¿Una presidenta en EE.UU.? Por qué esta vez para Kamala Harris ser mujer puede ser un activo y no un problema de campaña
Dirigentes políticas y activistas por la igualdad de género aseguran que la sociedad maduró mucho en los ocho años desde la derrota de Hillary Clinton; el factor Trump también influye
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CHICAGO.- La primera vez que Kamala Harris se postuló para la presidencia, en 2019, a ella y a las otras pocas candidatas que competían para ser la primera presidenta de Estados Unidos las persiguió la misma pregunta: ¿una mujer puede ganar?
Apenas tres años antes, Hillary Clinton había perdido frente a Donald Trump después de una campaña que ella y sus defensores consideraron plagada de misoginia y de sexismo, así que los demócratas debatieron acaloradamente durante meses si debían intentar quebrar otra vez la barrera de género. Esta vez, sin embargo, todas esas dudas fueron abolidas.
Montados en una ola de embriagador optimismo y encuestas para arriba, entre los demócratas existe el amplio consenso de que la identidad de mujer negra de Harris es uno de sus mayores activos de campaña, y las entrevistas a destacadas dirigentes del Partido Demócrata revelan una asombrosa confianza en que desde la derrota de Clinton, el clima político, las tácticas y la percepción de los votantes sobre la forma de gobernar han cambiado en favor de las mujeres.
“La gente ya llegó al lugar en el que puede realmente imaginar a una mujer como presidenta”, dice la senadora demócrata Amy Klobuchar, que también fue precandidata en 2019, al igual que Harris. “Hoy por hoy, miran a Kamala Harris y se dicen: ‘Sí, es presidenciable’”.
Ese optimismo tiene datos que lo respaldan: la multitudinaria Marcha de las Mujeres que se realizó el día después de la investidura de Trump movilizó a todo un universo de organizaciones que apoyan las candidaturas femeninas, lo que a su vez en las legislativas de 2018 contribuyó a generar una ola histórica de mujeres elegidas para ocupar bancas en el Congreso.
Además, como primera vicepresidenta de Estados Unidos, Harris ya rompió una vez la barrera de género. La ex primera dama Michelle Obama dijo el martes en la Convención Nacional Demócrata que “las condiciones están dadas”, dando a entender que esta vez no hay lugar para las excusas.
“No podemos permitirnos el infantilismo de preguntarnos eternamente si este país está dispuesto a elegir a alguien como Kamala, en vez de hacer todo lo posible para que alguien como Kamala sea elegida”, agregó.
Sin embargo, algunas dirigentes mujeres reconocen que ese optimismo tiene matices de negación. Harris ya ha enfrentado críticas sexistas sobre su apariencia, su risa y su familia. Y a pesar del estallido de entusiasmo por su repentina candidatura, las encuestas muestran que la carrera es muy reñida. Para algunos demócratas, esta vez la preocupación no es si una mujer puede ganar, sino qué pasa si Harris pierde.
“Es algo que realmente me asusta personalmente: si pierde, por más que no tenga ningún sustento en la realidad ni un solo gramo de evidencia o de datos, se dirá que perdió porque es una mujer, una mujer negra, una mujer de color”, dice Amanda Litman, cofundadora de Run for Something, una agrupación que ayuda a mujeres que quieren postularse para un cargo electivo. “Si pasa eso, la próxima vez será todavía mucho más difícil”.
Lecciones de la derrota de Hillary
Ayanna Pressley, legisladora demócrata por Massachusetts, elegida por primera vez en 2018, señala que Harris claramente está sabiendo aprovechar la derrota de Hillary Clinton.
“La lección que dejó la derrota de Hillary suavizó mucho el terreno”, dice Pressley, y agrega que las políticas mujeres han aprendido a no rehuir de compartir ciertos aspectos de sus vidas y sus luchas personales. Según Pressley, en la política actual, la autenticidad y la vulnerabilidad no parecen estar perjudicando a las mujeres, sino ayudándolas.
“Ya no hay un discurso único de cómo debe verse un líder o de lo que implica el liderazgo”, dice Pressley sobre Harris. “En ese sentido, ser madre, mujer de color, una gran luchadora que no pierde la sonrisa y que además cocina bien, es una gran ventaja adicional”.
Litman, de Run for Something, señala que Clinton, de 76 años, y Harris, de 59, representan diferentes eras del feminismo. La vicepresidenta ha adoptado un enfoque más relajado y personalmente franco, que a Clinton le habría parecido demasiado arriesgado cuando se lanzó a la política. Hoy, que las políticas mujeres hablen de colores de lápiz de labios, tatuajes o zapatillas no solo es aceptable, sino que es tácticamente inteligente: una forma de mostrarse cercana a la gente.
Aborto y otros tópicos
Más allá del estilo personal, para varias mujeres demócratas el punto de inflexión fue la revocación del fallo Roe vs. Wade por parte de la Corte Suprema y la pérdida de la protección constitucional al aborto. La congresista Sara Jacobs, demócrata por California, que trabajó como asesora de campaña de Clinton, dice que la revocación de Roe vs. Wade obligó a muchos votantes a tomar en serio muchas políticas que antes eran consideradas “asuntos de mujeres”.
Según Jacobs, hoy los temas relacionados con la atención de la salud reproductiva y la educación son más aceptados como “temas de charla en la mesa de la cocina” tanto por los demócratas más acérrimos como por los más moderados.
“En 2016, en 2018, y hasta en 2020, cuando le decíamos a la gente que iban a ir tratar de revocar Roe vs. Wade, que estaban tratando de tumbar el fallo, había muchas, muchísimas personas que nos decían que éramos alarmistas, que estábamos exagerando”, recuerda Jacobs. “Creo que ahora todos tienen muy claro que no exagerábamos”.
Barbara Boxer, de 83 años, arrancó su carrera política en la década de 1970 y dice que sin duda el nivel de sexismo en la política ha retrocedido desde entonces, pero que esa mejora ha sido lenta. Boxer, exsenadora por el estado de California, señala que Trump se ha referido a la apariencia de Harris con frecuencia, que una vez describió como “hermosa” una foto de ella y hasta sugirió que se parecía “mucho” a su esposa, Melania.
“¿Qué está tratando de decir? Lo que Trump está tratando de decir es: ‘No te tengo miedo, sos igualita a mi esposa’”, dice Boxer. “Hay que fijarse en esas sutilezas: ahí tenemos a un hombre que piensa que las mujeres son inferiores, que son su juguete”.
Por lo general con ironías y humor mordaz, Harris y sus aliados han luchado ferozmente contra los comentarios que consideran sexistas. Con ese fin, crearon los memes de “la loca de los gatos”, los chistes de “Momala”, y una imparable catarata de videos sobre cocos, todos destinados a dar vuelta el guion.
“Dieron vuelta literalmente la situación y la están usando a su favor”, dice la senadora Klobuchar. “Se la veían venir y esta vez tienen un plan”.
Por Jennifer Medina
Traducción de Jaime Arrambide
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