Daniel Gordis: “Para Israel Trump es mejor en el corto plazo, pero no en el largo”
Irán teme la imprevisibilidad del presidente electo de EE.UU, dice el intelectual judío; el peligro, señala, es que el magnate dañe la democracia estadounidense
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Daniel Gordis es uno de los intelectuales, escritores, comentaristas más reconocidos del mundo cuando se trata de analizar la actualidad de Israel y Medio Oriente. El Jerusalem Post lo nombró uno de los 50 pensadores judíos más importantes del mundo, y la revista norteamericana The Atlantic lo señaló como la persona más preocupada en el mundo por la salud fisica, moral y espiritual de Israel.
Gordis ha publicado 13 libros sobre Israel que en dos oportunidades recibieron premios del National Jewish Book Award. Su libro sobre la historia de Israel (A Concise History of a Nation Reborn) fue galardonado por esta organización como el mejor de 2016. El veterano diplomático norteamericano Dennis Ross, alto funcionario de los presidentes George H.W. Bush y Bill Clinton se refirió al libro como el mejor volumen existente para comprender la historia de Israel. Desde el abogado conservador Alan Dershowitz hasta el periódico progresista norteamericano The Forward coinciden en señalarlo como una de las voces más sutiles y reflexivas en relación a Israel y el Medio Oriente.
Gordis no le ha escapado a las polémicas fuertes, en particular ante la poderosa comunidad judía norteamericana de la cual proviene. No está asociado a sectores de izquierda, pero ha sido muy crítico del actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, por su intento de avanzar sobre la Corte Suprema, por su falta de patriotismo al priorizar su interés personal sobre el del país y, más recientemente, por haber echado a un sólido ministro de Defensa en medio de una guerra que está lejos de llegar a su fin.
Nacido en Nueva York hace 65 años y criado en Baltimore, Gordis reside desde 1998 en Jerusalen, donde es profesor emérito y exvicepresidente del Shalem College, una universidad de elite especializada en humanidades. En una charla por Zoom, analizó con la nacion la nueva realidad de Medio Oriente a partir de la victoria de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
Gordis considera a Biden como un hombre profundamente interesado y preocupado por el destino de Israel, lo cuál no ocurre con el presidente electo (“a Trump sólo le preocupa Trump”). Sin embargo, explicó por qué los israelíes creen que el magnate puede actuar eficazmente como un freno a los avances de Irán, Rusia, China y Corea del Norte.
Respecto a la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris, Gordis entiende que la sociedad israelí la vio como una nueva versión de Obama, y recuerda que dicho expresidente tuvo una relación difícil con Israel. Asi y todo, destaca la enorme emoción que sintió al votar por Obama para presidente de los Estados Unidos, luego de haber crecido en un país donde el racismo era más la norma que la excepción.
–¿Qué representa para Israel esta transición entre Biden y Trump?
–Por de pronto, en Israel hay gran consenso acerca de la necesidad de forzar un cambio de régimen en Irán. Si esto ocurre, desaparece Hezbollah, los hutíes y Hamas. Muchos argumentan que este es un gran momento para hacerlo. A Israel ya no le influye la opinión de Biden, porque está en la clásica situación de pato rengo. Le quedan pocos meses en el gobierno. Y a Trump lo que haga Israel ahora no le afecta, porque cuando él asuma, lo que se hizo antes no es su responsabilidad. Y todos saben que Irán está muy cerca de ser una potencia nuclear. También es posible que para Biden, que no deja un gran legado, sea un plan apetecible dejarle a Occidente la destrucción del programa nuclear iraní. Porque está claro que cuando hablamos de Irán estamos hablando del eje compuesto por Rusia, Irán, Corea del Norte y China, que son una amenaza para todo Occidente. Y tal vez Biden se convenza de que es un buen momento para avanzar.
–Por lo pronto, Irán habló de volver a atacar a Israel.
–Lo que sucede es que Irán fue humillado en la última incursión israelí a mediados de octubre y tiene que demostrarle a su pueblo que puede defenderse. El daño que causó Israel fue mucho más importante de lo que se dijo inicialmente. Entraron 100 aviones a territorio iraní, destruyeron sus defensas anti-aéreas y su capacidad de construir más misiles balísticos. Y salieron sin un sólo avión averiado. Sin pérdidas. Regresaron haciendo formaciones en V con los israelíes en tierra sacando fotos y vitoreando.
