La paradoja de un mundo donde lo previsible es ley
En La era del malestar (Lea), Augusto Savatto habla de “la sociedad algorítmica” y previene contra los efectos negativos de nuestra dependencia respecto de un sistema controlado y predecible
- 2 minutos de lectura'
Eficiencia, personalización, optimización. Los algoritmos están modelando una nueva forma de organización social, señala Augusto Salvatto, politólogo y consultor en innovación. Al tal punto, que en su libro La era del malestar. Algoritmos y redes antisociales (Lea), habla de “la sociedad algorítmica” y previene contra los efectos negativos de nuestra dependencia respecto de un sistema controlado y predecible.
“Bajo la superficie de esta promesa tecnológica se esconden profundas implicaciones que afectan la libertad, la individualidad y la humanidad misma”, escribe en el libro. “La sociedad algorítimica, al eliminar la posibilidad de lo inesperado y lo impredecible, se convierte naturalmente en una sociedad menos innovadora”.
El control y la previsibilidad, dos ideales modernos, son condiciones que se consideran beneficiosas, pero el hecho de que nuestras actividades cotidianas acaben ajeustándose a modelos predefinidos limita nuestra creatividad, dice Salvatto. “La libertad se sacrifica en el altar de la eficiencia, y el individuo se ve obligado a conformarse a los parámetros establecidos por los algoritmos”. Se produce la paradoja, señala el autor, de que una época consagrada a la innovación en realidad la está poniendo en jaque. Y crece en las personas un malestar que proviene de la estandarización de nuestras experiencias cotidianas.
En el prólogo de su libro, Salvatto cita al ensayista italiano Nuccio Ordine, quien en su libro La utilidad de lo inútil advierte que la obsesión actual por la eficiencia amenaza actividades que nos hacen humanos, como el arte, la filosofía y la literatura.
“¿Cómo salir de esta lógica?”, se pregunta Salvatto. “Rompiendo el algoritmo. Esto es, abrazar la esencia de los que nos hace humanos. Cultivar espacios donde la creatividad y el pensamiento crítico puedan florecer. Sometiéndonos a lo distinto, lo diferente, lo que nos incomoda. Abrazando las contradicciones que son propias de la humanidad”.