La candidata de Morena se convertiría en la candidata con más en la historia democrática de México; además, tendría un fuerte poder territorial y en el Parlamento
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Se pueden usar muchos adjetivos para describir la victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales de México este domingo: aplastante, contundente, enorme. Y por supuesto que histórica, porque es la primera mujer que presidirá el Estado mexicano.
En un país con tasas alarmantes de feminicidios, donde la cultura machista sigue marcando una parte de las relaciones sociales, la victoria de Sheinbaum, más allá de sus posiciones sobre el feminismo, es un punto de inflexión en la lucha por la representación femenina en la política.
Pero la victoria de Sheinbaum es histórica, también, por la magnitud con que se dio.
A juzgar por los resultados preliminares, la coalición oficialista parece haber ganado en tres escenarios clave de la política además de la presidencia.