Lecturas: Baricco regresa a sus obsesiones con un western metafísico
En la novela Abel, el celebrado autor italiano vuelve a sus temas de siempre valiéndose de la literatura de género, en un libro en el que lo mitos del Lejano Oeste se confunden con los de los textos sagrados
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A veces la escritura tiene una música propia; otras, despliega una historia capaz de explicar la opacidad de la existencia. Más excepcional es que consiga el prodigio de aunar las dos cosas, como ocurre con la obra del escritor italiano Alessandro Baricco (Turín, 1958), quien con la novela Abel regresa luego de ocho años al género que, con Seda, lo consagró como uno de los autores contemporáneos ineludibles.
En esta nueva obra, Abel Crow es un sheriff de 27 años, tenido como un pistolero temible que, un día, decide dejar de disparar. Claro que, en las novelas del italiano, hablar del argumento no dice mucho, porque lo que en verdad cautiva es la búsqueda existencial que supone el recorrido que ofrece el texto, más aún en este caso, que lleva a adentrarse en los aspectos más profundos de la naturaleza humana.
Al final de una tierra de nadie que se parece al Lejano Oeste, y al mismo tiempo, a los desiertos del antiguo testamento, Crow habita “en los límites del mundo conocido: tan lejos de todo que nosotros lo éramos todo, y nuestra nada, la única noticia”. Con una voz tan desnuda como lírica, el personaje narra su vida en veintisiete episodios fragmentarios y desordenados. Las anécdotas van y vienen, algunos momentos se repiten, de tal modo que la línea de tiempo se convierte en un árbol lleno de ramas, con una copa capaz de alcanzar el universo entero.
El tono de la narración es exacto en su búsqueda de trazar la leyenda: el hombre que se hace a sí mismo, a veces dentro de la ley y otras violentándola, pero siempre con dilemas que lo llevan más allá de la aspereza que lo circunda. En su crecimiento son esenciales los vínculos, por empezar con sus hermanos –todos con nombres bíblicos–; la madre salvaje que los abandona; la sabiduría ancestral de la bruja, la novia Hallelujah, una mujer libre e indomable que parece conocerlo mejor que él mismo, y finalmente su maestro, quizás la figura más importante en su camino, ya que es el encargado de transmitirle las enseñanzas sobre el oficio de disparar, personaje que además lo lleva a reflexionar sobre la experiencia que conforma una vida. Tanto, que Abel invierte el resto de la suya en la búsqueda de un dibujo total del que es parte y que llama “destino”.
Algo trascendental en la escritura de Baricco parece haber ido puliéndose a lo largo del tiempo hasta alcanzar una forma más nítida. Aquello ya estaba en la exitosa Seda, su longseller ininterrumpido desde su salida, en 1996, libro en el que narra la historia de un comerciante de seda del siglo XIX que se enamora de una mujer oriental; reaparece con un peso más épico en Océano Mar, novela que narra el naufragio de una fragata y la lucha de 147 hombres por sobrevivir en una balsa; y que ahora renueva su fuerza en la búsqueda personal y filosófica que emprende Abel, quien aspira a un sentido, en contraposición a la rudeza de su entorno.
Los intereses del autor italiano van más allá: Baricco es un intelectual que hace de la palabra un arte multiforme. Además de novelas, ha escrito ensayos sobre temas variados, en especial sobre las implicancias de la tecnología en el mundo y la cultura contemporánea, desde Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación hasta Next. Sobre la globalización y el mundo que viene. Por otra parte, resulta un gran divulgador de lecturas. En Una cierta idea de mundo trazó un compendio con los cincuenta libros de la década que más le gustaron, en el que da cuenta de la rareza del mundo que lo rodea en un tono que apela a la intimidad con el lector.
Podría decirse que el escritor italiano tiene el don de la comunicación. El año pasado lanzó un podcast, “Wild Baricco”, luego de recibir el segundo trasplante de médula ósea en medio de un tratamiento de la leucemia que padecía. En línea con esto, resultó inolvidable el espectáculo que protagonizó hace dos años en el Teatro Colón, llamado Lecturas sobre el tiempo y el amor, en el que desplegó un relato conmovedor basado en la premisa de que el amor es lo único capaz de curar la herida del tiempo.
En esta ocasión, Baricco encuentra en la vida de Abel un modo nuevo de cruzar tiempo y destino, una obsesión que lo acompaña a lo largo de su obra. Sin ir más lejos, en su anterior novela, La esposa joven, explora esa intersección a través de una historia que, con mucho de fábula, narra la vida de una mujer que viaja desde la Argentina hasta Italia para casarse; ocurre que su prometido se ausenta y entonces ella lo espera mientras ama a varios hombres, en un intento de suspender el paso del tiempo y la muerte. También la aborda, aunque de modo más fragmentario, en Tres veces al amanecer, libro en el que narra varios encuentros en el vestíbulo de un hotel entre un hombre y una mujer, que cruzan sus destinos en tres momentos distintos de sus vidas.
Abel pone de manifiesto, una vez más, la versatilidad de Baricco. El libro propone una suerte de western metafísico, como le gusta decir al autor. El escritor italiano hace uso del género para desplegar, a lo largo de la novela, el misterio de una vida consagrada al oficio más violento; lo erótico y la muerte; el tiempo y la multiplicidad; la ironía y la poesía; el miedo y el amor. Así, en un encuentro de opuestos crea algo nuevo, una visión que late en el lenguaje como algo recién descubierto. Con cada disparo certero de su personaje, Baricco deja en claro las maneras en que la escritura puede establecer los contornos del arte.
Abel
Alessandro Baricco
Anagrama
Trad.: Xavier González Rovira
170 páginas $ 24.900
La Esposa joven
Alessandro Baricco
Anagrama
200 páginas