Los archivos de Grinberg, el beatnik argentino
Miguel pasé a verte. Paso de vuelta a las 16″. Firma de Allen Ginsberg, que podía escribir mensajes tan cotidianos como este al mismo tiempo que los versos que abrieron la voz (un carácter, un sonido, el grano se diría en cine) de la contracultura de los años sesenta.
“América te lo ha dado todo y nada soy ahora. América dos dólares y veintisiete centavos. Enero 17, 1956″. Página 34 del número 1 de la revista Eco Contemporáneo, diciembre de 1961. Esta es la primera vez que el esencial poema “América” fue traducido al español y eso fue acá, Buenos Aires, y el que lo hizo se llamaba Miguel Grinberg (1937-2022). Y ese es el “Miguel” de la notita, papel de cuaderno, que Ginsberg le dejó a Grinberg en algún momento a principios de los sesenta en algún lugar del mundo que no fue este. El periodista y poeta Daniel Amiano, al cuidado del archivo de Grinberg durante casi tres años, encontró el pedacito de papel escrito a mano en uno de los libros de la biblioteca del editor de Eco Contemporáneo, por nombrarlo de una manera. También podría decirse de Grinberg que programó en el Di Tella un festival de “nuevo cine americano” (o underground) en 1965 o que fue uno de los mayores activistas contraculturales desde revistas de tirada artesanal como Rolanroc a más o menos masivas como Mutantia, o que fue el autor de un libro- testimonio del origen del rock argentino (Cómo vino la mano). Amiano cree que esa notita se la pudo haber dejado en alguna ciudad de Europa o quizás México, donde también se encontraron.
Hay una noticia buena y otra mala sobre el archivo Grinberg, parte esencial de la memoria de las conexiones subterráneas de Buenos Aires con Nueva York y San Francisco y de una historia alternativa de la Argentina. La buena es que Amiano rescató casi dos mil negativos perdidos en el departamento de Grinberg con fotografías que el también periodista y poeta sacó en su rol de protagonista y cronista de la escena de rock entre 1965 y 1979. De una foto rarísima de Moris en Plaza Roma (“La juventud a José Mazzini”, se lee en la placa al primer monumento que se le hizo al republicano italiano en el mundo) a otra donde se los ve a Spinetta y Edelmiro Molinari en Obras en el regreso de Almendra. Los dos de anteojos Rayban, apuntando con la mirada a lugares inimaginables, años luz de todo(s). Treinta de estas fotografías (la mayoría inéditas, algunas publicadas en el diario La Opinión) se verán desde mañana en Naesqui (Charlone y 14 de julio), una librería-café que postula a Villa Ortúzar como polo cultural emergente. Ahora que circularon pruebas de vida de Charly García ante la salida de su nuevo álbum, en la muestra de Grinberg vuelve aquel Charlie pecoso y flaco como una jirafa. Tan fresco e insolente, tan lleno de Vida, como se llamó de manera nítida el primer disco de Sui Generis. Entre las postales reveladoras rescatadas del polvo asoman una toma espectral de Pescado Rabioso en el viejo puerto, el testimonio del paso de Sui Generis por Teleonce y el mítico festival organizado por la JP en Argentinos Juniors para celebrar el triunfo de Cámpora. Se lo ve a Billy Bond frente al micrófono, papel en mano. No es difícil imaginar que esa lista le fue entregada por alguna de las facciones que se disputaban el escenario. El show de La Pesada fue esa tarde, al fin, el único, por obra y gracia de una tormenta eléctrica. Meteorología preventiva.
La mala noticia es que el archivo Grinberg se fue para siempre a la colección del museo Reina Sofía de Madrid en una secuencia sinfín de desmemoria. Cientos de cartas manuscritas entre el director de Eco Contemporáneo y los poetas beat norteamericanos y su colección de primeras ediciones de la mítica librería City Lights de San Francisco fundada por Lawrence Ferlinghetti, por caso. Entre ellas la de Howl (Aullido), el imborrable poema de Allen Ginsberg. Desde Madrid, entonces, será gestionado este tesoro de la cultura más o menos reciente de la Argentina. Aquel país donde los poetas beat fueron traducidos por primera vez al castellano (como se le decía antes en la escuela) para toda Iberoamérica. Joder.