El discurso de Milei en la ONU no fue rupturista, como se dijo
El presidente reafirmó los principios de las Naciones Unidas y de la Constitución
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Después de haber estado en la Asamblea General de las Naciones Unidas cuando el Presidente hizo su primer discurso allí, la semana pasada, no se me ocurrió que el comentario generalizado en los medios sería que la Argentina había decidido aislarse o aún retirarse de la organización. Javier Milei alertó allí “sobre el peligro que implica que esta organización fracase en cumplir su misión original” y agregó que bajo la tutela de la organización y la adopción de la idea de que “todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, durante los últimos 70 años la humanidad vivió el período de paz global más largo de la historia, que coincidió con el período de mayor crecimiento económico de la historia”. Y agregó: “Pasamos de tener dos guerras mundiales que se cobraron 120 millones de vidas, a un orden que permitió al mundo entero integrarse comercialmente, competir y prosperar, porque el comercio garantiza la paz, la libertad garantiza el comercio y la igualdad ante la ley garantiza la libertad”. Esas no son palabras de aislamiento ni de salida de la ONU.
Tampoco es rupturista sostener, como hizo el Presidente, que “la única manera de garantizar la prosperidad es limitando el poder del monarca, garantizando la igualdad ante la ley y defendiendo el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de los individuos”, porque “creemos en la defensa de la vida de todos; creemos en la defensa de la propiedad de todos; creemos en la libertad de expresión para todos; creemos en la libertad de cultos para todos; creemos en la libertad de comercio para todos; y creemos en los gobiernos limitados”.
Se ha dicho que este es un enfoque ideológico de la política exterior, pero en realidad esos son los conceptos de los tratados de derechos humanos de la ONU y de nuestra Constitución, que no son los valores de un presidente, sino que debieran ser los de toda la Argentina, cuyos funcionarios al asumir juran respetar esa Constitución.
Lo que seguro no implican estas palabras, es un alineamiento con Rusia y con Irán, como con frivolidad acusaron demasiados analistas, diciendo que votamos con ellos, lo que no es cierto.
El posicionamiento político del Presidente, en cambio, ha sido otro. Defendiendo los principios rectores de la ONU, se ha opuesto a ciertos consensos tales como redefinir los derechos humanos con la idea de “liberar a todos del temor y del deseo” o pretender erradicar la pobreza del mundo, no mediante el respeto de los derechos de propiedad, la inversión, la producción y las exportaciones (que fue como la pobreza se redujo dramáticamente), sino mediante sistemas de protección social.
El Presidente no cree que se pueda terminar con el hambre por medio de intervenciones internacionales que organicen sistemas agroalimentarios accesibles o que se logre el desarrollo creando nuevas instituciones estatales o internacionales, o utilizando financiamiento público.
Me parece respetable que un presidente crea más en la cooperación libre entre las personas en un Estado de derecho, antes que en este tipo de soluciones, sin entrar en otros temas, como implementar reformas (¿agrarias?) para dar a las mujeres propiedad y control sobre la tierra o asegurar el acceso universal a derechos reproductivos, concepto que incluye el aborto, que son asuntos, al menos, opinables.
El segundo posicionamiento político del Presidente también merece analizarse con más seriedad: “La Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”, entendida como “libertad frente a la tiranía y la opresión, ya sea que tome forma de opresión política, esclavitud económica o de fanatismo religioso”. Milei no lo plantea como una acción unilateral de nuestro país, sino como un deber de cooperación internacional en el marco del multilateralismo de las Naciones Unidas, organización nacida para defender la dignidad humana ante el Holocausto y evitar la extinción nuclear. Es raro declamar que la ONU va a ocuparse de las causas de la inestabilidad y la violencia, mientras mira inmóvil guerras y terrorismos rampantes o situaciones de tiranía como la venezolana. El discurso de Milei en la ONU merece ser leído y reflexionado con otra profundidad.
Representante (sherpa) argentino ante el G20. Presidente provisional del Senado (2015-2019)