La biotecnología, la IA y la robótica sacuden al mundo del trabajo
Además de la revolución en la oficina, se impone un urgente cambio en la currícula escolar para que los jóvenes salgan del secundario con las nuevas habilidades que necesitan para trabajar
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La pandemia aceleró el trabajo remoto y se vio que funciona… hasta ahí. Las reuniones poco atractivas, con cuadraditos llenos de caras y algún PDF para matizar generaron agotamiento y hastío. Sin embargo, hay quienes están transformando esta experiencia en algo más dinámico y atractivo. El mundo del trabajo cambia y lo que se viene es la realidad inmersiva, virtual y aumentada, donde hologramas de tamaño real pueden reemplazar la presencialidad para favorecer reuniones cara a cara, según anunció la empresa de coworking WeWork, del mismo modo en que ya se usan avatares para ir a eventos y fiestas virtuales corporativas.
La gran apuesta para la vuelta a la oficina es el sistema híbrido, donde algunos días se trabaja desde la casa y otros se vuelve a la compañía. En este entorno, habrá una convivencia entre lo presencial y lo virtual. En el ámbito educativo, la escuela de negocios de la Universidad Austral (IAE) ya puso en marcha este sistema y vieron que funciona muy bien. Así, dentro del aula, el profesor tiene dos grupos, uno en carne y hueso, y otro en una pantalla. “Tenemos un aforo de 40 personas en el aula. Los que lo exceden, están online en vivo. Eso permite que haya menos faltas. Si alguien tiene un problema para concurrir a la clase, no pierde el ‘presente’. A partir de ahora, va a ser difícil que un diseño pedagógico no contemple el sistema híbrido”, dice Rubén Figueiredo, director académico del Programa de Alta Dirección de IAE.
“Se rompe de esta manera el modus operandi de los jefes a la antigua, controladores de la presencialidad. Durante la pandemia, la gente ha trabajado más que antes”, añade. Sin embargo, no se imagina un sistema 100% online, justamente porque el contacto es importante para los seres humanos.
“A la gente el teletrabajo le resultó muy atractivo; no al 100%, pero la modalidad híbrida, con un ahorro de hora cuarenta de viaje por día, dio buen resultado”, asegura Santiago Bilinkis, emprendedor, tecnólogo y autor de Guía para sobrevivir al presente. “Hay productividad extra, sin interrupciones. Algunas empresas vieron el beneficio de esta manera de trabajar, pero otras no. De cualquier modo, la virtualidad les conviene al empleador y al empleado, y la gente está más contenta”.
En menos de un año o 6 meses podés tener formada una persona para que empiece a trabajar. ¿Por qué no los estamos haciendo?
La tendencia es confirmada por Accenture, una firma global de consultoría y servicios profesionales. Alejandra Ferraro, directora de Recursos Humanos para América Latina de la firma, señala que hoy las empresas se están reorganizando para salir del homeoffice hacia un modelo híbrido. “Muchos colaboradores tienen la necesidad de volver. La gente necesita tener contacto humano. Siendo latinos, hasta casi lo anhelamos un poco más”, dice. Sin embargo, explica que no se puede volver a la oficina de la misma manera, como si nada hubiera ocurrido. “Hay que escuchar la voz de los empleados por un lado y saber cuáles son las necesidades que debe cubrir el puesto, por el otro. No todas las personas ni las posiciones son iguales”. Se trata, dice, de volver a una nueva normalidad que sí o sí debe incluir un propósito. ¿Por qué me quedo en casa? ¿Para qué vengo a la oficina? ¿Qué es lo mejor para mi puesto y también para mí y mi familia? Se trata de conversaciones en las que deberían intervenir todos los actores de la compañía. Pero cuidado. Hoy, advierte Ferraro, la pandemia persiste. “Aunque la vacunación da más tranquilidad, hay que seguir cuidándose”, dice.
Reconfiguraciones
Para Sebastián Fernández Silva, Chief People Officer de Mercado Libre, se viene una reconfiguración de la propuesta de valor tradicional. “En el pasado, solíamos tener beneficios y prácticas enfocados a sustentar el trabajo de oficina. En la actualidad y en el nuevo marco, esto requiere una redefinición. Por ejemplo, en nuestro caso, el beneficio de almuerzo en oficinas lo transformamos, ofreciendo el mismo descuento del 70% a través del uso de la billetera virtual de Mercado Pago en supermercados y restaurantes de cercanía. Lo mismo aplica para el equipamiento. Además de las laptops y otros dispositivos, antes teníamos todas las comodidades solo en la oficina. Por eso, nos adaptamos rápido y dimos un beneficio de US$500 a todos nuestros colaboradores para que equipen su espacio de trabajo en casa”.
