Una pareja de EE.UU. se mudó a Italia después de jubilarse y vivió “una absoluta pesadilla” para establecerse: dónde lograron refugiarse
Regina y John Zdravich vivían en Indiana y soñaban con establecerse en el viejo continente; qué dificultades encontraron y dónde hallaron su nuevo hogar
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Regina y John Zdravich, un matrimonio del noroeste de Indiana, en Estados Unidos, vivieron una odisea al mudarse después de jubilarse a Italia. Lo que comenzó como un sueño, alimentado por las visitas a dos estudiantes de intercambio europeos, se convirtió en una experiencia frustrante y plagada de obstáculos.
Antes de partir al viejo continente, la pareja vendió su casa y redujo al máximo sus pertenencias. Llegaron a Italia en enero de 2018, pero no lograron establecerse en ese país, ya que el proceso burocrático que se encontraron se convirtió en “una absoluta pesadilla”. Así lo contaron en una entrevista con CNN, donde relataron los detalles de su fallido intento de residencia en ese país europeo y cómo encontraron la paz en un lugar inesperado.
La jubilación y el sueño de irse a vivir a Italia
Regina y John comenzaron a fantasear con vivir en Europa hace más de 20 años, cuando hospedaron a un estudiante de intercambio italiano en su casa. El vínculo con el joven los llevó a visitar Italia en varias ocasiones y, con el tiempo, empezaron a evaluar la posibilidad de mudarse allí una vez que se jubilaran.
Con el paso de los años, la idea de vivir en otro continente cobró fuerza. Querían un cambio en sus vidas. “Habíamos vivido en Estados Unidos toda nuestra vida y queríamos probar algo diferente”, relató Regina, quien contó que sintieron que su casa ya era demasiado grande para ellos dos, por lo que resolvieron que su nuevo hogar estaría en Europa.
En 2017, comenzaron a deshacerse de sus pertenencias y todo lo que no llevarían con ellos. “Empezamos a vender todo lo que pudimos por Internet. Un montón lo donamos a obras de caridad. Nos llevó mucho tiempo librarnos de todo”, recordó Regina. El paso final lo dieron cuando vendieron su casa. Entonces, estaban listos para partir.
La llegada a Italia: el sueño se desvanece
Acompañados de su gata Sonya, los Zdravich se mudaron a Salerno, cerca de Nápoles, en enero de 2018. Pronto la emoción inicial se convirtió en frustración, al chocar con la burocracia para conseguir un permiso de residencia. Solicitaron una visa de residencia electiva, un tipo de permiso de estancia prolongada para jubilados no europeos, pero el proceso se complicó. “Necesitábamos un número de identificación fiscal nacional y un contrato de alquiler que demostrara que teníamos un lugar donde quedarnos”, detalló Regina.
Después de tres meses en Italia, tuvieron que regresar a Estados Unidos para completar los trámites a través del Consulado Italiano en Detroit. Alquilaron una vivienda temporal y se dedicaron de lleno a obtener su permiso para residir en el país europeo. Sin embargo, la mayor dificultad surgió cuando les solicitaron que presentaran declaraciones de impuestos sobre su jubilación, algo que no podrían hacer hasta el año siguiente, ya que ambos se habían jubilado a fines de 2017. “Encontramos el proceso una absoluta pesadilla”, lamentó.
Cuando vieron que no podrían cumplir con los requisitos para obtener la visa, retiraron la solicitud. En ese momento, se encontraron en una situación que nunca habían imaginado: estaban EE.UU. sin casa y prácticamente sin pertenencias.
El regreso a Europa y un nuevo hogar en un lugar inesperado
Con la esperanza de encontrar una solución, Regina y John regresaron a Italia. Pero las cosas no mejoraban. En unos foros de internet se toparon con las historias de otros extranjeros que tampoco habían podido instalarse en Italia, pero que contaban que en España el proceso era más sencillo.
Nunca habían visitado este país, pero decidieron arriesgarse y probar suerte. Alquilaron un departamento en España por un año y John, de ascendencia serbia, comenzó el proceso para obtener la ciudadanía serbia, para facilitar su residencia en Europa. En paralelo, solicitaron un visado no lucrativo al Estado español, que no les permitía trabajar, y lo obtuvieron tres meses después.
En agosto de 2018, casi un año después de dejar Estados Unidos, los Zdravich se instalaron en la pequeña localidad de Oliva, en la región de Valencia, España. Los dos recuerdan que al principio, su nueva vida “fue un poco desconcertante”, ya que habían “empezado a estudiar italiano” y de la noche a la mañana tuvieron que comenzar a aprender otro idioma.
Tiempo después, la pareja compró una casa en García, Cataluña, con dos hectáreas de terreno, donde volvieron a tener caballos. “Para nosotros era el entorno perfecto”, señaló Regina. Pese a las dificultades idiomáticas, John y Regina encontraron en España una vida más accesible. Ahora pueden salir comer afuera con frecuencia y la atención médica es pública. “En Estados Unidos, el sistema de salud es carísimo, y aquí no lo es tanto”, valoraron.
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