Agustina Bessa-Luís. Una autora célebre pero aún secreta
Dos novelas de la escritora portuguesa revelan un estilo muy particular, de gran fuerza narrativa
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Escribió novelas, cuentos, piezas teatrales, fue guionista del prestigioso cineasta Manoel de Oliveira, incluso participó intensamente del mundo intelectual de Portugal. Aún así, Agustina Bessa-Luís (Vila Meã, 1922- Oporto, 2019) es una de esas escritores célebres que han permanecido secretas en nuestra lengua. Quizá se deba a su condición de mujer en un campo que en su momento era eminentemente masculino, o tan solo a la diferencia de idioma. Como fuera, de sus más de cien obras, apenas cuatro fueron traducidas al español y tan solo dos pueden encontrarse en las librerías locales. Sin embargo, basta con esas dos novelas para sorprenderse con la exuberancia de una voz de singular ironía, que retrata la vida en Portugal durante el siglo XX.
Eso sucede con La sibila, la novela que la consagró tempranamente como autora y fue considerada en Europa como una de las obras cumbres del siglo. Resulta una suerte de epopeya familiar y rural, que narra a tres generaciones de mujeres fuertes de la casa de la Vessada. Por momentos lírica, por momentos vehemente, la historia recorre las experiencias de María, Estima, Germana y Quina, que en el fondo es la verdadera protagonista. A ella la llaman la Sibila y es una mujer indomable que parece manejar los misterios ancestrales y al mismo tiempo oculta una ternura honda. Llama la atención su voluntad férrea, su manera de encarnar lo antiguo y lo sagrado, unida a una capacidad de equilibrar la razón y la fuerza hasta dar con el modo de mantener un espacio propio frente a la amenaza de un entorno patriarcal exacerbado.
Al igual que sus personajes, Bessa-Luís fue una mujer osada. Tal vez una anécdota alcanza a mostrarlo: la autora publicó un anuncio en el diario para entablar correspondencia con una “persona culta”, y así conoció a quien sería su esposo de toda la vida, el abogado Alberto Luís. Se casaron en 1945 y vivieron juntos hasta que él murió, en 2017. En su caso, la escritura literalmente transformó su mundo.
Y esa misma osadía la llevo por una búsqueda literaria llena de desafíos. Así reescribió en clave actual una obra canónica como Madame Bovary, de Gustav Flaubert. La aventura le permitió crear uno de los hitos de su obra, Valle Abraham, una novela que narra la vida de Ema Cardeano y que tiene su versión cinematográfica de la mano del director Manoel de Oliveira. La Ema de Bessa-Luìs es una chica común que lucha contra los molinos de viento del aburrimiento que le impone su condición de mujer en un pueblito portugués hipócrita y tradicional. “¿Merecía Ema el mote de Madame Bovary?”, se preguntan en la historia. Y las coincidencias entre ambas mujeres saltan a la vista; por empezar, una chica de provincia se casa con un médico mediocre, Carlos, viven juntos, ella se aburre y tiene amantes que no la satisfacen en su anhelo de un espíritu romántico y quijotesco a la vez.
Así y todo, basta mirar un poco más de cerca la obra para notar las diferencias. En este caso, el médico no solo es mediocre y bobalicón como Bovary, sino también un gran aprovechador. Se detiene en la belleza de una Ema de 15 años y en el fondo se prenda de sus joyas ; así la narración dice, sin decirlo del todo, que la busca por su dinero. Ella tiene un defecto congénito en una pierna, que se vuelve invisible dada su belleza, pero en la imaginación de los que la rodean parece hacer tambalear su futuro. La madre de Ema murió, y hasta su casamiento ella vive en la campiña del río Duero con su padre viudo y la tía Augusta que la cuida, una mujer de un puritanismo que raya lo ridículo. En verdad, muchos personajes tienen excesos que los ponen en el borde del grotesco.
En ese sentido, Valle Abraham permite conocer los prejuicios, las excentricidades y la hipocresía profunda de un pueblo portugués de mediados del siglo XX, y en particular, el modo en que las mujeres eran vistas, censuradas, y en ese marco, luchaban por abrirse camino con las herramientas escasas de una época que las menospreciaba al punto de hacerlas depender de un hombre, aún cuando, como en el caso de Ema, eran inteligentes, tenían recursos propios y una percepción bastante más lúcida que la de una comunidad llena de rumores e imposiciones. “Estaba embrutecida de felicidad”, se dice de Ema. Late en esta frase un desparpajo y una libertad que le dan frescura a la narración. El singular estilo de su escritura la llevó a ganar el Premio Camões, máximo galardón en su lengua, que recibió en 2004.
Si Madame Bovary encarna una crítica a la sociedad del siglo XIX, la historia de Bessa-Luís lo es de la sociedad burguesa en decadencia de la segunda mitad del siglo XX, posterior a la Revolución de los Claveles, que permitió el regreso de la democracia en Portugal y no fue muy provechosa para los burgueses locales. Más allá de las coincidencias, el estilo de las dos obras no podría ser más alejado. La narración de Bessa-Luís no apela a la objetivad, rasgo esencial en la novela de Flaubert; al contrario, su narrador expone su punto de vista, reflexiona sobre las acciones de los personajes; es una voz irónica y sagaz a la hora de evaluar las segundas intenciones. De ahí que todo lo que en Madame Bovary es detalle preciso, en Valle Abraham se vuelve subjetividad lúdica. Y hay una diferencia más, un contraste que vuelve especial la voz. A pesar del tono irónico que muchas veces se siente en el relato, la atmósfera general transmite una tristeza que crece a medida Ema se enfrenta a la decadencia de un entorno enfermo que la aleja de toda posibilidad de verdadera libertad.
Claro que la escritura de la autora portuguesa es demandante. Tanto que se entiende por qué un autor como José Saramago dijo: “Si hay en Portugal una escritora que participe de la naturaleza del genio, es Agustina Bessa-Luís”. Ella narra con párrafos desbordados, reflexiones certeras, detalles abundantes. Y lo hace en un estilo que puede parecer errático, pero en la deriva la escritora consigue alterar la lógica de lo principal y lo secundario. Así, logra revelar la trama de los acontecimientos históricos y los eventos privados que dan forma a la condición familiar y cultural de una época que aún resuena en el presente.
Valle Abraham, Agustina Bessa-Luís. Traducción de Guillermina Saavedra (Edhasa) 355 pp. $ 3950
La sibila, Agustina Bessa-Luís. Traducción de Isaac Alonso Estravis (Serie Gong). 343 pp. $2200