Libertarios: rebeldía juvenil, antipolítica y redes, claves de un fenómeno en alza
La crisis permanente y una clase política cada vez más alejada de la sociedad impulsan el crecimiento de las ideas antiestatistas, en el mundo y en el país
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“Mi palabra. Lo prometido es deuda”, anunciaba la página web que el economista Javier Milei difundió para sortear su sueldo como diputado nacional este miércoles. Más de un millón de personas se inscribieron. Fue tendencia en redes sociales. Las icónicas escalinatas del balneario marplatense de Playa Grande fueron esta vez la sede del sorteo de 205.000 pesos que Milei repetirá cada mes.
La irrupción de espacios políticos liberales-libertarios es uno de los datos más sobresalientes de las últimas elecciones legislativas en la Argentina. Un discurso rebelde y antiestablishment que atrae a los jóvenes –sus principales protagonistas–, la defensa a ultranza del libre mercado y un fuerte rechazo al intervencionismo estatal son las principales claves de este fenómeno que tiene su correlato global. Su crecimiento es resultado de crisis profundas, y se presenta como una reacción contra un consenso que se percibe “de izquierda” o “progresista”. Las redes sociales como Twitter, Instagram, YouTube o TikTok son el terreno perfecto para amplificar su retórica.
"En la Argentina, la simplicidad del lenguaje de Milei atrajo a mucha gente identificada con este enojo hacia la política"
Con excepción del Partido Libertario estadounidense, creado en 1971 y conducido por Jo Jorgensen, la mayoría de las agrupaciones libertarias en el mundo nació con posterioridad a la crisis de 2008. La reciente crisis económica desatada por la pandemia de coronavirus, junto a las medidas restrictivas impuestas por los gobiernos para frenar su avance, potenciaron aún más su presencia. En el mundo, los libertarios son una de las tantas respuestas frente a estas convulsiones. Y también, el reflejo de la incapacidad de la política tradicional para representar intereses cada vez más complejos y diversos.
“El auge libertario está muy ligado a la crisis de la política, hoy muy divorciada de lo que les ocurre a sus propias sociedades. Es una reacción contra una política que está dañada y que ha perdido su rumbo. En la Argentina, la simplicidad del lenguaje de Milei atrajo a mucha gente identificada con este enojo hacia la política. Mientras no se fanaticen, es positiva su presencia. Es excelente que esta frustración se traduzca en votos y en representación, porque eso refleja la enfermedad de la política y al mismo tiempo la salud de la democracia”, consideró Lourdes Puente, directora de la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Más allá de las crisis de representación que sufre la política local y global, también las crisis económicas ayudan a comprender el por qué detrás del auge libertario. “Las reacciones a las crisis del capitalismo originan respuestas antisistema por derecha y por izquierda. Como ya ocurrió luego de la crisis del 30, con el fascismo y el New Deal. La crisis de 2008 primero, y después, la crisis por la pandemia de coronavirus, marcan una crisis cultural del capitalismo y su capacidad de generar bienestar. Los movimientos de extrema derecha son reacciones político-culturales a este malestar. Es una reacción menos humanista, con contenidos xenófobos y discriminatorios. La novedad es que los movimientos libertarios hoy combinan un sesgo autoritario con un fundamentalismo de libre mercado”, observó Sebastián Etchemendy, politólogo, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) e investigador del Conicet.
Además del libre mercado como principal baluarte, los partidos libertarios en la Argentina y en el mundo rechazan un establishment que incluye valores asociados a posturas de izquierda. “Los consensos mundiales se van moviendo por péndulos en la política internacional. A partir de los años 70, a nivel global la izquierda se focaliza en cuestiones culturales, como la ecología o los derechos de las minorías. Se genera una especie de ortodoxia moral cultural vinculada a estos valores de izquierda. Los libertarios reaccionan contra esto”, explicó Juan Negri, director de las carreras de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la UTDT.
