Un profesor de la Universidad de Nueva York fue despedido por ser “demasiado exigente” y el debate no se hizo esperar
82 alumnos de una clase de 350 estudiantes firmaron una petición en contra del docente; las respuestas del docente y de la universidad
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Un profesor de química de la Universidad de Nueva York (NYU), de nombre Maitland Jones Jr. fue despedido en el pasado mes de agosto luego de que un grupo de alumnos se quejara de sus notas y presentara una petición conjunta ante la dificultad del curso.
Fueron 82 de los 350 estudiantes del Dr. Jones los que argumentaron que el docente había sido el principal responsable de los malos resultados en los exámenes y que su “desmedida exigencia” reducía sus posibilidades de éxito.
Este caso significó un precedente por el que tanto estudiantes como docentes reaccionaron y se preguntaron si eso no significaba que los estándares académicos estaban cayendo. El debate llegó a las columnas de opinión de varios medios de comunicación.
Esta semana, el New York Times reflejó el caso y compartió la petición que hicieron los estudiantes: “Le instamos a que se dé cuenta de que una clase con un porcentaje alto de abandonos y bajas calificaciones no ha hecho del aprendizaje y el bienestar de los estudiantes una prioridad”, decía.
De acuerdo con el medio citado, el Dr. Jones fue acusado de no ofrecer créditos adicionales, de haber eliminado el acceso de Zoom a las clases cuando algunos estudiantes se enfermaban de Covid y también de haber cancelado varios exámenes.
Este despido causó una escalada de opiniones divididas en artículos a través de diferentes medios de comunicación. En uno de ellos, en CNN, Jill Filipovic planteó varias preguntas: “El despido de un renombrado profesor de química de la Universidad de Nueva York después de una serie de quejas de los estudiantes sobre su enseñanza ha revigorizado una serie de preguntas de larga data sobre la academia moderna: ¿Están cayendo los estándares académicos? ¿Están los profesores y administradores demasiado en deuda con las frágiles emociones de los estudiantes y con los dólares de matrícula de sus padres? ¿Y qué les pasa a los niños en estos días, de todos modos?”, apuntó.
Otros también se apoderaron de Twitter para compartir su reacción, mientras tanto, los colegas del Dr. Jones se unieron en una carta al director de la facultad para impugnar el despido. Para ellos, la decisión sienta un precedente “totalmente carente de garantías procesales que podría socavar las libertades del profesorado y debilitar las prácticas pedagógicas probadas”.
En diálogo con el New York Times, el profesor de química y antiguo colega de Jones, Paramjit Arora, declaró: “Los decanos, obviamente, quieren que los estudiantes estén contentos y digan cosas buenas de la universidad para que más gente solicite plaza y las clasificaciones en las plataformas digitales sigan subiendo”.
En Twitter, una profesora aseguró que no concordaba con que bajar los estándares ayudara a los estudiantes: “No creo que las universidades deban responder bajando los niveles de exigencia en cuanto a lo que constituye la comprensión del material, especialmente en clases muy técnicas. Eso hace lo contrario de preparar a los estudiantes para los campos en los que quieren entrar”, escribió Elizabeth Spiers, profesora de periodismo, en un hilo de Twitter el lunes.
El descargo del profesor despedido
Por su parte, el Dr. Jones negó las afirmaciones de los alumnos y alegó que pagó 5000 dólares de su dinero para poder grabar las conferencias y que el número de exámenes se redujo porque la universidad programó la primera fecha después de seis clases, lo que él consideró como demasiado pronto.
Sobre el acceso de Zoom, añadió que la tecnología de la sala de conferencias hizo imposible que grabara sus problemas de la pizarra.
En relación al despido, alegó al Times que los resultados de algunos alumnos formaban parte de una preocupante tendencia en los estudiantes: tienen cada vez más dificultades para concentrarse y rendir exámenes.
“En los dos últimos años, cayeron por un precipicio”, escribió en una queja a la universidad en medio de los reclamos. “Ahora vemos notas de un solo dígito e incluso ceros”. Jones también puntualizó que no quiere recuperar su empleo, pero que sí pretende que esto no le ocurra a alguien más.
La respuesta de NYU
La NYU respondió a una declaración que envió The Independent y desestimó las conclusiones en el artículo del Times y la respuesta del profesor. Un representante aseguró que este no fue un caso de un profesor despedido porque los estudiantes se quejaron de las calificaciones, sino que fue el caso de un profesor que fue contratado por un año para impartir un curso, pero que “no cumplió con nuestros estándares de pedagogía y no se le renovó el contrato”.
La Universidad agregó que hubo otros indicadores preocupantes, como una tasa de abandonos alta entre los estudiantes, la petición firmada por los 82 y las puntuaciones de las evaluaciones que fueron, por mucho, las peores de los miembros del Departamento de Química.
La institución concluyó: “Tampoco refleja el compromiso del profesor con los estudiantes el hecho de que cuando se enteró de que su contrato no sería renovado, dejó de calificar los trabajos y exámenes que tenía pendientes. Fue contratado para enseñar y no tuvo éxito”, cerró la institución.
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