Manuel Peyrou, el regreso de un escritor relegado a un injusto olvido
Los diez libros de este autor porteño exquisito, pionero del policial y gran amigo de Borges, han sido reeditados por Libros del Zorzal
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Fue amigo de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares; integró la edad dorada de la literatura argentina y, mediante su labor como escritor y periodista, impulsó el desarrollo del género policial en el país; escribió relatos y novelas donde las pasiones amorosas de los personajes se entrecruzan con otras bien terrenales; denunció los abusos de poder en años del primer gobierno peronista y la violencia política durante la proscripción; escribió varios cuentos policiales y fantásticos “perfectos” y se consagró como un narrador porteño, por la elección de personajes, temas y escenarios. No obstante, Manuel Peyrou (San Nicolás de los Arroyos, 1902 – Buenos Aires, 1974) es un escritor casi olvidado del canon literario local.
Para reparar con creces esa injusticia, este año Libros del Zorzal publicó su obra literaria completa: los diez libros del escritor. Entre ellos, se destacan la novela El estruendo de las rosas, elegida por Bioy y Borges para la colección El Séptimo Círculo; las historias de la “saga antiperonista” de Acto y ceniza, Se vuelven contra nosotros y El hijo rechazado (en las que urdió proféticas tramas de corrupción, ambición y autoritarismo), los cuentos policiales de El árbol de Judas (protagonizados por un colega de Isidro Parodi, don Pablo S. Laborde) y los relatos y textos inéditos de Decadencia de la antropofagia. Como curiosidad, en este último volumen se incluye “Desagravio a Borges”, de 1942, cuando “El jardín de senderos que se bifurcan” no obtuvo el Premio Nacional de Literatura por el bienio 1939-1941, que ganó la novela Cancha larga, de Eduardo Acevedo Díaz. Peyrou, como Borges, tenía antepasados que habían protagonizado las campañas militares del siglo XIX; en la década de 1920, jóvenes los dos, se hicieron amigos y tiempo después el autor de Ficciones acercó a Peyrou a la revista Sur. Ambos publicaban sus libros en Emecé.
“Le placía vivir en lo perdido,/ en la mitología cuchillera/ de una esquina del Sur o de Palermo/ o en tierras que a los ojos de su carne/ fueron vedadas: la madura Francia/ y América del rifle y de la aurora”, se lee en el poema con que Borges despidió al amigo (el “hermano”) a la hora de su muerte, y que está incluido en Historia de la noche.
Los diez títulos estuvieron al cuidado de Héctor M. Monacci, especialista en la obra de Peyrou, que destaca tres aspectos sobresalientes de la obra del escritor. “El primero, su participación en la consolidación del género policial argentino; en segundo lugar, su papel de cuentista de costumbres y fantástico, injustamente poco mencionado y quizás escondido detrás de la primacía de su gran amigo Borges, y luego su condición de novelista de la Buenos Aires del primer peronismo y los años posteriores, gracias a la cual integra una lista selecta de escritores netamente porteños y de marcado realismo –dice Monacci–. En los tres terrenos brilla porque es un gran escritor, con dominio notable del estilo, del manejo de las tramas, de la pintura de personajes”.
El escritor y académico Antonio Requeni fue compañero de Peyrou en la redacción del diario La Prensa. “Era un hombre muy serio y reservado –cuenta–. Amigo de Borges, cenaba con él a menudo en el comedor del diario. Me tocó escribir su necrológica y hablé, junto con Borges, para despedir sus restos en la Chacarita. Fue un excelente autor de novelas policiales; La espada dormida y El estruendo de las rosas, además de tener hermosos títulos, son muy buenos ejemplos del género. Algunos cuentos de La noche repetida están para mí entre los mejores escritos en la Argentina”.
Leopoldo Kulesz, director editorial de Libros del Zorzal, conoció las narraciones de Peyrou gracias a Monacci. “Me mandó el cuento ‘El señor Alcides’ y me pareció una genialidad –revela–. Así fue que seguí leyendo a Peyrou y sobre Peyrou. Descubrí la dimensión enorme de un autor que había sido olvidado y me entusiasmé. Las épocas ya no se prestan para generar intriga a lo largo de los años. Esto, y mi ansiedad, determinaron que decidiera sacar los diez libros de las obras completas de Manuel Peyrou en marzo de este año”.
En el prólogo a los cuentos de El árbol de Judas, el único que Peyrou escribió para un libro suyo, el autor hace un repaso por la literatura de enigma, en especial de aquellas historias donde el héroe es presentado a partir de la mirada de un narrador que admira las virtudes del protagonista, sea el Auguste Dupin de Edgar Allan Poe o el Padre Brown de G. K. Chesterton. En ese texto de 1961, el autor invita a los lectores a hacer un viaje al pasado. “Si somos capaces de dar un salto hacia atrás, con animoso espíritu poético y no con exclusivo afán documental, quizá logremos volver de esa selva marchita con alguna flor temblorosa y olvidada, modelo de otra, que todavía no existe”, escribe. De modo similar, los lectores actuales pueden descubrir hoy la literatura de Manuel Peyrou.