Un periodista del New York Times alerta sobre la desaparición del neomexicano, el dialecto español tradicional de Nuevo México
La tierra del Encanto posee un dialecto nativo producto de la fusión del español medieval con las lenguas de los pueblos originarios; el corresponsal del periódico estadounidense llama a hacer esfuerzos para preservarlo
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La globalización y el sincretismo cultural poseen maravillosos resultados en el área de la cultura, pero también entablan peligros para determinadas formas puramente locales, especialmente en el área del lenguaje, que tienden a dejar de utilizarse, aprenderse y con los años solo quedan como un recuerdo silencioso en la mente y el corazón de las personas más añosas.
Y en ese contexto, el español de Nuevo México, un dialecto único que surgió de la combinación del español medieval y las lenguas indígenas, está en peligro de desaparecer debido a la confluencia de esos factores. Simón Romero, corresponsal de The New York Times y nativo de ese estado, alertó sobre esta amenaza en 2023 en un artículo del renombrado diario, donde instaba a su conservación, mediante la realización de esfuerzos similares a los que realizó Hawái con su lengua nativa, y encendió varias alarmas.
Recientemente, en una entrevista con Daiy Lobo, Romero explicaba: “El español de Nuevo México es un tesoro, y es sorprendente que haya perdurado hasta ahora, casi 200 años después de que Nuevo México se convirtiera en parte de los Estados Unidos. He visto cómo las lenguas no solo pueden salvarse de la extinción, sino revivirse, como en el caso de Hawái, donde los esfuerzos para preservar la lengua hawaiana han avanzado. Nuevo México puede lograr lo mismo si nos lo proponemos”, detalló.
“Aunque a menudo había oído que el español de Nuevo México era similar al español hablado en España hace siglos, luego aprendí que esto era un mito. En realidad, el español de Nuevo México es mucho más similar al español del norte de México”, explicó Romero.
Las iglesias resguardan al dialecto neomexicano
A raíz de su advertencia, según señala el Albuquerque Journal, el Centro Nacional de Cultura Hispana inició el Proyecto Legado, un esfuerzo por documentar el español de Nuevo México y asegurar que el dialecto se archive y proteja adecuadamente. Sin embargo, hasta hoy en la práctica, la mayor fuente de resistencia proviene de las comunidades religiosas, que continúan cantando y recitando oraciones en el dialecto.
“Las oraciones cantadas o recitadas son nuestra herencia sagrada. Cuando se dicen en español, son más poderosas. Nos conectan directamente con nuestros antepasados”, explicó en diálogo con AP Gabriel Meléndez, profesor emérito de Estudios Americanos de la Universidad de Nuevo México.
Lejos de las grandes clases de estudio y los foros globales son las comunidades rurales del extremo norte de Nuevo México el bastión de resistencia más efectivo para la pervivencia del dialecto, ya que en sus capillas construidas también con técnicas ancestrales a partir de barro y paja, las misas se imparten en el dialecto.
“El dialecto que hablamos se está extinguiendo. Somos la última generación que lo aprendió como primer idioma”, dijo Angelo Sandoval a AP. El hombre tiene 45 años y cuidador de la iglesia de San Antonio, una casa religiosa que se construyó allí por 1830 en el pueblo de Córdova, en la frontera del valle de Truchas.
Según detalla Sandoval, 1500 años de historia no pudieron resistir la embestida contra el uso del dialecto que comenzó en las instituciones educativas a mediados del siglo XX. Muchas de estas instituciones, 40 años después, están intentando reparar el daño. Damián Vergara Wilson, profesor de español en la Universidad de Nuevo México, explicó que como parte de esas políticas, los educadores se dedicaron durante muchas décadas a “corregir a los estudiantes que usaban la mezcla idiosincrásica de gramática, pronunciación y vocabulario del español de Nuevo México”.
“De algún modo las generaciones de hablantes han mantenido vivo este dialecto en la poesía, las canciones y las conversaciones cotidianas en las calles de los enclaves hispanos que están dispersos por toda la región”, detallaba Romero en su artículo en The New York Times.
El periodista relató al Daily Lobo que, tras la publicación, muchas personas, no solo en Estados Unidos, sino también en otros países con raíces en Nuevo México, lo contactaron para aprender más sobre el idioma de sus antepasados. Varios lingüistas también se pusieron en contacto con él. Sin embargo, el esfuerzo más genuino y consistente un año después de su advertencia proviene de las comunidades religiosas, por lo que es necesario aumentar la alerta si no se quiere que la supervivencia de una lengua dependa únicamente de la fe, ya que como advierte Romero “hay dudas sobre si las comunidades rurales que durante siglos nutrieron el español neomexicano pueden durar mucho más frente a una infinidad de desafíos económicos, culturales y climáticos”.
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