Lecturas: América Latina, una región cambiante bajo dos lupas sagaces
El intelectual Carlos Altamirano analiza las discusiones sobre la identidad latinoamericana y Martín Caparrós explora en las ciudades quiénes somos hoy
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¿Qué es América Latina? O, más acá: ¿qué es eso que somos? La pregunta recurre y las respuestas se atropellan como olitas cuando el viento sopla cambiante. Olitas, olas, frentes de tormenta y también salpicaduras.
Dos buenas olas, frescas aunque no tan nuevas, amorosas y energizantes, vienen llegando en forma de libros para seguir contestando el interrogante.
El primero es obra de Carlos Altamirano, académico que no le escapa a la política. Uno de los editores de la legendaria Punto de Vista, premios y becas, nombre internacional, con títulos ineludibles como Peronismo y cultura de izquierda. En La invención de Nuestra América. Obsesiones, narrativas y debates sobre la identidad de América Latina, recopila ensayos recientes que tienen la profundidad de años de reflexión.
El propio autor define el libro, cardinalmente, como una exploración en “una vasta literatura de tesis y relatos: mitos de origen y de los ancestros, teorías sobre fallas constitutivas de la sociedad latinoamericana o utopías sobre su porvenir”. La disciplina base es la historia intelectual y un autor modelo es Robert Darnton.
El volumen, breve y compacto, abre con una pregunta por la identidad. Que se transmuta en respuesta: “En resumen, la cuestión de la propia identidad colectiva de ‘nuestra América’ ha sido la tarea por excelencia de lo que Alfonso Reyes llamó ‘inteligencia latinoamericana’”. Latinoamericanos seríamos los que nos preguntamos qué es serlo. Asunto, entonces, que podría constituirse en “el eje para una historia intelectual de América Latina”.
El segundo artículo es la disputa por la denominación: cómo nos llaman o nos llamamos. Del panlatinismo al hispanismo, al indianismo, a la cuestión del “subdesarrollo” y la desigualdad entre las dos Américas, al norte y al sur del río Bravo. Altamirano historiza pero también se sitúa al decidir el título del libro.
La cuestión del criollismo como fundante de la identidad, la relación contrastiva con la “universalidad” europea, la “originalidad” como destino o tarea son otros grandes debates recorridos. El profesor completa las lecciones con un último capítulo sobre la propia noción de “identidad”.
Para retomar la metáfora acuosa: la segunda ola es Ñamérica, de Martín Caparrós, que por años fue el coautor, con Eduardo Anguita, de La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina, pero que más recientemente se convirtió en el autor de El hambre: dos hitos entre la historia y el periodismo que ilustran variaciones y constantes en una obra que supera la treintena de libros, incluyendo novelas, y que acumula premios.
Ñamérica es un libro profuso, caudaloso; por momentos, hipnótico. Rara cualidad en la era del capitalismo de la distracción: uno se sumerge y se pasa la hora. O, metáfora terrena: como si se recorriera el propio espacio regional inabarcable, después de 40 páginas se sigue lejos del final del camino (tiene casi setecientas páginas). Siempre estamos in mezzo del paraíso, del purgatorio y del infierno.
A cincuenta años de la publicación de Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, Caparrós se resuelve, pareciera, a corregirlo. Actualizarlo y reescribirlo también podría decirse, pero es más que eso porque hay un énfasis en señalar cuánto de lo escrito por Galeano ya no aplica. En lo que coincidiría el propio Galeano, que por décadas trató de alejarse de su libro más mentado. Y sin embargo, cada tanto se encuentran palabras como “rapiña” al hablar de los recursos naturales.
Caparrós toma medidas drásticas sobre las dos Américas de América Latina. Mientras Altamirano se preocupa por ir a consultar en la biblioteca brasileña cómo siguen por allí las discusiones, Caparrós recorta. Brasil queda fuera porque es “un gigante”: un salto de escala que afectaría todas las métricas. Sin duda, de incluirlo hubiera tenido que escribir dos volúmenes.
De esa decisión sale el nombre, el título: de reivindicar una letra (que no un fonema) exclusiva del castellano, español, idioma nacional.
Otra resolución importante es centrarse en las ciudades, donde se concentra la población. Aunque, de tanto en tanto, se hace una escapadita al campo, como al hablar de la producción de bananas. Ese clásico de la literatura, los eslóganes, la tragedia y los chistes. Sobrevuela Gabriel García Márquez.
Pero lo principal son las ciudades: México, El Alto, Bogotá, Caracas, La Habana, Buenos Aires, Miami (“la ciudad capital”, dicho con ironía), Managua. Caparrós camina, conversa, pregunta, es visto. Domina la crónica pero también hay ensayo. Caparrós da cifras, ideas, discute con posiciones que considera dominantes. Por ejemplo, con un supuesto esencialismo indianista, frente al que reivindica la mezcla. ¿Una vuelta crítica al “crisol de razas”?
“A menudo parece que ser latinoamericano es un deber ser que no termina de ser: defrauda, no sucede”, dice Caparrós como un punto de partida. De la cuestión de la identidad ya hablamos. De la decepción, vale retomar al crítico norteamericano John Beverley, que en 2019 publicó The Failure of Latin America: el fracaso de América Latina. Algo tenía que ver el repliegue de la “ola rosa” (pink tide) de los gobiernos progresistas, que ahora en parte parecen volver.
Más en general, parece ser la otra gran pregunta, el otro supuesto clave que surge muchas veces cuando se habla de la región. Por qué el fracaso (en la integración, el desarrollo, la prosperidad) es dar por hecho el fracaso.
O quizás es clima de época. En 2010, otro erudito, Oscar Guardiola Rivera, de la Universidad de Londres, había escrito What if Latin America ruled the World? How the South will Take the North Through the 21st century: “¿Y si América Latina dominara el mundo? Cómo el Sur va a llevar al Norte en el siglo XXI”. Una década parece un lapso demasiado corto para dos conclusiones tan antagónicas.
En un tiempo más, digamos cincuenta años, los discípulos de Altamirano escribirán sobre estos debates. Por ahora los damos. Eso es Ñamérica: como el espejo de Stendhal, también un espejo literario. Caminante y provocador, el libro de Caparrós es no tanto una ola como una máquina para agitar un poquito las aguas.
La invención de Nuestra América
Por Carlos Altamirano
Siglo XXI
218 págs. / $ 1600
Ñamérica
Por Martín Caparrós
Random House
674 págs. / $ 2199