Otro punto que, considera, llegó para quedarse es el protagonismo del cuidado de las personas, especialmente con prácticas para el bienestar físico, emocional y de la salud psicológica de los equipos. “Venimos trabajando desde el año pasado con la fundación Ineco, haciendo mapeos de bienestar emocional en todo nuestro equipo y dando acompañamiento psicológico personalizado”, enfatiza Fernández Silva.
Por supuesto, la tecnología produce cambios de fondo. “El proceso más interesante que estamos viviendo es que las computadoras ahora hacen tareas intelectuales, que hasta acá requerían de un ser humano. Hoy, dos tercios de los trabajos actuales probablemente desaparezcan en los próximos 20 años. La buena noticia es que hay 20 años para acomodarse”, dice Bilinkis.
Los avances de la tecnología impulsan la búsqueda de perfiles con las más variadas habilidades. Un trabajo realizado para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) denominado “Tecnolatinas 2021”, a fines del año pasado, contabilizó en la región 1005 compañías unicornio, que generaban en conjunto un ecosistema valuado US$221.000 millones. Esas firmas, entre todas, emplean a más de 245.000 personas en la región. El informe destaca que “se multiplicó por 32 el valor del ecosistema en general en la última década, al pasar de un estimado de US$7000 millones en 2010 a US$221.000 millones el año pasado”.
Ignacio Peña, a cargo del informe del BID, es optimista: “Estamos en el medio de una revolución tecnológica que genera muchas oportunidades para dar un salto de productividad a nivel global. Puede llevar a un 50% de crecimiento para América Latina en los próximos diez años”.
Comercio electrónico, inteligencia artificial, energías renovables, exportación de servicios del conocimiento, finanzas digitales, manufactura avanzada (con impresoras 3D y robots, entre otros) redefinen el panorama laboral. “Se viene esta revolución tecnológica que se acelera, que transforma todos los sectores y genera oportunidades para trabajar en las industrias del futuro”, agrega Peña.
Nuevas habilidades
La tecnología requiere de nuevas habilidades. Día a día salen a la luz algunos desarrollos disruptivos y estos se replican exponencialmente. Por ejemplo, uno de los más futuristas está en un laboratorio. Con el fin de estudiar desórdenes cognitivos, ya existen mini cerebros de tamaño de una arveja realizados con muestras de donantes. Son células que se reproducen, y ahora el Hospital Universitario de Düsseldorf desarrolló para ellos pequeños ojos que responden a estímulos.
Mientras, la compañía tecnológica china Xiaomi dio a conocer su CyberDog, un robot-perro que puede correr, seguir a su dueño, dar volteretas y otras actividades. No es el primero, pero sí el más accesible: cuesta unos US$1500 (contra más de US$70.000 que hay que desembolsar por su competidor); además, increíblemente, es de código abierto para que se puedan cocrear otros modelos.
En tanto, el programa “Deep Nostalgia” revive a través de la inteligencia artificial fotos antiguas, creando imágenes que pueden sonreír, parpadear y mover la cabeza, entre otras cosas. También, y de una manera más controversial, la inteligencia artificial, alimentada con música de Nirvana, compuso un nuevo tema llamado “Drowned In the Sun”, como si fuera del grupo. En un testeo rápido con personas cercanas a la banda de Cobain, al escuchar el tema dijeron: “Es de Nirvana”. Pero no, era de un programa llamado Magenta.
La biotecnología, la inteligencia artificial, la automatización y la robótica son componentes clave de una fuerza imparable que transforma, y lo seguirá haciendo, la manera en que se trabaja. Por supuesto que hay trabajos que van a desaparecer; por lo general, aquellos que son repetitivos y de baja calificación. Pero la transformación va mucho más allá.
El factor humano
El análisis y salvaguarda del componente ético que trae consigo la nueva era también va a generar puestos de trabajo. Así como los bancos tienen “hackers buenos”, que se dedican a probar diferentes formas de intervención humana que puedan poner en riesgo su seguridad antes de que sean descubiertas por los “hackers malos”, los avances exponenciales en tecnología y biotecnología necesitan hoy de expertos en seguridad y bioseguridad que pugnen no solo por la continuidad del planeta sino también por la ética en el uso de los nuevos avances de la ciencia. Cobran relevancia las profesiones blandas que se dedican a estudiar al ser humano como ser integral.
