Daniel Sabsay: “No recuerdo un alzamiento contra la Justicia como el del kirchnerismo”
El reconocido constitucionalista analiza con lupa la causa Vialidad y sostiene que la evidencia reunida por el fiscal Luciani alcanza para probar la asociación ilícita de Cristina Kirchner y los demás procesados
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Hace 53 años empezó su carrera de abogado. Había pensado en ser arquitecto, pero encontró que con el derecho tenía más chances de cambiar el mundo y siguió su instinto. Su padre, Fernando Leónidas Sabsay, era profesor de derecho e historiador, autor de numerosos libros. Sofia, su madre, una reconocida pintora. Con sus dos hermanos, Claudio, su mellizo, y Fabiana, conformaban una familia acomodada del barrio de Recoleta (Libertad y Avenida Alvear, para ser precisos), a unas pocas cuadras de donde hoy vive Cristina Kirchner.
Hoy tiene dos hijos y cuatro nietos. Con los años se inclinó por el derecho ambiental y el constitucional. Su voz es esclarecedora cuando de interpretar la Ley Suprema se trata. Por eso, en tiempos en donde sus límites parecen no percibirse con claridad, Daniel Sabsay hace las veces de traductor e intérprete de las normas que guían a la República.
Critica la concepción bonapartista del poder que tiene la vicepresidenta. Señala que no recuerda otro momento de la historia reciente en que haya habido una confrontación entre la política y la Justicia tan fuerte como la que hoy impulsa el kirchnerismo. Se refiere incluso al fallo del juez Roberto Gallardo contra el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta por el vallado de las calles en torno a la vivienda de la vicepresidenta: “Está desconociendo la jurisdicción de la Policía de la Ciudad respecto del perímetro porteño. También, la autonomía de CABA”. Y desliza, sugerente: “Igual, hay que ver bien quién es Gallardo”.
"La Corte Suprema actual ha demostrado, en muchos de sus fallos recientes, una calidad de independencia muy fuerte"
Sobre el juicio en marcha por la causa Vialidad y los límites que según algunos podría tener la Justicia para probar que Cristina es la jefa de una asociación ilícita, Sabsay recuerda que hay casos que se logran esclarecer a partir de “indicios”. “Porque nadie que comete crímenes de lesa humanidad o crímenes de corrupción firma”, subraya.
La posibilidad de un “Nunca Más” de la corrupción que pueda provenir del accionar de la Justicia y la “luz” que esto podría encender a nivel institucional, así como también el debate sobre la conformación de la Corte Suprema y algunos fallos que permiten inferir que un nuevo tiempo no está lejos, son algunos de los asuntos más relevantes del diálogo que Sabsay mantuvo con LA NACION.
–¿Cómo calificaría la confrontación abierta con la Justicia que hoy impulsa el Gobierno?
–Es importante tener en cuenta cuál es la concepción de quienes gobiernan en relación con el Poder Judicial. Para ellos el poder es uno solo y está en cabeza del titular del Poder Ejecutivo. El Judicial sería una suerte de poder de acompañamiento. Y si no acompaña se transforma en una especie de enemigo del pueblo, porque ellos son el pueblo. Esto se entronca con el bonapartismo, que en realidad era la concepción de Luis Napoleón, que fue coronado emperador como Napoleón III en una pseudomonarquía constitucional, donde él declara que es el monarca pueblo. Por lo tanto, todo lo que se le opone es antipueblo. En primer lugar, los jueces, y en segundo, los medios de comunicación. Es un calco de lo que la vicepresidenta expresa. No por casualidad, cuando los Kirchner llegan por primera vez a Europa, lo primero que piden es visitar la tumba de Napoleón.
–Hemos vivido en la Argentina muchos momentos de tensión entre la Justicia y la política. ¿Hubo algún otro como este?
