La novela noir, ese género que siempre encuentra quien lo escriba
A casi cien años de los primeros policiales hard-boiled, la tradición se enriquece con las ficciones del afroamericano S. A. Cosby
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Es difícil de definir. Y sin embargo, muy reconocible: se mueve de noche o en ambientes sombríos (son aquí tanto las sombras en blanco y negro como lo ominoso de la muerte), en un espacio cerrado, como en el pesado y tóxico aire de las oficinas de Sam Spade en El halcón maltés, o abierto e infinito, como en los escenarios gélidos de Alaska e Islandia de la nueva temporada de True Detective, donde el asesinato siempre conduce a otro asesinato. Y en él hay mujeres (y hombres) fatales, y tramas complejas con muchos personajes.
Además de la literatura negra (que no es lo mismo que la novela de crimen o misterio) también hay un cine negro y hasta un jazz noir: el de las portentosas bandas de sonido de las películas entre los años 40 y 50, pero también expresiones como los discos de Charlie Haden con su saga del Quartet West (un aire de swing californiano: dulce, melancólico y violento, muy chandleriano). La novela negra y el film noir (hijos del clima social de pesimismo de posguerra, junto al exilio de los grandes estetas del cine alemán que se refugiaron del nazismo en Estados Unidos) más que géneros, acaso, sean una estética: estilo, temas, arquetipos, autores.
De entre los nuevos autores, parte de una tradición que desde Dashiell Hammett hasta el neo-noir de Quentin Tarantino o Lee Child ya lleva casi un siglo, S. A. Cosby es hoy la nueva sensación en Estados Unidos. Con apenas cinco novelas publicadas en un lapso de cuatro años, el afroamericano Shawn Andre Cosby, nacido hace 51 años en el estado de Virginia (el mismo de la infancia de Edgar Allan Poe, algo no menor para un escritor de policiales), hizo todo tipo de trabajos hasta consagrarse en un escritor ganador del premio a mejor novela de Los Angeles Times.
Marcado por una infancia dura, criado por una madre soltera en el trailer de un camión como único hogar (ese paisaje tan típico de los estados del sudeste), Cosby tuvo en aquella madre una ferviente entusiasta de la literatura que le leía desde muy chico. Ya de adulto trabajó en una tienda de mejoras para el hogar durante 11 años, hasta convertirse en subgerente. Conversaba de libros con los clientes hasta que uno de ellos, dueño de una librería, lo animó a escribir profesionalmente. No fue fácil: su primera novela fue rechazada 65 veces por diferentes editoriales.
En castellano pueden conseguirse Maldito asfalto y Lágrimas como navajas. En la primera, un thriller que parece contado con el poder de la narrativa cinematográfica y donde hay primeros planos, flashbacks, montajes paralelos, Bug, un mecánico con problemas financieros acepta un trabajo sucio: robar una joyería. Las cosas salen mal y toda la novela late y se acelera como un film heist perfecto. En Lágrimas… dos padres sureños, homofóbicos y con pasado violento, deciden unirse para buscar justicia por el asesinato de sus hijos, una pareja gay e interracial que se casó sin su consentimiento. Una suerte de Romeo y Julieta en busca de venganza. No es casual que ambas novelas ya hayan sido compradas por la productora de Jerry Bruckheimer para dar el salto a la pantalla grande.
Es que Cosby tiene personajes muy bien delineados y una pluma punzante. Si se puede hablar de “chandlerismos”, esas frases perfectas de Raymond Chandler (“Luce como Tarzán en un monopatín rosa”, “Los cadáveres pesan más que los corazones destrozados”), Cosby no se queda atrás: “Era un día precioso para un funeral”, “Hacía más calor que en la espalda del diablo” o “Era un blanco rubio de mandíbula tan cuadrada que seguro tuvo que estudiar geometría para aprender a afeitarse”, se utilizan para describir rednecks tatuados de Elvis Presley de pies a cabeza o hermanos que desguazan y achatarran autos con personas adentro.
Con respecto a estilos, Cosby también menciona el “gótico sureño”, un estilo que comparte con el noir la perturbación y la incomodidad, como si una cámara filmara todo en escorzo, y personajes alienados, machucados y empobrecidos. “Raza, clase y sexo. Esos son los fundamentos de los grandes libros del sur, ya sea Luz de agosto de William Faulkner o Sangre sabia de Flannery O’Connor”, concede Cosby en una entrevista para The New York Times.
En 2022 el expresidente Barack Obama eligió a Lágrimas como navajas entre sus favoritos. Y actualmente Cosby se pasea por la televisión estadounidense, desde el show de Jimmy Fallon a otros programas de medianoche, invitado para presentar su último libro, All The Sinners Bleed, todavía sin traducción al castellano. Solo por ahora… Cuando la literatura noir encuentra autores así, rápidamente los hace universales.