Dentro de los empleos con más demanda están, también, el cuidado de adultos mayores, porque “la longevidad de la gente va a ser más alta”, dice Ferraro.
En Mercado Libre, avanzan áreas como Data Science/Machine Learning. “Apuntamos a una diversidad súper amplia de perfiles muy valiosos que incluyen físicos, químicos, economistas y matemáticos”, añade Fernández Silva. Por acá pasan solo algunas pistas del futuro del trabajo, y de qué tipo de talento se va a requerir en el mundo VUCA, es decir, volátil, incierto, complejo y ambiguo (por sus siglas en inglés).
“Se necesita un enorme reentrenamiento de la población adulta, porque las habilidades que requieren los trabajos nuevos no tienen nada que ver con las que necesitan los trabajos actuales. Nadie va a poder trabajar a los 50 del conocimiento adquirido a los 20”, señala Bilinkis. “Hay que incluir la necesidad de aprendizaje constante en una población adulta que, de por sí, está muy exigida entre las obligaciones laborales, la familia, etc. Pero deberíamos dedicar un día a la semana a seguir aprendiendo”.
Rubén Figueiredo, del IAE, afirma de todos modos que no todo cambia. “Hay cosas que van a permanecer inevitablemente, porque somos seres humanas. Amor, poder y temor, nos movemos por estas tres cosas. El aislamiento hizo que la gente revalorizara el contacto persona a persona, tomar un café, una charla. La tecnología no podrá reemplazar los roles que requieren de contacto humano, de empatía y contención”.
Un semillero empleable ya desde el secundario
En medio de los imparables cambios en el mercado laboral, la buena noticia es que ya desde la secundaria se pueden entrenar habilidades que lleven a una pronta salida laboral.
Alejandra Ferraro, de Accenture, afirma que en la Argentina hay un desbalance entre la oferta de mano de obra y la demanda de las empresas. “Si lográsemos que chicos de secundario tuvieran una base tecnológica, habría cada vez más empleo en el país. Hemos hecho capacitaciones en La Matanza, Laferrere y otros barrios, de la mano de movimientos populares, para formar a unos 200 jóvenes vulnerables. Hay que desmitificar que para trabajar en tecnología hay que ser ingeniero. Para algunas posiciones, con una buena formación de base, de unas 20 semanas, ya pueden empezar” dice. La idea es, luego, ofrecerles trabajo. “Como cualquier persona que tiene su primer empleo; todos tuvimos ayuda”, recuerda.
Santiago Bilinkis dice que en la Argentina hay un paradigma antiguo de empleo. Se debería modernizar el perfil de los puestos de trabajo y reentrenar a la gente para que esté a la altura. “Hay habilidades que ya se pueden formar desde el secundario. No puedo entender que a los chicos se les enseñe sobre los reyes europeos del siglo XIV y no sobre los problemas de las plataformas actuales, donde su vida puede ser regida por un algoritmo”.
Ignacio Peña recomienda que los chicos que salen del colegio sepan programar, editar videos, diseño multimedia y 3D, y que sepan crear una pagina de internet. “También, cómo trabajar por proyectos y otras habilidades como la administración de las finanzas personales, ser emprendedor, freelancer, cómo hacer un CV, cómo buscar trabajo. Podemos enseñarles a ser independientes y que puedan vender sus servicios al mundo. En menos de un año o 6 meses podés tener formada una persona para que empiece a trabajar. ¿Por qué no los estamos haciendo?”.
Para eso, señala Bilinkis, la curricula debería ser más flexible a los cambios.
“La forma de aprender de los jóvenes es mucho más dinámica, más práctica. Combina las metodologías de autogestión que eligen los más autodidactas con el aprendizaje en comunidad, que se multiplica a partir de la interacción que se da en las redes sociales”, afirma Fernández Silva, de Mercado Libre.
“Para mejorar la empleabilidad es necesario multiplicar la enseñanza de STEM (especialmente lógica, matemática, coding), que permiten desarrollar cada vez más los campos de la robótica, la inteligencia artificial, el diseño basado en la experiencia del usuario, la ciberseguridad, entre tantos otros que impactan en la economía digital”, cierra.