Lecturas. Antonio Di Benedetto: retrato del artista como periodista
A la espera del centenario del nacimiento del autor de Zama, que se cumple en noviembre, una nueva compilación de artículos echa luz sobre su hasta ahora desconocida actividad de prensa en el exilio español; un libro necesario y revelador
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En Teoría del ascensor, Sergio Chejfec cuenta cómo cierto día de 1985, en la pizzería El Cuartito, le pareció reconocer en el hombre que contaba pulcramente los billetes para pagar a Antonio Di Benedetto, un autor por el que sentía, por su escritura “exiliada de la noción habitual de belleza”, una suerte de “intensa y laica veneración”. Chejfec lo esperó en la vereda y se presentó como lector. A pesar de la cortesía de las respuestas, el creador de Zama parecía, sin embargo, refractario a los halagos. Estaba, recuerda Chejfec, completamente arrepentido de haber vuelto a la Argentina, de haber abandonado “algo perfecto en España” a cambio de simples promesas de trabajo. La respuesta de Di Benedetto fue triste y terminal: “Usted es joven, y por eso puede parecerle que lo mío esta bien. Pero no es así. Estoy entregado a la nada”.
La desilusión por el retorno al país natal era –no hay testimonio de los que se lo cruzaron en esos años que no lo confirme– una constante en Di Benedetto (1922-1986). Había vuelto en 1984, bastante antes de cualquier Juicio a las Juntas, y aquella queja que había expresado en un artículo en el diario español El País (la de pertenecer a una “cuarta categoría” de desaparecidos, los que no fueron asesinados, sino sacrificados a vivir fuera de su tierra) se confirmó en una democracia demasiado reciente. En palabras de Daniel Moyano, colega de exilio: emprendió el regreso en busca “de un desenlace más o menos decoroso. Y allá se encontró con su destino de desaparecido con efecto retardado”.
"A cien años de su nacimiento, que se cumplen el próximo 2 de noviembre, la obra de Di Benedetto sigue sumando adeptos"
Como subraya Liliana Reales en el prólogo a Escritos periodísticos, la compilación de sus trabajos de cuatro décadas como hombre de prensa publicada en 2016, el exilio de Di Benedetto fue consumado “como exterminio, como expropiación absoluta”. El escritor, siempre reticente a salir de su Mendoza natal, fue secuestrado a horas del golpe de 1976 en las oficinas del Los Andes, el diario en que era virtual director, y su vida, cortada de cuajo: estuvo detenido un año y medio, incluyendo, entre tantas vejaciones, simulacros de fusilamiento. En su retorno de 1984, recaló en Buenos Aires, una ciudad ajena, con la estampa que todavía perdura: la cabellera y barba canosas, la boina. Como si fuera otro, distinto de aquel que, de saco y corbata, sabía cumplir un papel profesional, pero también social y protocolar.
No es necesario recordar la originalidad de la obra narrativa de Di Benedetto a cien años de su nacimiento, que se cumplen el próximo 2 de noviembre. Pero, como contrapunto, se puede citar lo que Juan José Saer decía en relación a El silenciero: que “la vida impuesta, o el peso inhumano de lo exterior”, el ruido “que introduce en el mundo el accidente, la asimetría, el sufrimiento” son también los atributos de “ese estilo que parece surgido de la nada”.
Escritos del exilio. Textos desde Madrid 1978-1983, compilación de Reales y Mauro Caponi, es un acontecimiento inesperado porque rescata el trabajo periodístico de Di Benedetto en España y echa –por contraste– una luz inédita sobre la melancolía que implicó esa vuelta dañada. El nuevo tomo se lee como la parte oculta del témpano de Escritos periodísticos, que buscaba reivindicar la centralidad del periodismo, que era para el narrador “su mirador, su puerta al mundo y su perseverancia”.
