Para Martin Baron, Trump y Milei “son bichos raros, aspirantes a autócratas”
El exdirector del The Washington Post habló del rol de la prensa en las elecciones de Estados Unidos; el eje de la jornada es el periodismo en el exilio
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CÓRDOBA.- El hostigamiento al ejercicio de la prensa libre y el periodismo en el exilio fueron los ejes de la segunda jornada de la 80° Asamblea de la Sociedad Interamericana de Periodismo (SIP) que se realiza en esta ciudad. En diferentes ponencias se abordó el acoso financiero y judicial, las trabas para el acceso a la información pública, la debilidad de los mecanismos de protección y el uso discriminatorio de la publicidad oficial. Los disertantes, en varias oportunidades, remarcaron la “preocupación” por las actitudes del presidente argentino Javier Milei, quien se excusó por cuestiones de agenda de participar del encuentro.
En esta segunda jornada también estuvo Martin Baron, periodista estadounidense que lideró las redacciones del Miami Herald, el Boston Globe y The Washington Post y que, en la Argentina, está presentando su libro “Frente al poder. Trump, Bezos y The Post”. A su entender, en la elección del 5 de noviembre en Estados Unidos “se juega la democracia”.
Baron se refirió también a Milei. Consultado sobre las diferencias con Donald Trump, respondió: “Los dos son bichos raros. Los dos son aspirantes a autócratas; los dos odian a la prensa; los dos favorecen medidas autoritarias. Pero también hay grandes diferencias. Hay una gran brecha entre las políticas de los dos, pero hay aspectos de sus personalidades parecidas, en particular su actitud respecto de la prensa”.
Para presidente de la SIP, Roberto Rock, la ofensiva de Milei contra la prensa “no tiene que ver con gasto publicitario” sino que “sigue un patrón de conducta”. Comentó que en varios países de la región hay gastos “millonarios en bots, en redes sociales, en pagar por embates contra líderes que les representen un contrapeso, un riesgo a la hiper concentración de poder”. Enfatizó que estos hechos se dan en Latinoamérica, en Estados Unidos y en Europa. “No es un tema económico, es de una naturaleza totalmente diferente”, sintetizó.
Periodismo en el exilio
El titular de la comisión de Libertad de Presa e Información de la SIP, Carlos Jornet, repasó las situaciones que vive la prensa en los países de Latinoamérica. Sobre Milei precisó que “no cesa en sus diatribas contra periodistas y medios en un discurso que no cesa de emular a (Donald) Trump y a (Nayib) Bukele”.
Planteó que la “tensión” entre periodismo y gobiernos no es nueva, pero enfatizó que hay esa actitud “de abierta confrontación” que, “no es extraña en gobernantes que practican el autoritarismo”, empieza a surgir “de gobernantes que se proclaman democráticos”. La SIP “levanta su voz contra los discursos oficiales que estigmatizan al periodismo. No son neutrales, son el preámbulo para la censura directa y a la violencia”.
En la jornada se entregaron el Gran Premio a la Libertad de Prensa 2024 al Periodismo en el exilio a Fabián Medina, jefe de Información del diario La Prensa de Nicaragua y el Gran Premio Chapultepec 2024 al Comité para la Protección de Periodistas, recibido por la CEO del Comité de Protección de Periodistas, Jodie Ginsberg.
El nicaraguense Medina sostuvo su impresión de que “en Latinoamérica están dando la misma película en todas las salas, pero a diferentes velocidades”. Fue el primero de su redacción en exilarse en Costa Rica, pero después todos sus compañeros debieron dejar Nicaragua; La Prensa dejó de salir en papel para editarse solo digital.
Relató con detalles cómo el “periodismo vigoroso” que existía en el país hasta 2007 desapareció con la llegada de Daniel Ortega al poder. El primer paso fue el redireccionamiento de la publicidad; luego se sumó la prohibición de cumplir actividades oficiales (“No vamos a permitir comunicación contaminada”, decía la primera dama Rosario Murillo) y la estigmatización a través de influencers. “Se creó un ambiente hostil”, definió. La “persecución” del régimen alcanza a fuentes y anunciantes. “Hay casos de alguien que ha hablado y a las horas tiene una patrulla llevándoselo”, graficó.
“No somos taquígrafos”
Uno de los expositores más esperados fue Baron, quien insistió en “no somos taquígrafos, no somos activistas, somos periodistas”, concepto con el que sostiene su convicción de que la prensa debe “investigar al poder, investigar, buscar la verdad”. Son las claves, también de la diferenciación entre un periodista y un influencer.
Baron vivió el traspaso de The Washington Post de la familia Graham al Jeff Bezos, dueño de Amazon. Admitió los temores que había en la redacción por la posibilidad de que influenciara en el trabajo diario. “Nunca se metía en la cobertura de nuestro periódico. Me siento muy agradecido por la libertad que nos dio”, afirmó.
De cara a la elección del 5 de noviembre en Estados Unidos, subrayó que al periodismo le corresponde darle toda la información política de los candidatos Trump y Kamala Harris, pero “corresponde al público elegir el futuro del país”. Baron es muy crítico de Trump y entiende que en el caso de ser electo se fortalecerán autócratas como Vladimir Putin. “Los Estados Unidos no serán un modelo de democracia para ningún país. Sería una gran pena”, indicó.
Advirtió que en Estados Unidos “no importa el presidente que esté en la Casa Blanca” por la división de poderes que existe, pero agregó que, en los últimos ocho años, “hemos descubierto que las instituciones estadounidenses son más frágiles de lo que creíamos. Todas las instituciones necesitan el apoyo del pueblo”.
Sobre porqué cree que la prensa pierde credibilidad, Baron reconoció que es un tema “complicado”; cree que tiene raíces en internet, ya que abrió la posibilidad a que cualquier persona encuentre información en la red “que refuerza la opinión preexistente, se pueden encontrar teorías conspirativas”.
“Es un entorno mediático completamente diferente a lo que teníamos antes. Ha socavado la confianza del pueblo en lo que transmitimos -añadió-. Tenemos mucha responsabilidad, tenemos la obligación de cubrir a todos, de reflejar las luchas, opiniones, y vidas cotidianas de manera honesta. Y deberíamos publicar las pruebas que tenemos, tener una política de transparencia radical”.