No me acuerdo de nada, por Nora Ephron
Ensayos con humor e ironía, y un réquiem
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¿Quién vino antes? ¿La escritora o la guionista? La respuesta es simple: primero vino la periodista. Después llegaron los libros, como los ensayos de Ensalada loca, de 1975. Para la gran mayoría del público, sin embargo, Nora Ephron (Nueva York, 1941-2012) es recordada por el cine. Fue la autora intelectual de un hito ineludible de la comedia, Cuando Harry conoció a Sally (1989), además de haber dirigido películas como Algo para recordar (1993) o Tienes un e-mail (1998).
No me acuerdo de nada, el último libro que publicó, reúne artículos breves y de espíritu juguetón, en el mejor tono de los columnistas mordaces que son un must de la prensa anglosajona. Entre dietas, referencias al teflón, a la desmemoria, a la posibilidad de llegar a la riqueza por vía de una herencia, a la enumeración de fracasos (algunos textos mejores que otros, pero siempre punzantes), hay un ensayito, “Ir al cine”, que refleja las mutaciones de las salas y las maneras de ver cine. Uno de los milagros modernos de la vida, dice Ephron, fue para ella ese momento en que se pudo meter la tarjeta de crédito en una máquina para que esta devolviera la exacta cantidad de entradas que se habían encargado. Pero esa ventaja pierde gracia en la visita fantasmal que relata: porque esta vez no hay quien corte esas entradas, los espectadores entran directamente, el bar está cerrado y solo hay por ahí pochoclo frío, además de que la película sincroniza mal. El texto es breve (de paso apunta contra la concentración empresarial de esas salas) y funciona como un réquiem. Ephron demuestra que todavía tenía precisos reflejos de cronista.
No me acuerdo de nada
Por Nora Ephron
Libros del Asteroide. Trad.: Catalina Martínez
168 páginas, $2350
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