En el arte de Víctor Delhez, lo aparente es otra cosa
En estas semanas, el Museo Sívori tiene un atractivo especial: alberga hasta el 21 de agosto una de las muestras más interesantes de la temporada, Víctor Delhez. Viaje al interior de un artista visionario, muy bien curada por María Elena Babino y Rita Heirmann. Las dos historiadoras del arte investigaron sabiamente en la casa-archivo del artista en Chacras de Coria, Mendoza, donde aquel vivió desde 1940 hasta su muerte en 1985.
Víctor Delhez nació en Amberes, Bélgica, el 16 de marzo de 1901. Era hijo de Antonio Delhez y María Dieis y tenía seis hermanos. El padre era dueño de una compañía de automóviles. La madre era una mujer refinada y muy exigente en la educación de los hijos. En la Universidad de Lovaina, Víctor estudio arquitectura, dibujo y pintura, se graduó como topógrafo y como agrónomo con especialización en química. Era muy dotado para realizar trabajos manuales, lo que le fue muy útil para convertirse en un eximio grabador.
El mundo protector creado por sus padres se terminó abruptamente en 1925, cuando ellos murieron en un accidente automovilístico. Victor tuvo una profunda depresión y, para hacer un corte con el pasado, resolvió viajar a América latina. Llegó a Buenos Aires en 1926 y empezó a trabajar como arquitecto, dibujante, constructor, caricaturista y decorador. Su talento le abrió las puertas de la destacada Asociación Amigos del Arte, donde expuso sus ilustraciones para Las flores del mal, de Baudelaire, realizadas entre 1930 y 1933. Delhez tomaba fotos de gran calidad (expuestas en el Museo), como la del coleccionista y esteta Ignacio Pirovano, notable por la iluminación y la pose nada convencional del modelo.
Cuando Victoria Ocampo fundó la revista Sur, incluyó fotografías de Dehlez en sus dos primeros números. Cuenta el artista en una carta de 1930 a André van Wassenhove que ella iba a publicar un artículo sobre las inscripciones de los fileteadores en los carritos de los vendedores de verdura de La Boca y le propuso a Víctor que la acompañara a ese barrio para fotografiar los fileteados. Fueron en el coche de Victoria, con Borges de invitado. Dice el artista: “Desde que subimos al coche, Borges se puso a hablar de un tiro hasta que volvimos literalmente agotados, pero no de buscar carritos de verduleros ni viejas puertas coloniales, sino de la risa y con los abdominales doloridos. Borges nos contaba cuentos, hizo chistes, criticaba personajes”.
De 1934 a 1937, el artista belga se radicó en Bolivia, donde realizó ilustraciones para Cuentos de un soñador, de Lord Dunsany, y para los cuatro Evangelios. Hacia fines de la década de 1930, volvió a la Argentina y, animado por un pensamiento cada vez más cercano a lo místico, se estableció en Chacras de Coria. Allí se casó con Alicia Farkas, una de sus alumnas de la Universidad de Cuyo y levantó una casa-taller diseñada y construida por él. Tuvo cuatro hijos.
La exposición del Sívori se divide en tres partes. En una de ellas están los grabados, entre ellos, retratos de los habitantes de Chacras de Coria. Son realistas; sin embargo, hay en ellos algo distinto, muy moderno; los volúmenes surgen del entrecruzamiento de pequeños planos de líneas rectas que recuerdan al cubismo.
Otra sección es la de los dibujos en tinta de color, donde abundan monstruos, una especie de bestiario medieval, y paisajes de literatura fantástica; en ellos, es evidente la influencia surrealista y la lectura de Lovecraft. Lo más asombroso, bello y rico en ensueños son, por ejemplo, las siluetas de las montañas recortadas contra el cielo lejano. Si el espectador se acerca mucho, advierte que esos volúmenes aparentemente de una sola pieza están compuestos de diminutas aldeas medievales flamencas con sus castillos de torres cónicas terminadas en agujas. Delhez usa ese mismo recurso en varias superficies. Todo lo aparente es otra cosa. Se asiste a una metamorfosis.
En un sector especial, están las ilustraciones que Delhez hizo de los relatos folclóricos Las mil y una noches argentinas, de Juan Draghi Lucero. Todavía hay un mundo para investigar en Chacras de Coria.
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