"Di Benedetto no escribe pensando –como comenzarían a hacer algunos autores en generaciones siguientes, a caballo del nuevo periodismo– con la mira apuntando a la conformación de un libro futuro"
De esa perseverancia –que no es la de un simple redactor, como argumenta Reales, dado su papel como ejecutivo dinámico y renovador del lenguaje periodístico– se destacaban en aquel primer volumen desde la cobertura de un terremoto y las elecciones chilenas de 1964 hasta su tarea como cronista literario y cinematográfico, con Festival de Cannes y Oscar incluidos.
Di Benedetto no escribe pensando –como comenzarían a hacer algunos autores en generaciones siguientes, a caballo del nuevo periodismo– con la mira apuntando a la conformación de un libro futuro. Aunque son también una cantera para pulir su prosa –hecha de frases sintéticas, cortes abruptos–, sus notas llevan la carga de las urgencias de cierre. Es, podría decirse, gran periodismo clásico, aunque el tono y la mirada sean de otro orden.
"La edición reúne los artículos que Di Benedetto publicaba en Consulta semanal, una revista médica en la que fue presidente del Consejo de Redacción"
En su cuento “Sensini”, Roberto Bolaño (dice la leyenda) se habría inspirado en Di Benedetto para construir a ese personaje que vive de enviar cuentos a modestos premios de provincias. Escritos del exilio, entre otras cosas, desbarata uno de los mitos de autor que lo rodean y confirma que el periodismo persistía como vocación, además de medio de subsistencia. También prueba aquello que le dijo a Chejfec: que algo había dejado en España. La edición reúne los artículos que Di Benedetto publicaba en Consulta semanal, una revista médica en la que fue presidente del Consejo de Redacción. Tenía a cargo una página cultural, donde llegó a escribir más de uno por número, haciendo participar del juego (vieja treta periodística en esas condiciones solitarias) a varios seudónimos. De ese modo, como cronista anónimo, casi de cámara, para lectores difusos, Di Benedetto continuó sacándoles punta, de manera sintética y zumbona, a sus reflejos para medir la actualidad cultural. Lo que hace tiempo hubiera podido leerse como distancia y soliloquio, se aprecia hoy –es un milagro diferido del buen periodismo– como conversación íntima con sus interlocutores futuros, nosotros. ¿De qué hablan Di Benedetto o sus seudónimos en estas notas? Hay reseñas de libros (por ejemplo, de Crónica de una muerte anunciada), de puestas de teatro, de muestras de artistas (del Paul Klee a Dalí) y, de nuevo, mucho cine. Su objeto puede ser Fassbinder, pero también ET o Poltergeist. Sobre Passion, de Godard, su alias Ben Simple sostiene en 1983 lo que alguien podría haber dicho en las recientes necrológicas sobre el reconocido pope de vanguardia: “Famoso en décadas anteriores, Godard ha cedido al estilo, que se ha vuelto común al cine y el teatro, de contar una historia sin mayor preocupación de que resulte inteligible al espectador común”.
Un párrafo aparte merece “Borges íntimo”, un encuentro con JLB meses después del Premio Cervantes, que con delicadeza Di Benedetto no firma. Los compiladores descubren, en un juego de duplicaciones borgeanas, que es él el entrevistador porque en la foto aparece reflejado en el espejo. Es una muestra de su estilo indirecto: todo consiste en un sutil interrogatorio con aire distraído a María Kodama sobre los hábitos cotidianos del escritor.
Escritos del exilio. Textos desde Madrid 1978-1983 es uno de esos libros que bien podrían no haber existido, pero, víctimas de la espera, una vez puestos en circulación tienen algo de justo e imprescindible.
El 21 y 22 de octubre se realizarán en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525) jornadas en homenaje a Antonio Di Benedetto por su centenario. Más información y el programa completo: https://www.adrianahidalgo.com/jornadas-di-benedetto/
Escritos del exilio. Textos desde Madrid 1978-1983
Por Antonio Di Benedetto
A. Hache
582 páginas, $ 6500
Escritos periodísticos
Por Antonio Di Benedetto
Adriana Hidalgo, 394 páginas