Un sacerdote usó durante años palabras erróneas en los bautismos y la Iglesia tomó una drástica decisión
Después de un largo tiempo en el que el cura realizó de forma equivocada el ritual católico, la máxima entidad del cristianismo inició una investigación; el sacerdote de Phoenix decidió renunciar
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El bautismo es uno de los sacramentos católicos más importantes y el primero con el que los fieles ingresan a la religión. Según la tradición, a través de esta ceremonia el feligrés se arrepiente del pecado original y, por medio del arrepentimiento, nace una persona inocente. Como en cada ritual religioso, el sacerdote realiza una serie de pasos rigurosos para llevar adelante el proceso pero, en esta oportunidad, el pastor cometió un error desde hace 25 años y que generó una gran polémica.
Durante 25 años, el pastor que en los últimos cinco estuvo a cargo de la Diócesis de Phoenix, Andrés Arango, bautizó a decenas de niños y personas que querían unirse a la fe cristiana. “Te bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, repitió una y otra vez para iniciar a cientos de feligreses en la cristianismo.
Sin embargo, en los últimos días, la Diócesis emitió un comunicado de prensa que sorprendió a todos los que pasaron por este ritual con Arango en la parroquia St. Gregory en Phoenix. Según informó la entidad, todos los bautismos realizados desde que el sacerdote llegó a la institución en el 2017 quedaron invalidados por la iglesia católica.
¿Cuál fue el error de Andrés Arango?
A través del informe oficial de la Diócesis Católica Romana de Phoenix explicaron que Arango empleó mal el uso de la palabra por lo que comprometió la validez de estas ceremonias. En este sentido, se detalló que en lugar de decir “yo te bautizo”, el sacerdote expresó la frase “nosotros te bautizamos”.
Por este motivo, afirmó el comunicado, todos los bautismos que el sacerdote realizó con este vocabulario, quedaron invalidados tras una rigurosa investigación. “Si fue bautizado usando las palabras incorrectas, eso significa que su bautismo no es válido y no está bautizado”, reafirmó la Diócesis en su sitio web. Y a continuación, determinó: “Tendrás que bautizarte”.
Al mismo tiempo, la institución puntualizó que “todos los bautismos que realizó hasta el 17 de junio de 2021 se presumen inválidos”. Por su parte, las ceremonias celebradas después de ese día no deberán repetirse porque realizaron correctamente.
Para agravar la situación de los afectados, se explicó que la equivocación de Arango trasciende al bautismo. ¿Por qué? Ya que se trata del primer sacramento que recibe a los católicos como parte de la iglesia, el error podría impactar en los sacramentos siguientes. Es decir, si una persona recibió el bautismo con esta equivocación, es posible que deba repetir algún otro ritual como la comunión, la confirmación o, incluso, el matrimonio.
A pesar de que este último punto aún está en análisis, la noticia generó una gran polémica y repercusión en la comunidad de feligreses de Phoenix que, ofendidos por lo ocurrido, se manifestaron en contra de la entidad. Sin embargo, a pesar del reclamo, la iglesia insistió en que deberán volver a realizar el ritual para que el bautismo sea validado.
La reacción de Andrés Arango
El sacerdote se formó y perteneció a una orden dedicada a la formación de futuros sacerdotes y a la realización de misiones para llevar la palabra de la iglesia a comunidades vulnerables llamada Eudista. Luego de varios años con tareas en esta entidad, llegó a la parroquia St. Gregory en abril de 2017.
Desde aquel momento, comenzó a llevar adelante bautismos con el error que se conoció en los últimos días. Inmediatamente después de que salgan a la luz los resultados de la investigación, el padre presentó su renuncia a la Diócesis que se hizo efectiva el 1 de febrero.
En una carta que se difundió en la sitio web de la Diócesis, el sacerdote asumió la culpa y se disculpó: “Me entristece saber que he realizado bautismos inválidos a lo largo de mi ministerio como sacerdote usando regularmente una fórmula incorrecta”. A su vez, expresó: “Lamento profundamente mi error y cómo esto afectó a numerosas personas en su parroquia y en otros lugares”.
Finalmente, dolido profundamente por lo ocurrido, finalizó en su escrito: “Me disculpo sinceramente por cualquier inconveniente que hayan causado mis acciones y genuinamente pido sus oraciones, perdón y comprensión”.
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