“En la Argentina, el kirchnerismo tiene valores culturales asociados a la izquierda, como la igualdad de género y el matrimonio igualitario. Estamos viendo una impugnación del orden político y económico post 2001, con valores progresistas y un asistencialismo estatal estructural, en un contexto donde el modelo kirchnerista está seriamente en crisis y agotado. En la Argentina, los libertarios se focalizan en las distorsiones que genera el Estado como gestor y en su fracaso para generar un patrón de desarrollo. Están muy arraigados en la cuestión impositiva”, continuó Negri.
Pero no solo el gobierno kirchnerista y sus características vinculadas a una fuerte presencia estatal alimentan el discurso libertario. También crece de la mano del recuerdo de la experiencia de Cambiemos y el expresidente Mauricio Macri, cuyo gobierno culminó en una crisis económica a pesar de su actitud más abierta hacia los mercados.
“La mayoría de los activistas libertarios empezó a acercarse a estas ideas durante el gobierno de Macri. En lugar de quedarse contenidos adentro de esa coalición de centroderecha, para estos sectores dicha alianza les pareció muy tibia, pobre e insatisfactoria y quieren ir por más”, explicó Sergio Morresi, politólogo e investigador del Conicet especialista en derechas políticas.
El discurso liberal-libertario encuentra gran eco en las redes sociales. Con medio millón de seguidores en Twitter y más de un millón de seguidores en Instagram, cada posteo de Milei se replica en miles de cuentas. Sus transmisiones en vivo también tienen una vasta audiencia.
“Las redes son canales de difusión de mensajes políticos más bien llanos y directos. Cada usuario cura y customiza su propio elenco de opiniones a las que escucha. Se genera un efecto de cámara de eco que radicaliza y exacerba el discurso público”, afirmó Negri. De esta manera, las redes acentúan la polarización. “Tienen una lógica de generar conversaciones entre gente que piensa muy parecido. Esto amplifica la polarización y el discurso carente de datos”, consideró Etchemendy.
"Los propios dirigentes libertarios reconocen la importancia que tienen las redes sociales para difundir su mensaje"
En una línea similar, Lourdes Puente observó: “Se arman burbujas y eso acentúa a las tribus. Se relacionan entre quienes piensan igual y eso los cierra dentro de su propio círculo. Se reconocen como grupo, pero se aíslan”.
El boom que hoy se ve en Twitter y otras redes masivas existió primero en pequeños foros de internet, antecedente que resalta Morresi: “En estos foros podían decirse cosas que no se decían en público. Las redes hoy permiten una cierta sociabilidad entre los libertarios. Siempre hubo circulación de ideas, pero ahora es inmediata”.
Los propios dirigentes libertarios reconocen la importancia que tienen las redes sociales para difundir su mensaje. “Los liberales somos más fuertes en Instagram, en TikTok y en las redes sociales. En ese segmento, superé ampliamente a los otros candidatos durante mi campaña. El resto de los candidatos tuvo que invertir muchísimo en redes y yo no lo necesité. Mi Instagram es un caos. Es una cuenta genuina, no está manejada por ningún community manager. Mi primera exposición en el Congreso llegó a 3 millones de reproducciones. La tecnología ha tenido un rol muy importante para liberar a las personas. Por eso los gobiernos más socialistas e intervencionistas quieren controlarla”, explicó Javier Milei, sobre su éxito en redes sociales.
“Todo arrancó con los jóvenes y la tecnología. Los chicos usando el celular se dan cuenta de todo, por más que le pese a la vieja política”, coincidió el diputado liberal José Luis Espert, líder del partido Avanza Libertad, que también recibe miles de likes de sus seguidores en sus publicaciones en redes sociales.
Los jóvenes de entre 15 y 30 años componen el grueso del público liberal. Son sus principales votantes, activistas y consumidores de videos, memes y otros contenidos que circulan en las redes. Son uno de los sectores más insatisfechos con la política por ser uno de los más golpeados por la larga crisis económica, que ningún gobierno ha podido resolver aún. Según el Indec, en el tercer trimestre del año pasado, la desocupación fue del 18% para las mujeres jóvenes y de un 16% para los varones menores de 30 años. El promedio general se ubica en un 8,2%.