–Si Irán vuelve a lanzar misiles sobre Israel, ¿le daría la excusa perfecta a Netanyahu para destruir su programa nuclear?
–Si Irán vuelve a atacar a Israel la presión sobre Netanyahu para que destruya las facilidades nucleares iraníes va a ser demasiado fuerte. Los israelíes se van a volver locos. Va a tener que responder de modo muy contundente. Y en este tema no hay derecha e izquierda. De hecho, no hay ninguna diferencia en cómo los diferentes sectores ideológicos en Israel ven esta situación. Todos coinciden que hay que responder de forma muy categórica. En eso no hay grieta.
–¿Cómo explica el apoyo mayoritario israelí a Trump?
–La mayoría de los israelíes no sabe cómo funcionan las instituciones norteamericanas. Lo que saben es que con Trump se trasladó la embajada norteamericana a Jerusalén y se firmaron los Acuerdos Abraham [que sellaron la normalización de las relaciones con los Emiratos Arabes y con Bahrein]. Además, en ese momento nadie atacó a Israel. Esa es la realidad. Y veían a Kamala Harris como una suerte de nuevo Obama, con el recuerdo de que esa relación fue muy floja. También saben que para el legado de Trump y Netanyahu es importante un acuerdo con Arabia Saudita y creen Trump podría inyectar mucho dinero para que eso suceda. Sin embargo, los israelíes sofisticados saben que al final del día, cuando se va a dormir, a Trump le importa una sola cosa y eso es Donald Trump. Es un hombre de negocios, y si por negocios tiene que ir en contra de los intereses de Israel, lo va a hacer sin problema. No le importa Israel y no se va a presentar a un nuevo período, con lo cual ya no le importa el voto judío.
–¿O sea que su apoyo a Israel no será incondicional?
–Es una cuestión del corto plazo versus el largo. Los israelíes, incluso los más sofisticados, creen que en el corto plazo Trump probablemente sea mejor para Israel. Porque los iraníes le tienen miedo. Irán quería que ganara Harris, eso estaba muy claro, porque con Trump no se pueden predecir sus movimientos. Saben que se puede levantar un día y darle a los militares la orden de atacar Irán. Es lo suficientemente loco como para tener preocupado a los iraníes. Ahora bien, en el largo plazo Israel necesita una democracia norteamericana fuerte y floreciente, y si Trump la destruye, eso obviamente es malo para Israel. Sin embargo, los israelíes tienen a sus hijos peleando una guerra y eso es hoy. Y lo que quieren saber es cómo van a ser los próximos seis meses. En el corto plazo, entonces, Trump resulta mejor porque seguirá vendiendo armas a Israel y apoyándolo. Y los iraníes estarán con miedo.
–Harris exigía un cese del fuego, pero Trump también dijo que pensaba terminar con las guerras.
–Los israelíes quieren que termine la guerra y saben que Netanyahu no hubiera tomado en consideración las demandas de Harris. En cambio es probable que sí lo haga con los pedidos de Trump. Porque ignorarlo es quedar expuesto a lo que pueda hacer, y eso es impredecible. Es la ventaja de la persona loca. Esa faceta le da poder a Trump. De hecho, muchos israelíes piensan que es bueno que Putin no sepa cómo va a reaccionar Trump y es bueno que Irán tampoco lo sepa. Muchos piensan que esa falta de previsibilidad es buena, pero Netanyahu también sabe que es impredecible y se tiene que cuidar. Y si Trump lo llama y le pide que para la fecha de su inauguración, el 19 de enero próximo, la guerra esté terminada, yo creo que la guerra va a estar terminada.
–¿Con los objetivos cumplidos?
–Hamas está destruido. Todos entendemos que nunca se van a eliminar todos los terroristas que están en Gaza. Tendremos que seguir entrando periódicamente. Y la gente en Gaza está comenzando a pedir por la paz y que Hamas se aparte de sus vidas. En cambio Hezbollah no está bajo control, y si bien decimos que le hemos destruido el 80% de sus cohetes, nuestros soldados siguen muriendo todos los días. Y civiles también. Y hay 80.000 civiles que no pueden retornar a sus hogares. Y si llega el 19 de enero y no se acabó con Hezbollah, Netanyahu se verá forzado a obtener algún acuerdo internacional. Si Israel no puede deshacerse de Hezbollah, habremos cedido parte de nuestro tierra a un ejército que ni siquiera tiene presencia física en nuestro territorio y eso es inaceptable.