Las derechas extremas y el uso político de las nuevas tecnologías
El historiador italiano Steven Forti, invitado a La Noche de las Ideas, afirma que los Orbán o los Trump amenazan el sistema democrático
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Uno de los invitados internacionales a la séptima edición de La Noche de las Ideas, que concluyó ayer, fue el italiano Steven Forti (Trento, 1981), profesor de Historia Contemporánea en la Universitat Autónoma de Barcelona y analista político. Las investigaciones de Forti, autor de Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla (Siglo XXI de España), se centran en los nacionalismos, los populismos y las extremas derechas, y en la historia política de los siglos XX y XXI. Ayer, Forti conversó con el investigador Heber Ostroievsky y el sociólogo Mario Santucho sobre las “nuevas mutaciones” de la extrema derecha.
“La definición de extrema derecha 2.0 quiso ser una provocación para superar el interminable debate sobre cómo llamar a los Trump, los Bolsonaro, las Le Pen, los Orbán, las Meloni, los Kast o los Milei –dice Forti a este diario–. ¿Se trata de neofascismo, posfascismo, nacionalpopulismo, derecha radical? No existe un consenso en la academia”. Destaca cuatro aspectos de este fenómeno. “Primero, situar estas formaciones políticas en la posición que ocupan realmente en el eje ideológico izquierda-derecha; segundo, se trata de un fenómeno que tiene elementos radicalmente nuevos respecto del pasado; tercero, que entendieron antes y mejor que los demás las potencialidades de las nuevas tecnologías para difundir su discurso, y cuarto, que se trata de una gran familia global porque, aunque puedan tener divergencias, comparten referencias ideológicas y estrategias comunicativas, al existir una tupida red internacional de asociaciones, think tank y fundaciones que se ocupan de elaborar una agenda común y compartir prácticas. Por eso, quizás, sería más apropiado declinar en plural el concepto: extremas derechas 2.0″.
A diferencia de otros especialistas, Forti considera que el populismo no es una ideología, y ni siquiera una categoría útil para abordar la política actual. “No tiene un corpus doctrinal, sino una retórica, un estilo o una estrategia política –sostiene–. Hoy en día vivimos una fase populista, es decir, una época marcada por lo que Marc Lazar e Ilvo Diamanti han llamado ‘pueblocracia’. El populismo lo empapa todo. Las extremas derechas 2.0 utilizan la retórica y el estilo populista, pero no son los únicos actores políticos que lo hacen. Miren los candidatos más votados en las elecciones presidenciales en Francia: Macron, Le Pen y Mélenchon. A los tres se los llama populistas: de extremo centro, de extrema derecha y de extrema izquierda, respectivamente. ¿De qué nos sirve pues el concepto de populismo si todos son populistas?”.
Algo similar pasa con el término “fascismo”. Para este pensador, el fascismo no fue solo una ideología ultranacionalista, racista y reaccionaria. “Tenía otros elementos nucleares: la utilización de la violencia como herramienta política, la voluntad explícita de construir un régimen totalitario de partido único y el objetivo de encuadrar a las masas en grandes organizaciones –señala–. Las nuevas extremas derechas no tienen ninguno de estos elementos. El problema de fondo es que hemos banalizado tanto el término ‘fascismo’ que se ha vaciado de contenido para convertirse en un insulto. Ahora bien, esto no significa que no haya elementos de continuidad con el pasado, en algunos contextos nacionales más que en otros”.
Forti no duda en afirmar que la extrema derecha es la “mayor amenaza existente” al orden democrático. “No se trata solo del asalto al Capitolio o al Planalto –dice–. En la Hungría de Viktor Orbán la extrema derecha gobierna desde hace trece años. En una resolución de 2022, el Parlamento Europeo definió ese país como un ‘régimen híbrido de autocracia electoral’. El Estado de derecho brilla por su ausencia: no hay separación de poderes ni pluralismo informativo; el gobierno cambia a su antojo la ley electoral y los colegios electorales para mantenerse en el poder, hay un retroceso brutal en derechos. Hungría es el modelo para todas las extremas derechas. Viajan a Budapest para aprender a construir lo que Orbán definió como ‘democracia iliberal’, un verdadero oxímoron”. Admite que también en la izquierda hay sectores extremistas, aunque opina que son “ultraminoritarios” y anticuados.
Respecto de la situación en Europa, otra vez territorio bélico desde febrero de 2022, el historiador afirma que la Unión Europea no ha conseguido “jugar un rol autónomo tras la invasión rusa de Ucrania” y que, de ahora en más, “todo dependerá de China y Estados Unidos, además de Rusia, obviamente”. Y concluye: “Por lo visto, no hay mucha voluntad de que la guerra termine pronto”.