Del derecho político a la ciencia política y la teoría del Estado
A cien años de la creación de la cátedra de Derecho Político en la UBA, vale recordar a su primer titular, Mariano de Vedia y Mitre
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Los años pasan y así se transforman las instituciones jurídicas y políticas, y en consecuencia se modifican también los contenidos y títulos de las materias en las universidades. Ocurre, por ejemplo, tanto en el área del derecho como en otras asignaturas propias de las ciencias sociales.
Las denominaciones son variadas, también, pero esto no es impedimiento para traer a colación los orígenes que motivaron la pertinencia de cátedras que justificaran la enseñanza de materias que en determinada época fueron de considerable significación para profesores y alumnos. Todo ello es respetable y las nuevas generaciones tienen legítimo derecho a acceder a las modalidades propias de las instancias que forman parte de la evolución cultural, científica e intelectual en que operan las universidades.
"Escritor e historiador, fue profesor y ocupó importantes cargos públicos"
Al haberse cumplido el centenario de la necesaria creación de la cátedra enfocada en el estudio y la enseñanza jurídica y social bajo el nombre de Derecho Político, es oportuno recordar su historia.
En los prolegómenos de la reforma universitaria de 1918, ya se presentían preámbulos de los temas y las inquietudes que se habrían de tratar después, como una introducción o preparación de los fundamentos generales de las materias que se tratarían en la enseñanza jurídica en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, y acaso, en Córdoba también, como parte de la protesta estudiantil en “la Docta”.
Y he aquí que alrededor de 1921, en el ámbito del Consejo Directivo de la Facultad porteña, un par de consejeros, que representaban a los estudiantes, plantearon la creación de una materia nueva en el plan de estudios. Se trataba de la creación de la asignatura de Derecho Político, promovida por los doctores Agustín de Vedia y Florentino Sanguinetti.
Era una etapa nueva que se vertía para enriquecer la formación del derecho público, complementando así el conocimiento de las otras asignaturas de la disciplina. Llegó así la decisión, en ese mismo año, del Consejo para la incorporación de la materia, con la entrada en la titularidad por parte del doctor Mariano de Vedia y Mitre. Este ejerció el cargo hasta 1947, cuando renunció con motivo de los cambios de política universitaria dispuestos por el régimen de Perón.
Unos años antes se había producido la cesación del rector de la Universidad de Buenos Aires. No era de extrañar, pues se trataban de verdaderas “purgas” en los elencos de profesores. Estas fueron en Derecho numerosas.
A Mariano de Vedia sucedió en la cátedra de Derecho Político el doctor Faustino Legón, que se había incorporado a ella como docente en 1931 y había sido profesor adjunto. Legón también había ocupado la titularidad del Instituto de Derecho Político y Constitucional, en el que continuó hasta 1956.
Mariano de Vedia y Mitre, nacido en Buenos Aires en 1881, había egresado de la Universidad de Buenos Aires con título de abogado y doctor en jurisprudencia. Su actuación universitaria fue vasta. Escritor e historiador, se desempeñó también en la Facultad de Filosofía y Letras. Sumó a esto funciones de fiscal, juez y camarista hasta asumir el cargo de intendente municipal de la Ciudad de Buenos Aires entre 1932 y 1938. Fue miembro de las academias nacionales de Letras, de Historia y de Derecho y Ciencias Sociales.
En 1926 publicó el Curso de Derecho Político y en 1946 produjo su Historia general de las ideas políticas, obra en trece tomos. Ya en 1921 se había anticipado con la obra Derecho Constitucional Argentino, como asimismo con una frondosa producción de publicaciones sobre distintos temas, entre ellos Maquiavelo, en 1927, que reúne, bajo su dirección, estudios monográficos realizados durante un seminario de derecho político. Hizo incluso traducciones de Shakespeare, de Wilde, de poemas de Shelley, de Bernard Shaw, más numerosos aportes en diarios y revistas. Incluso, hizo un estudio de la reforma constitucional uruguaya en 1918 y fue director y redactor de diarios de Buenos Aires.
LA NACION lo contó entre sus colaboradores. La dignidad de su vida justifica estas palabras en su memoria.