–No recuerdo un alzamiento contra la Justicia de este nivel. Figuras de la trascendencia en el kirchnerismo de [Estela] Carlotto, [Andrés] Larroque, Hebe de Bonafini hablan de guerra, de batalla. Organizan una pueblada e ignoran que las puebladas son espontáneas. Lo que vimos frente a la casa de Cristina es una suerte de malón que invade la plaza Vicente López. Vemos todas caras de dirigentes, no veo espontaneidad ni mucha juventud.
"Creo que el fárrago de pruebas reunidas por Luciani, el trabajo alucinante hecho durante más de tres años, compone una suerte de damero más que suficiente para probar la asociación ilícita"
– ¿Corresponde que un juez porteño intervenga para pedir el cese del operativo policial en el domicilio de Cristina?
–Está desconociendo la jurisdicción de la Policía de la Ciudad respecto del perímetro porteño, y también la autonomía de CABA. Pero por otro lado, no olvidemos quién es el juez que falló de ese modo. Gallardo fue el que se opuso a las Taser. Actúa como juez militante, es un hombre muy ligado a Jorge Bergoglio. Fue invitado a la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, donde denunció un supuesto “lawfare”. Es similar a Grabois. Acá yo veo detrás al Papa. No es inocente lo de Gallardo.
– ¿Cómo evalúa el trabajo hecho por el fiscal Diego Luciani en el juicio Vialidad?
–Creo que el fárrago de pruebas reunidas por Luciani, el trabajo alucinante hecho durante más de tres años, compone una suerte de damero más que suficiente para probar la asociación ilícita. Claro que a partir de allí se llega a esa conclusión por indicios. Porque nadie que comete crímenes de lesa humanidad o de corrupción firma lo que hace. En cualquier lugar del mundo se procede así con este tipo de delitos. Si no, quedarían impunes. Fue la misma figura que se aplicó en el Juicio a las Juntas, asociación ilícita para la comisión de determinados delitos por cierto tiempo. Cuando algunos critican que se haya avanzado por el lado de la asociación ilícita, olvidan el antecedente más fuerte: el “Nunca Más” de Strassera, Gil Lavedra y Arslanián, de esos jueces cuya labor tanto se celebró. En este caso, la construcción es similar.
–¿Entonces, Cristina Kirchner puede terminar condenada?
–Estoy prácticamente seguro de que el Tribunal Federal Oral 2 la va a condenar. Y por la misma pena, prácticamente, que pide el fiscal Luciani. Pueden modificarse los cargos, eso no lo sabemos. Ahora, decir, como dijo el canciller Santiago Cafiero, que la quieren proscribir es un disparate. La sentencia firme llegará con el fallo de la Corte Suprema. La vicepresidenta, entonces, va a poder presentarse a muchas elecciones. Además, en el transcurrir, va a cumplir 70 años. Eventualmente, cualquier pena sería domiciliaria.
–¿En la Argentina, ser fiscal es un riesgo?
–Sobre todo para aquellos fiscales que investigan delitos de corrupción y comprometen al poder. Y no solo en la Argentina. Veamos lo que pasó hace poco con un fiscal paraguayo [NdeR: Marcelo Pecci, asesinado en su luna de miel]. Por eso la relación que hizo el Presidente entre Nisman, diciendo que se suicidó cuando está demostrado que fue asesinado, y el fiscal Luciani, es una amenaza muy grave. Sabemos además que su familia también está amenazada, que uno de sus custodios tuvo un intento de robo violento y sospechoso. Luciani ya terminó con su labor, a Nisman no lo dejaron terminar. Algunos dirán, “ya terminó, no corre riego”. Pero hay muchos casos en el extranjero en los que se actúa contra los fiscales como una medida disuasoria. “Vean lo que pasa cuando se investiga, así que cuidado con lo que hacen”.
"Un indulto debe ser consentido por el beneficiario. La llevaría a Cristina a un muy mal lugar"
–Con el alegato de Luciani, empezó a hablarse de la posibilidad de un indulto para Cristina Kirchner. ¿Es posible?
