Lecturas: Animales. ¿Dónde empieza y termina lo humano?
En Devenir animal, el ecologista David Abram busca sumirse en la naturaleza para experimentar la vida desde otra perspectiva, mientras que nuevos libros proponen entender con cercanía a cerdos y búhos
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El límite entre lo animal y lo humano se presenta para muchos pensadores actuales cada vez menos evidente, más inestable. La relación con el suelo, las voces de la montaña, el sonido de un búho, una cucaracha, incluso el silencio, proponen experiencias que, inesperadamente, pueden tener implicancias filosóficas. Ayudan a despojarse de las categorías convencionales y ver una continuidad entre la humanidad y el resto de las especies. ¿Dónde empieza y dónde termina lo humano?
Suena poético, y lo es. Al menos los trece ensayos personales que David Abram (1957, Nassau, Nueva York) reunió en Devenir animal, uno de los libros recientes que abordan el tema, confirman la dimensión transformadora de esa idea. Entre los cuerpos y la tierra viva –así con minúscula, sin grandilocuencia–, el filósofo y ecologista cultural estadounidense encuentra un habla distinta; un lenguaje que permite abrir los sentidos en toda su extrañeza. Abram recorre la naturaleza que lo rodea en las faldas de las Montañas Rocallosas del sur de Estados Unidos, donde vive con sus dos hijos, y explora desde el pensamiento y los sentidos una relación distinta, más profunda y placentera, con la vegetación, el canto de los pájaros, el viento.
"Mirar de cerca es, al parecer, la clave para pensar lo animal en relación con lo humano"
Como si cada uno de los textos planteara una historia para refundar el mundo, Abram se mueve a través de los elementos para revelar lo viviente, la sombra, la mente, lo real en su maravilla. “Estamos nosotros y los demás animales, al igual que los líquenes y las rocas talladas por el río, todos implicados en este mundo íntimo extrañamente infinito”, escribe.
En “Prestidigitación (Magia I)” y “Metamorfosis (Magia II)” recupera una experiencia de juventud, cuando estuvo a los veinte años en el Himalaya y conoció a Sonam, un sanador especialmente poderoso que en medio de una caminata, ante sus ojos, se convirtió en cuervo y luego nuevamente en hombre. “Giró la cabeza de un lado a otro, luego abrió la boca y graznó –una serie perfecta de graznidos de cuervo–, entonces se volvió y me guió por el camino cuesta abajo, en el anochecer azul de las montañas”. La frase tiene ecos de lo planteado por Gilles Deleuze y Félix Guattari en Mil mesetas sobre los cuerpos que no aceptan las reglas que se les imponen y albergan la potencia de devenir otro.
Abram habla de algunos animales en su entorno, los escucha, pero no se detiene en ellos. Tal vez no sea necesario. No es en todo caso el primero que apela a los sentidos para llegar a una idea sobre qué representa esa forma de existencia. La argentina Hebe Uhart (1936-2018), por poner un ejemplo, tuvo también una suerte de oído absoluto para comprender lo que la rodeaba. Después de escribir cuentos, viajar incansablemente y observar criaturas que la intrigaban, escribió las crónicas de Animales. Una perra rolinga, los monos inconscientes de su poder, las suricatas que perciben con todo el cuerpo. Uhart tenía la irreverencia de observar sin filtros, ni etiquetas, y por eso, descubrió que la humanidad no es la única capaz de lenguaje: sus animales le hablan con una sabiduría desopilante.
Mirar de cerca es, al parecer, la clave para pensar lo animal en relación con lo humano. Otras dos novedades, libros que forman parte de una colección temática bellamente ilustrada (“Naturalezas”, publicada por Adriana Hidalgo), tienen un acercamiento más amplio y tradicional. En Cerdos, el científico y filósofo Thomas Macho (Viena, 1952) busca acercarse a estos mamíferos desde la historia y la literatura. El especialista sostiene que son tan inteligentes como los delfines y capaces de demostrar ternura. Entre otras anécdotas, cuenta cómo un criador de cerdos japonés, Kaminura, se mudó con su mujer y los cerdos al campo, donde les toca canciones en su guitarra, les lee el diario porque ellos conocen su voz desde que nacieron y duerme la siesta con un lechón en su barriga. “En algunas fotos hasta parece que los cerdos se están riendo”, consigna el autor. Ese ejemplo contrasta con un descubrimiento inquietante: mientras en las artes el cerdo ha sido objeto de una visibilidad extraordinaria –con metamorfosis, pinturas, esculturas, refranes, alegorías–, en la cotidianidad es objeto de una ceguera persistente frente a la crueldad de la crianza y los mataderos. “¿A qué reglas de intercambio estamos sometidos?”, se dice Macho. La pregunta produce un ruido furibundo, imposible de acallar.
La investigación de Búhos, del zoólogo Desmond Morris (Londres, 1928) se dedica, en cambio, a tratar de entender un animal muy distinto. El también etólogo y pintor destaca la contradicción con que se vio históricamente a esta misteriosa ave nocturna. Para algunos es amigable y sabia; para otros, hechicera, mensajera de calamidades. El búho capta en todo caso la atención gracias a algunas apariencias fácilmente asimilables a lo humano. Ojos grandes y penetrantes, aparente capacidad de razonar. El búho fue emblema para escudos múltiples, objeto de mito y de veneración, y también de acoso por parte de otras aves.
El origen del libro de Morris tiene raíces en su infancia. Mientras estaba internado en un colegio se encontró con un búho que agonizaba y se vio en la disyuntiva de dejarlo sufrir o matarlo. Se miraron y sintió una empatía tan fuerte por el animal que nunca más pudo quitarse la culpa por la decisión que tomó. El ave lo conmovió con toda su “humanidad”. Como cualquiera que tenga una mascota sabe, basta mirar con atención un animal para notar que pueden decir mucho más de lo imaginado.
Un punto de partida en común para relacionarse con ellos desde otra perspectiva –como plantea Abram en su libro– es aceptar que, moldeada en el contacto con el medio como el resto de las especies, parte de un todo orgánico y vital, la humana también es una especie animal.
Devenir animal
Por David Abram
Sigilo. Trad.: Virginia Higa
383 páginas, $ 1600
Búhos
Por Desmond Morris
Adriana Hidalgo. Trad.: Mariano García
200 páginas, $ 3980