Las restauraciones democráticas de la Argentina
La publicación de Dos Garbo, el libro de la pianista, performer y escritora Margarita Fernández sobre Greta Garbo me hizo descubrir el mediometraje experimental La pieza de Franz (1973), dirigido por Alberto Fischerman (1937-1995), al que también se le deben The Players vs. Ángeles caídos y el episodio “Los pocillos”, de Las sorpresas.
La pieza de Franz tiene un cuarteto autoral: Fischerman, Margarita Fernández, Jacobo Romano y el gran pianista argentino Jorge Zulueta, que integraban el Grupo de Acción Instrumental (GAI), movimiento vanguardista de la década de 1970. A todos ellos se los ve en la pantalla, también a Ana María Stekelman, que baila. Hay una mala copia en YouTube. La película era la versión fílmica, con modificaciones y agregados, de una performance que habían realizado en el teatro Coliseo, Autodeterminemos nuestras hipotecas, en 1973. Uno de los trabajos más ricos sobre este hecho artístico es el artículo “Un collage poético político. Reflexiones sobre La pieza de Franz, de Alberto Fischerman”, de Paula Wolkowicz.
Durante los cuarenta minutos de la proyección se escucha la monumental Sonata en Si bemol menor de Franz Liszt, interpretada por Zulueta. Por sus novedades y propuestas esa obra tiene el carácter de una revolución musical. Fue compuesta entre 1852 y 1853, cuando todavía no se habían calmado los sacudones violentos de 1848. En esa coincidencia de transformaciones políticas y musicales se apoyaron los jóvenes del GAI para poner en relación la Sonata de Liszt con la restauración de la democracia en la Argentina en 1973, tras la dictadura militar iniciada por Onganía en 1966. En las elecciones presidenciales sin proscripciones de partidos triunfó la fórmula peronista Héctor J. Campora-Vicente Solano Lima.
La pieza de Franz sufre mutaciones continuas de interpretación porque la historia argentina vive en metamorfosis. Así como las revoluciones son cajas de Pandora de las que surgen hechos imprevistos por sus impulsores y teóricos, la Sonata de Liszt es una cornucopia de la que se desprenden mundos musicales muy distintos. Zulueta aprovecha, por ejemplo, una coincidencia tonal entre “la pieza de Franz” y otras de distintos compositores para insertar en aquella collages de Vivaldi, Debussy, Chopin, Beethoven, Brahms, Schönberg, Ravel, Satie, Cage, Berg, Mussorgsky y Cowell: las revoluciones nacen de la tradición.
En la película de Fischerman, hay secuencias documentales de la noche en que se celebró el triunfo de la fórmula Héctor J. Cámpora-Vicente Solano Lima en 1973. Hay carteles con fotos de Perón; se escuchan consignas de la época; se oye vivar a los montoneros; aparecen reproducidas citas de Karl Marx, Ludwig Feuerbach, Richard Wagner, Liszt. Esa noche, preludio de tragedias, se hablaba de la “restauración democrática”. En sentido estricto, lo era. En esos comicios no había habido proscriptos. Los hechos posteriores (la renuncia de Cámpora y Solano Lima, el llamado a elecciones que coronarían la fórmula Perón-Perón, la muerte del general, el ascenso a la presidencia de su viuda) convertirían esa victoria en el primer paso hacia la dictadura militar de 1976-1983.
Hoy, si alguien se refiere a la “restauración democrática”, tiene en mente la que le dio la presidencia a Alfonsín en 1983; la anterior, la de Perón-Solano Lima, quedó contaminada por la ambivalencia mortífera del general respecto de sus violentos “muchachos” de izquierda y de derecha; y los epígonos “Isabelita” y José López Rega.
Las imágenes documentales de pobreza de La pieza de Franz podrían haber sido tomadas ayer. Los carteles, las consignas peronistas, izquierdistas, liberales, mostrarían la misma “grieta” actual. La película de Fisherman está relacionada con el cine político, pero no con la militancia. La estética vanguardista de ese grupo estaba en las antípodas del peronismo.
Me pregunto a qué nuevas lecturas se prestará esta película de culto, digamos, en cuatro años. Porque, para muchos, el gobierno de LLA es una tercera “restauración democrática”. ¿Podrá sostener una definición tan exigente al cabo de ese lapso?