–Acá aparece, antes que nada, una cláusula que el fiscal Luciani citó con muy buen criterio, el artículo 36 de la Constitución, la denominada cláusula de defensa de la democracia, que condena a quienes cometieran delitos que llevan a la desestabilización del sistema democrático y los asimila a lo que el artículo 29 llama traidores a la patria. Y que luego asimila también al delito de enriquecimiento ilícito, delitos de corrupción. En lo que respecta al primer párrafo, tanto por ley como por convención internacional, se decidió la imprescriptibilidad de esos delitos. Por lo cual no podrían ser amnistiados ni indultados. La jurisprudencia, tanto por una sentencia de la Cámara Federal Penal de La Plata como por otra de la sala segunda de la Cámara de Casación Penal, determina lo mismo, la imprescriptibilidad de estos delitos. No hay todavía sentencia de la Corte, es cierto, pero esto marca una tendencia.
–¿No hay ningún antecedente de la Corte fallando en situaciones similares?
–Me extrañaría mucho que esta Corte, con su actual composición, pudiese confirmar un sobreseimiento respecto de la comisión de delitos de corrupción. En el pasado tenemos antecedentes horribles. Disfrazaron como un indulto lo que en realidad fue la amnistía de la época de Menem, tanto a terroristas como a los excomandantes. Es muy importante determinar dos cosas: el indulto es individual, y borra la pena, pero no el delito. La amnistía es general, borra el delito y la pena, pero requiere de una ley del Congreso con mayorías agravadas. Hace un par de días hubo una sentencia que dejó sin efecto el sobreseimiento de un grupo de empresarios ligados a Lázaro Báez, que pone otro antecedente más en este sentido. En el caso [Graciela] Daleo, que fue una de las beneficiadas con el indulto de Menem, ella no lo admitió porque dijo que no había cometido ningún delito. Un indulto debe ser consentido por el beneficiario. La llevaría a Cristina a un muy mal lugar.
–Y está claro que por ahora no tienen número suficiente en el Congreso para sacar una amnistía.
–Se encuentran en una encerrona. El presidente Alberto Fernández no le resolvió las causas cuando tenía poder. Para ella es el peor de los mundos. La lleva a tener que seguir con la consecución de la causa, con nuevos argumentos. Y mientras avanzan otras causas que Luciani relacionó con la causa Vialidad. Esta queda como un delito precedente de Hotesur-Los Sauces, la ruta del dinero K, Cuadernos. Vuelve a haber una esperanza. No olvidemos que en el caso de Hotesur-Los Sauces, el Tribunal Oral Federal 5, con el voto de los jueces Adrián Grunberg y Daniel Obligado, y la disidencia de Adriana Palliotti, sobreseyó de una manera increíble a Cristina Kirchner y sus hijos sin que siquiera haya habido juicio.
–Con la llegada de Sergio Massa como superministro se habló del fin del presidencialismo de hecho y de las chances de ir hacia un régimen semipresidencialista. ¿Hay algo de eso?
–El semipresidencialismo es una forma intermedia entre el presidencialismo y el parlamentarismo. Se caracteriza por ser un sistema en el que el presidente, elegido por sufragio universal y con poderes importantes, comparte el Poder Ejecutivo, que es bicéfalo, con un primer ministro y un gabinete que lleva la administración general del país. Nuestra Constitución no admite este formato.
–A raíz de los dichos de Alberto Fernández sobre el “suicidio” del fiscal Alberto Nisman y sobre Luciani, la oposición pidió el juicio político del Presidente. ¿Están dadas las condiciones? ¿Es riesgoso entrar en ese espiral?
