Mitre y Dante, unidos por la traducción de La Divina Comedia
Este año, se cumplen 700 años de la muerte del poeta florentino y 200 del nacimiento de quien volcó su obra magna al español
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El 14 de septiembre se cumplen 700 años de la muerte de Dante Alighieri, autor de la La Divina Comedia, obra que muchos consideran hito fundante en la literatura occidental. Las conmemoraciones comenzaron el 25 de marzo, fecha declarada por Italia como “Día del Dante”. Florencia –la ciudad donde nació– es el epicentro de los festejos que tienen lugar en toda Italia. Al mismo tiempo, el 23 de junio es el bicentenario del nacimiento de Bartolomé Mitre, presidente argentino, jefe de los ejércitos aliados en la Guerra de la Triple Alianza, historiador, periodista y literato. ¿Qué vincula a estas dos conmemoraciones? Los 500 años que separan la muerte de Dante Alighieri y el nacimiento de Mitre tienen una vinculación: la primera traducción realizada de La Divina Comedia en la Argentina fue obra de Bartolomé Mitre.
Quien comandó el ejército aliado más grande que se haya reunido en América del Sur en la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), fue también un poeta. Mitre se incorpora a la escuela militar a la edad de 15 años y se une a las tropas que defendían Montevideo del sitio del ejército rosista que comandaba Manuel Oribe, y desde entonces comenzó a escribir poesías. Ya en 1846, Esteban Echeverría lo caracteriza así: “El señor Mitre, artillero científico y soldado en Cagancha en el sitio de Montevideo, ha tenido, aunque muy joven, títulos bastantes como pensador y poeta”.
El interés por traducir La Divina Comedia surge en 1848 cuando, desterrado en Bolivia, escribió un trabajo poético-arqueológico sobre las ruinas de Tiahuanaco, por el que fue elegido académico del Saggio Collegio di Arcadia de Roma. Para retribuir esta atención decidió comenzar la traducción del poema del Dante. Conocía al autor renacentista desde los 17 años, cuando trabajó en un diario bajo la dirección de Florencio Varela padre, que estaba en contacto con exiliados italianos; a través de ellos aprendió sobre la literatura de este país. Ya desde su juventud aspiraba a traducir a Dante.
En 1854, con el título de Rimas, se publicó el primer volumen con las poesías escritas por Mitre hasta sus 33 años. La traducción de La Divina Comedia la hace ya después de su presidencia (1862-1868). Aparece por primera vez editado por La Nación, el diario que él mismo dirigía, en una tirada de 100 ejemplares. Esta primera edición la realizó sobre el texto original en el italiano bajomedieval que se hablaba en Italia entre finales del siglo XIII y el siglo XIV. En el prólogo anunció que iba a usar el idioma español del siglo XIV, al considerarlo el más cercano del italiano de Dante.
Fue una obra de redacción en movimiento: tuvo sucesivas ediciones entre 1888 y 1897, y le hizo correcciones a la traducción inicial. La de 1897 es la edición definitiva, que incluyó un prólogo titulado “Teoría del Traductor”. Allí sostiene Mitre, con cierta grandilocuencia, que “esta epopeya, la más sublime de la Era Cristiana, fue pensada y escrita en un dialecto tosco, que brotaba como un manantial turbio del raudal cristalino del latín, a la par del francés y el castellano y de las demás lenguas románicas que después se han convertido en ríos”.
Mitre, dice Gabriela Paula Bekenstein, tenía experiencia como traductor y “fue bastante reconocido no solo en su época sino también unánimemente. […] Tenía la capacidad de hacer versificación fluida. Podía traducir un soneto de Petrarca prácticamente a la vista, como hizo ante Miguel Cané”.
Su traducción recibió críticas tanto de Gabriele D’Annunzio como de la reina Margarita de Saboya. Las críticas se centraron en la utilización del castellano antiguo; una traducción de Ángel Battistessa, que obtuvo elogios, cuestionaba la realizada por Mitre. El historiador De Gandía sostenía que la traducción había generado admiración en la Argentina, América e Italia. También la elogió el americanista Paul Rivet, director del Museo del Hombre en París. Por el contrario, Osvaldo Magnasco, quien fuera ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública durante la segunda presidencia de Roca, la criticaba, opinando que era imposible traducir a los grandes poetas clásicos, a lo que Mitre contestó que todo era traducible. Como se dijo, el texto fue reeditado varias veces y fueron aumentando los ejemplares en cada edición.
Mitre, de entre las figuras públicas que actuaron en la Argentina desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, es quien mejor personifica la característica de actuar simultáneamente en varios campos como el estadista, el político, el militar, el historiador, el literato e incluso el poeta. Quizás no fue el mejor en la mayoría de estos campos, pero sin duda los desarrolló en plenitud. Para muchos, la escritura fue un instrumento de lucha política y de organización institucional, pero esa afición por la poesía que demostró Mitre desde su primera juventud hasta sus últimos días fue, en mi opinión, su particularidad.
Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría