La música, ese mundo imaginario de sonidos y sentimientos
Un filósofo francés y un músico se interrogan en sus ensayos sobre el poder y la belleza de la música en la vida cotidiana
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De vincularse el comienzo de la filosofía (la duda, la sorpresa, la interrogación) con el origen mitológico del mundo (la Biblia) ambas miradas se podrían complementar con un: “En el comienzo… fue la pregunta”. Y si un filósofo contemporáneo razonara el origen de la humanidad como pleno de música ya desde sus comienzos, bien podría interrogarse: “¿Por qué la música?”
Es lo que se pregunta el pensador Francis Wolff (París, 1950), que luego de haber escrito más de una quincena de ensayos sobre cuestiones como Aristóteles, el pensamiento antiguo o el amor llega a las librerías argentinas –y muy pronto a la Feria del libro 2022– con este amplio ensayo sensible y erudito.
"Wolff se pregunta en su libro por todas las variantes musicales: el rap, Pierre Boulez, el raga hindú, Ornette Coleman, el arte de la fuga, los Beach Boys...la música dodecafónica o “el lamento del blues y la lágrima del fado”"
La pregunta del título, ¿Por qué la música?, es simple, extrema y brutal. La duda existencialista, planteada desde G. W. Leibniz hasta Martin Heidegger, le sirve a Wolff para dar forma a un libro complejo y divertido, espeso y festivo, como un recital al aire libre. Como en un El mundo de Sofía, aquel libro del noruego Jostein Gaarder en que se contaba la historia de la filosofía, Wolff se pregunta en su libro –solo que en este caso apuntando a los adultos curiosos– por todas las variantes musicales: el rap, Pierre Boulez, el raga hindú, Ornette Coleman, el arte de la fuga, los Beach Boys, las canciones de amor, la música dodecafónica o “el lamento del blues y la lágrima del fado”, como se lee en su poético “Preludio”.
El libro empuja una orquesta de preguntas del porqué de la música a través de capítulos titulados “Qué es la música” o “De cómo nos afecta la música”. Lo más original y acaso entrañable del pensamiento del filósofo francés sobre su tema es que no está interesado en el arte como pura cuestión abstracta. Su afirmación de que “la música es la representación de un mundo imaginario de puros sentimientos” lo pone en un lugar curiosamente mucho más narrativo que especulativo-filosófico. A Wolff, por intelectual que sea su acercamiento, no le interesa la música “como el sonido de los pájaros”, ni el silencio del 4:33 de John Cage, sino más bien A Love Supreme, de John Coltrane, las repeticiones del Bolero de Maurice Ravel, “Set the Controls for the Heart of the Sun”, de Pink Floyd, o “Around the World”, del dúo electrónico Daft Punk, que “reverbera en el cuerpo, el abdomen y el tórax”.
Esto no significa que Wolff no abarque la música en su totalidad: como en los mejores ensayos de Susan Sontag, todo su libro es una alabanza a la curiosidad y la recuperación de nuestros sentidos como el motor más lubricado y sonoro para pensar la crítica cultural. Si la pregunta “¿Por qué la música?” es ontológica, Wolff responde que la esencia de la música es mucho más que pura vibración sonora. Félix de Azúa lo glosa bien en su prólogo cuando escribe que, para el autor, “los sonidos significan aconteceres”.
Acontecimientos creados con instrumentos musicales e ingenio humano que están ligados a las emociones. En este sentido es un libro que puede asociarse a ensayos como los de Alex Ross (especialmente Escucha esto) o Canciones de amor: la historia jamás contada de Ted Gioia. Su espesor filosófico no va en detrimento de lo popular, de lo que se puede escuchar en la radio (o por streaming), ni de la industria musical, ni de lo más avezado. Como en Historia de la belleza de Umberto Eco, el autor sabe que la perfección (o la fealdad) de una melodía es histórica y reside más en el oyente que en la canción en sí.
"Byrne puede detallar desde los procesos de composición hasta revelar cómo el legendario club CBGB de Nueva York tuvo que cambiar la arquitectura interna de su escenario con la llegada del punk"
A la par de ¿Por qué la música? es una excelente noticia que se consiga, ahora en edición local, el gran ensayo de David Byrne Cómo funciona la música. El líder de Talking Heads demuestra con este volumen que, como Caetano Veloso con Verdad tropical, Chico Buarque con su narrativa o Bob Dylan con Crónicas, puede ser un escritor agudo, generoso y emotivo. El ciclista urbano que contó en otros libros sus andanzas en dos ruedas por Buenos Aires explica e ilustra en este volumen un detrás de escena de la escena tanto industrial (al fin y al cabo, la música de Talking Heads es hoy universal) como indie. Byrne puede detallar desde los procesos de composición (como el reciente documental 3,2,1 con Paul McCartney sobre los secretos de las mentes creativas de los Beatles) hasta revelar cómo el legendario club CBGB de Nueva York tuvo que cambiar la arquitectura interna de su escenario con la llegada del punk y la New Wave para ajustar su acústica a la época.
Cuanto más personal se pone el compositor de “Road to Nowhere”, mejor. Byrne rememora, por ejemplo, cómo grababa en su tiempo canciones en casetes, mixtapes o compilados que intercambiaba con otros músicos. “Por medio de casetes que me daban amigos conocí mucha más música y estilos. Los mixtapes que hacíamos eran un espejo musical: la tristeza, el enojo, o las frustraciones que sentías en un momento dado podían ser compendiados en una selección de canciones. Creabas selecciones que correspondían a diferentes estados emocionales y las tenías a mano cuando ciertas emociones necesitaran estímulo o desahogo. Las mixtapes eran tu amigo, tu psiquiatra, tu consuelo. Eran un potlatch, aquella costumbre de los indios americanos, según la cual dar un regalo exige un futuro regalo en reciprocidad. Yo te hacía un compilado de mis canciones favoritas y se esperaba que vos hicieras lo mismo para mí. El regalo en un casete era muy personal y a menudo eran para una persona concreta y nadie más”.
¿Por qué la música?, con sus casi seiscientas páginas, y Cómo funciona la música no desconocen lo que, según Wolff, son los tres poderes de una canción: hacer cantar, bailar y llorar. Con su acercamiento a lo cotidiano, los dos libros, cada uno a su manera, a través de la filosofía o un compilado de canciones, proponen una forma de conocernos mejor.
¿Por qué la música?
Por Francis Wolff
Serie Gong. Trad.: Juan Córdoba
576 págs. /$2400
Cómo funciona la música
Por David Byrne
Sexto Piso. Trad.: Marc Viaplana
380 páginas/$ 4000