Tras el faltazo en la Cumbre de las Américas, López Obrador visitó a Joe Biden y pidió por la política migratoria

WASHINGTON.- Por un momento, fue como si la “mañanera” -su habitual conferencia de prensa- se hubiera mudado al Salón Oval de la Casa Blanca. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sacó las hojas dobladas con su discurso del bolsillo interno de su saco, las abrió y comenzó a leer. “Señor presidente Biden, ya estoy por terminar”, dijo López Obrador, 15 minutos después, mirando a Joe Biden, quien escuchaba la traducción, sentado a su lado, cabizbajo, tomando apuntes de tanto en tanto. Otros 15 minutos después, López Obrador finalmente cerró su mensaje: “Qué viva Estados Unidos, qué viva México lindo y querido”, terminó.

Biden recibió a López Obrador por segunda vez en la Casa Blanca para una reunión bilateral que dejó a la vista la férrea determinación del gobierno norteamericano de mantener vínculos amistosos con los gobiernos democráticos de la región, sin importar los cortocircuitos o las diferencias.

“Esta es una relación que impacta directamente la vida diaria de nuestra gente”, le dijo Biden a López Obrador, al leer un mensaje delante de los periodistas en el Salón Oval. “Y a pesar de los titulares exagerados que vemos a veces, tú y yo tenemos una relación sólida y productiva y, diría yo, una sociedad”, agregó.

Luego del encuentro, la Casa Blanca informó que México invertirá el equivalente a 1500 millones de dólares en infraestructura fronteriza entre 2022 y 2024.

López Obrador llegó a Washington luego de su faltazo a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, y en su mensaje de más de media hora en el Salón Oval le pidió a Biden que fuera más “atrevido” en su política migratoria, dedicó largos elogios a Franklin Delano Roosevelt –un presidente con el que Biden fue comparado antes de que su agenda doméstica quedara trabada en el Congreso–, y hasta presumió de “permitir” que los norteamericanos carguen nafta en México hasta que bajen los precios en Estados Unidos, un aguijón sobre uno de los temas más sensibles con los que ha debido lidiar el gobierno demócrata.

“En tanto baje el precio de la gasolina en Estados Unidos, se ha permitido que estadounidenses que viven cerca de nuestra frontera puedan cargar sus automóviles del lado mexicano a menor precio”, le dijo López Obrador a Biden. “Actualmente ya se está abasteciendo a automovilistas de Estados Unidos en gasolineras ubicadas en las ciudades fronterizas de México”, insistió.

López Obrador se fue de Washington sin demasiados anuncios y con escasa visibilidad en los medios locales, luego de una visita en la cual además de ver a Biden compartió un desayuno de trabajo con la vicepresidenta Kamala Harris –que tiene a su cargo resolver “las causas fundamentales de la migración” desde América Central– en su residencia. Los mandatarios y sus funcionarios trabajaron en los tres principales temas que definen la relación bilateral más estrecha y compleja del hemisferio: inmigración, seguridad y comercio.

Aunque Biden y López Obrador cruzaron mensajes amistosos y destacaron la importancia del trabajo que han hecho en conjunto, la relación bilateral recorrió varios momentos de tensión en el último tiempo. López Obrador decidió saltarse la Cumbre de las Américas en Los Ángeles en protesta por la decisión de la Casa Blanca de dejar afuera a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. López Obrador le abrió las puertas de México al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, procesado por una filtración masiva de documentos confidenciales de Estados Unidos. Su gobierno además ha sido particularmente renuente a acompañar a la Casa Blanca en la condena frontal al régimen de Vladimir Putin por su invasión a Ucrania.

Biden tampoco hizo –o al menos no lo hizo en público– ningún planteo o reclamo a López Obrador por el asesinato de periodistas en México y los problemas que atraviesa la libertad de prensa en el país, pese a la presión de uno de los senadores más influyentes del Capitolio, Bob Menendez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Menendez había dicho que el faltazo de López Obrador a Los Ángeles era un “retroceso innegable”.

Para la Casa Blanca, la cooperación del gobierno de López Obrador es vital para administrar la crisis humanitaria en la frontera con México, un tema siempre candente al cual los conservadores y el Partido Republicano le dedican especial atención, y que fue uno de los motores del ascenso político de Donald Trump a la presidencia norteamericana en 2016. López Obrador mantuvo una relación sin demasiados roces con Trump durante su presidencia.

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