–El juicio político es una institución prevista en la Constitución. Esta especie de fantasía de que quien habla de juicio político quiere desestabilizar la democracia es cualquier cosa. ¿Cuáles son los dos principales motivos por los cuales el presidente puede ser removido por un juicio político? El mal desempeño en el ejercicio de sus funciones y la comisión de delitos en el ejercicio de las mismas. Entiendo que reúne los dos. Qué peor desempeño que un presidente que no solo viola el artículo 109, que le impide intervenir en causas judiciales, sino que además amenaza a un titular del Ministerio Público a través de una emisión enigmática. Como diciendo “tome nota porque es posible que lo suiciden”. Lo que ocurre es que no están dadas las mayorías. Porque son necesarios los dos tercios. Primero en la Cámara de Diputados, que es la que acusa, y luego el Senado, que es el que juzga.
–Dentro del oficialismo hay muchos que quizá colaborarían con su voto…
–Por el momento, lo dudo. Más con la situación de Cristina, que ha logrado que figuras que no nos imaginábamos acompañándola, lo estén haciendo. El mismo Massa.
–¿Como puede el país ir hacia una Justicia cada vez más independiente?
–Hoy muchas veces es predecible cómo se va a pronunciar un tribunal sobre una causa en función de dónde cae. Existe una agrupación llamada Justicia Legítima, que ya desde el nombre descalifica a la otra Justicia. En ella, tanto jueces como fiscales se autodenominan militantes. Admiten que en toda circunstancia van a defender los intereses del kirchnerismo. Esto viola la ley de organización de la Justicia, que exige la despartidización. Los magistrados no pueden estar afiliados; la politización es una violación flagrante.
–¿Hay antecedentes de algo así? ¿Se puede salir de esto?
–Nunca la Justicia argentina tuvo la independencia deseada. No olvidemos que el constituyente fundador, en el preámbulo, entre los objetivos para la Constitución de la Confederación Argentina puso uno solo de carácter institucional, que es afianzar la justicia. Tenía claro que era una asignatura pendiente y que todavía sigue siéndolo, en gran medida. No totalmente, porque cada tanto aparecen, afortunadamente, fallos que demuestran una gran independencia. La Corte Suprema actual ha demostrado, desde la causa de la presencialidad en los colegios, la recomposición del Consejo de la Magistratura y varias más, una calidad de independencia muy fuerte.
–¿Le tocará a esta Corte escribir el “Nunca Más” de la corrupción?
–Le va a caer como servido cuando llegue el momento. Es muy probable que lo haga, dadas las características de esta Corte y la cantidad de fallos que ya ha dictado y que van en el sentido del sostenimiento de la República. En cuanto a la composición de la Corte, se presenta una situación inédita desde 1930, ya que sus miembros fueron designados por tres presidentes diferentes. Maqueda por Duhalde. Rosatti y Rosenkrantz fueron nominados por Macri. Y Lorenzetti fue elegido por Kirchner. Es muy distinto a lo sucedido en el pasado, donde las Cortes se identificaban por los nombres de los presidentes de la República (la Corte de Alfonsín, la Corte de Menem) y se cambiaban con cada presidente. Lo que estamos viendo con esta Corte es novedoso y vale la pena ser destacado. Abre una luz a nivel institucional.
UN EXPERTO CON DOTES DE COMUNICADOR
PERFIL: Daniel Sabsay
■ Daniel Sabsay nació en Buenos Aires en 1951. Abogado (UBA), tiene un posgrado en la Facultad de Derecho de Universidad de París II. Es profesor titular de Derecho Constitucional en la UBA y director de la Carrera de Posgrado de Derecho Constitucional (UBA). Es vicepresidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional.
■ Interviene en el debate público a través de columnas en los medios (colabora con la nacion y Clarín) y como fuente de consulta de la prensa; a través de Twitter y de su canal propio de YouTube divulga las normas que regulan la vida en sociedad.
■ Ha escrito, entre otros libros, La Constitución de los argentinos y La Argentina estructural. Justicia: Propuestas de políticas públicas para el mediano y largo plazo.
■ Fue condecorado por el Gobierno de Francia con las insignias de Caballero, entre otras muchas distinciones.