gusto por la narración, ¿utilizará Marchon su brújula para aventurarse en los territorios de la ficción literaria? “A veces lo pienso –responde–. Pero creo que siempre escribiré sobre la realidad. La del mundo, la de los demás, incluso la mía. Nada me interesa más que las historias reales. Lamentablemente, también soy director y no tengo tiempo de más. Es una pena que haber escrito sobre el tiempo no me haya permitido dominarlo ni encontrar más”.
A la hora de escribir, las dos obsesiones del autor son la claridad y el ritmo. “Son los ingredientes que hacen accesible un libro; esto es quizás un legado de mi trabajo como director, donde estos aspectos son muy importantes. Y abogo por la accesibilidad. Por eso, admiro a Stefan Zweig, que tiene esa forma de describir la complejidad con sencillez, de ser elegante sin ser sofisticado. Cuando, además, cuenta historias reales, me alegro mucho. ¡Magallanes es una obra maestra!”.
Lo motivan obras de escritores como Michel Houellebecq, Marc Dugain y Emmanuel Carrère. “No tanto por sus personalidades o estilos como por las historias que cuentan”, dice. “Y a veces por su mirada –añade–. Pero también me inspiran muchos ensayos, libros de sociología e historia”.
Para referirse a la delicada cuestión de las fronteras en un mundo de límites rigurosamente vigilados, Marchon vuelve al Zweig de El mundo de ayer (recientemente publicado por Libros del Zorzal). “En ese libro, publicado en 1941, en plena guerra, Zweig analiza la catástrofe en curso. Al día siguiente de enviar su manuscrito al editor, se suicida y se retira de aquel mundo en colapso. Si tuviéramos que establecer un paralelismo con la situación actual, diría que nunca es una buena señal ver que se cierran las fronteras. Pero ¿qué pasará en el futuro? Nadie lo sabe. Todo cambia, todo el tiempo”.
Entre esos cambios, Marchon destaca uno crucial: internet y la posibilidad de crear espacios ya no territoriales sino virtuales. El autor considera la Red un nuevo continente. “Cuando apareció internet, se definió inmediatamente como un espacio de expresión y comunicación –dice–. En resumen: una nueva imprenta, para hacer un paralelo con la de Gutenberg que, en su momento, cambió el mundo. Pero esta idea de internet como lugar de expresión, que es todavía hoy usada con demasiada frecuencia, me parece insuficiente. Hoy es un lugar donde debatimos, jugamos, nos divertimos, damos un espectáculo, y un lugar donde también acusamos, ‘linchamos’ y donde nos enfrentamos, tanto entre personas como entre Estados. Internet es ahora un lugar donde vivimos, un espacio geográfico virtual, un nuevo y gigantesco continente”.
Y del mismo modo que en cualquier espacio gobernado por humanos, se empiezan a establecer condiciones en la Red. “Como cualquier espacio geográfico, internet necesita reglas. Porque si bien, obviamente, aporta muchas cosas positivas, sus repercusiones negativas en el mundo real son igualmente colosales en el presente”.
Comienza la décima edición de la Feria de Editores
Con el paulatino levantamiento de las restricciones sanitarias, que tanto afectaron el mundo de la cultura en el país, regresa un clásico de la ciudad de Buenos Aires: la Feria de Editores. Este año, se hará del 1º al 3 de octubre en el Parque de la Estación, de 14 a 20. Con entrada libre y gratuita, los lectores tendrán acceso a los catálogos de doscientas editoriales de narrativa, poesía, novela gráfica e historieta, ensayo, historia, arte y política. Además se realizarán actividades presenciales (al aire libre, en el anfiteatro del parque) y otras digitales, que se podrán seguir por el canal de YouTube de la FED. Entre muchos otros escritores y editores (y escritores-editores), participarán Martín Kohan, Leila Guerriero, Ana Ojeda, Betina González, Pablo Stefanoni, Ariana Harwicz, María Pía López, Mariana Enriquez y dos invitados extranjeros: el chileno Alejandro Zambra y el francés Olivier Marchon, que conversará con el periodista Juan Gabriel Batalla el sábado de 16:30 a 18.
El viernes se anunciará la librería ganadora del premio a la librería del año que por primera otorga la FED en alianza con el Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires y la Fundación Santander. Se entregarán $350.000 para comprar libros y un 50% de descuento en los stands que participen en la feria.