“La juventud siempre es catalizadora del cambio y de las impugnaciones al orden establecido. Los sectores juveniles son naturalmente rebeldes. Además, son los sectores a los cuales la crisis económica golpea más. La pobreza juvenil es mayor que en grupos de más edad. La pandemia los afectó mucho más y son quienes más miran al futuro. Milei y otros referentes libertarios fueron muy hábiles en usar un lenguaje muy directo para llegar a ellos. Es una herramienta populista que conecta muy bien con el uso de redes sociales”, explicó Negri.
En ese sentido, Lourdes Puente señaló: “Genera atractivo en los jóvenes por su capacidad de expresar enojo. La juventud siente que le está yendo peor que a sus padres y están muy insatisfechos con la política. Había una necesidad de señalar un cansancio, un hartazgo con la clase política y Milei lo expresó. Su postura contra la política atrae a los jóvenes. Su persona, su estilo, su grito, su forma de decir ‘Basta’. Es una expresión de bronca contra una política que no resuelve los problemas del país”.
La rebeldía es entonces un elemento central para entender por qué el discurso liberal seduce a las nuevas generaciones. “Impacta más en los jóvenes porque es retóricamente rebelde. Pero en los hechos y en la realidad es un discurso bastante del lado del poder”, consideró Etchemendy.
Para Morresi, otra característica que atrae a los jóvenes es el rechazo al movimiento feminista actual. “El antifeminismo y el combate contra la ideología de género ocupan un lugar central en estos grupos. Es un espacio muy masculinizado. Aunque cada vez se vuelve más relevante la presencia de mujeres”, observó.
“La ideología no es apenas rebeldía, aunque la incluya. No es antisistema, sino anti los líderes que están. Las ideas están presentes desde los 60 y 70 con Ayn Rand y la Escuela Austríaca, a quienes consideran sus padres intelectuales”, continuó Morresi.
La interacción con sectores conservadores o de derecha es otro rasgo central de la ideología libertaria. La bandera de Gadsden, amarilla y con la serpiente cascabel, es un símbolo que comparten los libertarios argentinos y los seguidores de Donald Trump. “Los populismos de derecha interactúan de manera fluida con los conservadores y otros sectores a pesar de ser diferentes. Y hay una idea del ‘pánico rojo’: todos son socialistas, de Larreta al FIT. Solo hay diferencias de grado”, dijo Morresi.
¿Qué esperan los propios liberales y libertarios de su futuro inmediato y cómo se autodefinen ideológicamente sus principales referentes?
“Soy un liberal clásico. El fracaso argentino, que se ha profundizado con Alberto Fernández y con Macri, hace que nos presten atención –señaló José Luis Espert–. El mensaje que hemos dado es muy claro, es sentido común. Tenemos un Estado enorme y unos 8 millones de trabajadores privados en blanco que destinan 6 meses de su trabajo solo para pagar impuestos. Los liberales en la Argentina somos rebeldes porque nos oponemos a un sistema que nos transforma en una gran villa miseria. El Congreso va a ser una vidriera para darle más impulso al liberalismo. Seguiremos demostrando que somos muy diferentes al resto de la corporación política”. Sus principales ideas son reducir drásticamente el tamaño del Estado para bajar impuestos y eliminar el déficit, reformar las leyes laborales y bajar la edad de imputabilidad, entre otras.
“Me defino como un liberal-libertario, de corto plazo minarquista. Filosóficamente soy anarcocapitalista –afirmó Milei–. La evolución tecnológica va a permitir prescindir en el futuro del aparato represivo del Estado para asegurar los servicios de seguridad y justicia”.
Para Milei, su buena performance electoral se debe a cuatro factores: el hecho de que el statu quo actual sea “de izquierda”, la fuerte presencia de jóvenes “aún no expuestos por completo a la educación pública”, las redes sociales como forma de cuestionar los dichos de los políticos, y la pandemia de coronavirus, que “llevó a los gobiernos a impulsar sistemas de cuarentenas cavernícolas que violentaban la libertad”.
“Hasta hace diez años ser liberal en la Argentina era mala palabra. Hoy los jóvenes se sienten orgullosos de serlo. Las ideas de la libertad van a crecer tanto que van a volver al poder”, concluyó Milei.