Jan Krasni. “El odio no es solo discurso; también es silencio ante el sufrimiento ajeno”
El especialista en análisis de medios de comunicación sostiene que el discurso moralista del odio suele esconder intereses personales, económicos y políticos
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En la actualidad, el debate ideológico se amplifica en internet y los discursos de odio proliferan en las redes sociales. Este lunes a las 11, en la sede de la Legislatura porteña (Perú 160) el escritor e investigador Jan Krasni (Belgrado, 1984), especializado en análisis multimodal del discurso, estudios de medios de comunicación y ética de los medios, participará de una jornada de reflexión abierta al público sobre discursos de odio con la legisladora Victoria Montenegro, el sociólogo Jorge Elbaum y el director del Comité de Derechos Humanos del Centro PEN Argentina, Unai Rivas Campo. Krasni, que además es poeta (e hijo del escritor serbio Zlato Krasni), señala que cualquier tipo de animadversión hacia un grupo humano es muy problemático. “No olvidemos que el odio no siempre es discurso, a veces también es silencio e ignorancia ante el sufrimiento de alguien –dice–. El discurso moralista del odio suele esconder intereses personales, económicos, políticos e incluso vanidad. Un caso histórico de discurso de odio en el antisemitismo fue cuando Richard Wagner escribía contra su colega Giacomo Meyerbeer: quería disminuirlo para engrandecerse a sí mismo. Sus artículos antisemitas no eran más que un acto de odio y egoísmo ciego para obtener un beneficio personal”. Para Krasni, no son ejemplos de discurso de odio llamar judío a un judío, indígena a un indígena, izquierdista a un izquierdista o derechista a un derechista. “Los términos identificadores nunca deberían convertirse en marcadores del discurso de odio”, destaca.
Doctor en Filología Alemana y Medios de Comunicación por la Universidad de Constanza, Krasni observa que “no debería ser aceptable cualquier calificación o toma de partido respecto de grupos, minoritarios o no, por parte de los medios de comunicación, que son poderosos actores sociopolíticos cuyo papel en la vida pública es inmenso; tienen mucho poder, en especial el poder de difundir en gran escala lo que se dice de alguien”.
Las redes sociales, por su parte, “representan un gran problema” que podría empezar a desmontarse “si los usuarios entendieran que el contenido emocional, como el discurso de odio, solo está ahí para aumentar el tráfico en la red y, por lo tanto, para obtener beneficios; por desgracia, la principal influencia la ejercen los propios usuarios de las redes”. En su opinión, se necesita una mayor moderación de los contenidos, sin caer en la censura. “Nunca hay que dejar de preguntarse cuáles son los grupos vulnerables en una sociedad –sostiene–. La ‘victimización’, es decir cuando un grupo vulnerable instrumentaliza su impotencia, también es un grave problema, ya que se utiliza para justificar el odio”.
Respecto del avance de los líderes autoritarios a nivel global, reconoce que es necesario “un diálogo social muy profundo entre los bloques políticos democráticos para disminuir la polarización en la sociedad, que lleva al ascenso de las posiciones extremas”.
Desde 2021, integra el proyecto “Decoding Antisemitism: An AI-driven Study on Hate Speech and Imagery Online” (“Descifrando el antisemitismo: un estudio con uso de inteligencia artificial sobre discursos e imágenes de odio en línea”), centrado en los medios de comunicación alemanes, británicos y franceses. “El antisemitismo es una forma de discurso de odio con más de dos mil años de antigüedad –afirma–. Es una de las malas tradiciones culturales y políticas europeas que se perpetúa globalmente. El odio a otros grupos vulnerables, como en la aporofobia, la xenofobia, la homofobia y el racismo, varía siempre pero se mantiene un mecanismo similar. En el equipo, exploramos los patrones del odio en los medios y los estereotipos antisemitas en el lenguaje que se utilizan para su perpetuación. Si puedes nombrar un estereotipo, significa que este fue transmitido culturalmente y que en algún momento puede volver a ser utilizado para el odio”. En la conferencia del lunes en la Legislatura, reflexionará sobre las posibilidades y los límites de la categorización, la clasificación y el reconocimiento de las ideologías del odio en el discurso.
La segunda visita de Krasni a la Argentina cuenta con el auspicio del Centro PEN Argentina y la Universidad de Berlín. Hasta mediados de mes, el investigador serbio brindará charlas y talleres en instituciones como la DAIA, Llamamiento Argentino Judío, el Museo del Holocausto y la Universidad Nacional de San Martín. “Espero encontrar socios para trabajar en un proyecto conjunto sobre los discurso de odio”, concluye.