Leopoldo Brizuela, el gran archivo de una vida
A modo de homenaje, preparan una biografía experimental del escritor platense, que en estos días hubiera cumplido sesenta años
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El jueves pasado Leopoldo Brizuela (La Plata, 1963) hubiera cumplido sesenta años. El 14 de mayo de 2019 había fallecido uno de los escritores argentinos más elogiados de su generación –por la calidad de la escritura, por lo ambicioso de su proyecto literario, por el pensamiento ético que recorre su obra– y también uno de los gestores culturales más clarividentes y entusiastas. Antes del renovado interés en la escritura de mujeres en la Argentina, él había defendido la lectura de obras de autoras desplazadas del canon, de Sara Gallardo a Elvia Orphée, y de Libertad Demitrópulos a Griselda Gambaro (por mencionar solo a las locales). En 2000 presentó una antología de relatos de temática gay: Historia de un deseo. El erotismo homosexual en 28 relatos argentinos contemporáneos; en su único libro de cuentos, Los que llegamos más lejos, abordó el genocidio de los indígenas con estupor y melancolía, y en 2016, por invitación del entonces director de la Biblioteca Nacional, el escritor Alberto Manguel, salió al rescate de archivos personales de escritores e intelectuales argentinos con el objetivo de preservarlos y, a la vez, acrecentar el acervo de la institución.
Desde el inicio de su carrera fue un autor reconocido. Su primera novela, Tejiendo agua, ganó el Primer Premio Fortabat en 1985; Inglaterra. Una fábula, el Premio Clarín de Novela en 1999, y Una misma noche, el thriller sociopolítico donde “hace justicia” con la figura del padre y los sentimientos de culpa y vergüenza asociados al terrorismo de Estado, el Premio Alfaguara 2012. Con Lisboa. Un melodrama, de 2010, que cuenta la historia de un cónsul que vende visados para los que huyen del nazismo, y su última novela, Ensenada. Una memoria, de 2018, pudo cerrar una trilogía de formas genéricas apropiadas y trastornadas por la literatura y la historia: fábula, melodrama y memoria. “Mis novelas siempre están un poco en los arrabales de los acontecimientos históricos”, dijo a este diario en 2018.
Guido Herzovich, investigador de la Universidad de Buenos Aires y coeditor de la revista El Ansia, que dirige el escritor José María Brindisi, había comenzado a preparar un dossier de la revista dedicado a Brizuela en febrero de 2019, sin saber que el escritor estaba enfermo de leucemia. “Llegamos a encontrarnos una vez, en un Starbucks desangelado frente a su trabajo en la Biblioteca Nacional, y durante dos o tres meses intentamos planear una visita a La Plata y a Ensenada que no se dio –dice–. En ese tiempo cruzamos muchos correos y mensajes de audio. Nos mandó los últimos, en un espíritu de despedida y de balance, un día y medio antes de morir”.
Por ese motivo, el material (que incluye entrevistas al escritor, ensayos sobre su obra, imágenes e inéditos) dio lugar a un homenaje póstumo. “La crónica de un año con él, porque ese el concepto de la revista, debía convertirse en una semblanza sobre su vida. Para eso hablamos con Ariel Sánchez, que fue su pareja durante casi diez años, y con otros amigos y amigas que conservaban recuerdos, textos o fotos. Fue muy intenso hablar con toda esa gente que lo había querido a pocos meses de su muerte. Descubrimos que Brizuela había sido un gran personaje, un tipo querido y querible y a la vez solitario y temperamental, con una historia personal y familiar muy singular”. En Una misma noche, el narrador sostiene que para contar una historia es preciso ser o haber sido una víctima.
El archivo del “cazador de archivos” se encuentra en la casa de Tolosa donde vivió con su madre (que falleció en 2017 y a quien rinde tributo en Ensenada), su pareja y sus perros. “En los últimos meses de vida se dedicó a ordenar y clasificar sus papeles –cuenta Herzovich–. Dejó carpetas, biblioratos y cajas con varias décadas de manuscritos, diarios íntimos, cuadernos de trabajo y de memoria, correspondencia, fotos. Pasé diez días en su casa, sacando fotos de todo, recorriendo el barrio y conversando con su pareja en largas sobremesas donde hablamos de Leopoldo y también del duelo”.
En el número 6 de El Ansia, se publicó además el ensayo “El derecho de leer a las mujeres”, junto con colaboraciones de la cantante Lidia Borda, que se refiere a la voz y a la sensibilidad musical del escritor (le encantaba cantar tangos, fados y canciones folklóricas); de Claudia Piñeiro, Gabriel Yeannoteguy, Fernando Form, Gustavo Pfeifer y el artista platense Rafael Landea.
Actualmente, Herzovich trabaja en un libro sobre el escritor. “Ahora que hice casi cien entrevistas y leí una parte considerable de todas las páginas que Brizuela escribió en su vida, incluso las que no publicó, estoy escribiendo un libro que intenta devolver a la vida el archivo de una vida: un libro-archivo o libro-crónica, una suerte de biografía experimental repleta de historias que estoy reconstruyendo a partir de múltiples voces”. Si bien Brizuela recreó su ciudad natal en cuentos y novelas (de manera lúgubre, radiante, enigmática), en La Plata no se organizó hasta ahora ningún homenaje.