Superó un cáncer y ahora arrasa con su impronta latina en un deporte que enloquece a todos en EE.UU.: “No me rendí”
Tatiana Suárez creció con su madre y un hermano luchador; se sobrepuso a una dura enfermedad con tan solo 21 años; recuperada, sueña con lograr el máximo título de las Artes Marciales Mixtas
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“Todas las mañanas despierto sabiendo que soy la mejor y que día a día debo comprobarlo”. Esa es la mentalidad con la que vive la artista marcial mixta Tatiana Suárez, nacida en California e hija de padres mexicanos. De esa fortaleza está hecha. Será por esa tenacidad que, desde muy chica, tuvo que afrontar desafíos tan exigentes que pusieron a prueba una personalidad siempre optimista y con voluntad de hierro.
A los siete años, su papá desapareció de su vida tras divorciarse de su madre; a los 20, fue diagnosticada con cáncer de tiroides, del que se recuperó exitosamente y en 2019, sucesivas dolencias en el cuello y luego una comprometedora lesión ligamentaria la sacaron del octágono por dos años. Este año, regresó a la lucha (de la que nunca se fue).
“A los 12 años quería ser campeona olímpica”
Siente una suerte de predestinación. No piensa que es la mejor: lo “sabe”. Ni siquiera las palabras de su hermano mayor, Ricky, la detuvieron. “No hay mujeres a nivel olímpico” o “no creo que sea algo que puedas hacer”, le dijo cuando sólo tenía 12 años, luego de que manifestara su sueño de ser “campeona olímpica” de lucha libre . En ese momento, la respuesta de Tatiana fue contundente. “Quiero ser la primera en hacerlo”. Si no existía, lo podía inventar. Después de todo, siempre había practicado con varones; simplemente, no había mujeres con las cuales luchar. Con esa convicción, Tatiana creció sin pausa en su disciplina.
En 2008, con sólo 17 años, alcanzó el podio en el Mundial de Tokio y, así, logró la cuarta medalla para Estados Unidos en un torneo de esta magnitud. Suárez repetiría la gesta en Moscú, donde cayó frente a la 13 veces campeona del mundo, la japonesa Saori Yoshida.
Cuando los Juegos Olímpicos de Londres tocaban la puerta, una inesperada lesión en el cuello la sacó de carrera. La noticia, sin embargo, fue peor de lo esperado: no sólo se había dislocado un disco. La biopsia arrojó que tenía un nódulo, un crecimiento canceroso de sus tiroides. Por ese motivo, tuvo que someterse a una intervención quirúrgica para extirpar varios ganglios linfáticos alrededor de su cuello, además de la radioterapia. El sueño olímpico se había terminado. Tampoco sabía si podría volver a competir.
En diálogo con LA NACION, el médico endocrinólogo Fernando Morana explicó que “las hormonas tiroideas hacen que todo el organismo funcione en equilibrio. Si esas hormonas faltan, ese equilibrio empieza a estar todo en ‘menos’. Esto es: sueño, cansancio, decaimiento, caída de cabello, secado de piel, constipación”. Con todo, una dosis adecuada de levotiroxina y/o triyodotironina, las medicaciones que suplen la hormona faltante, “no debería haber problema” en continuar con una vida normal; incluso para un atleta de alto rendimiento.
“Cáncer es una palabra muy grande. En nuestra casa, siempre decimos que las cosas pasan por algo. Dios no te da cosas que no puedas aguantar. No puedes estar abajo sin levantarte”, dijo alguna vez Linda Pandilla, madre de Tatiana, sobre su reacción al enterarse de la dura noticia familiar.
Por entonces, Tatiana era una joven entusiasta cuyo único objetivo era competir en los Juegos Olímpicos y cumplir su sueño de toda la vida. El cáncer no entraba en la variable. A pesar de la impactante palabra, quizás por inocencia, Tatiana nunca temió lo peor. A decir verdad, tampoco su madre se imaginaba el peor de los escenarios.
Más allá de la tristeza, Linda, a quien Tatiana definió como su ídola, tampoco pensó en ninguna fatalidad. “Siempre pensé que lo superaría, porque así es ella”, dijo en una entrevista con ESPN.
Por su tratamiento, durante dos semanas, la veinteañera tuvo que mantenerse aislada en una habitación, porque debía tomar yodo radioactivo para eliminar el cáncer de su cuerpo. Inquieta, la californiana no podía con su genio y hacía ejercicios con el infructuoso objetivo de “sacar” la radiación de su cuerpo. “Me volví loca. Hacía rutinas de lucha libre, jumping jacks. Soy muy impaciente”, contó.
Tras 18 meses de tratamiento, Tatiana pudo retomar su vida con normalidad y, como cualquier persona, tomó un empleo común, en una empresa corriente. Impulsada por el amor a los animales, se dedicó por un tiempo a entrenar perros. Pero la invadía la tristeza. El sueño olímpico se le había escurrido entre las manos por algo que no podía dominar. Esto, quizás, preocupó a Linda más que la propia enfermedad. “Ganar una medalla de oro siempre había sido su sueño. Esa fue una época difícil para ella. Estuve realmente preocupada”, recordó su mamá. Tatiana se había quedado sin su gran objetivo.
La resurrección
Pero la palabra rendición no forma parte del diccionario de Tatiana Suárez. Cuando el tratamiento se lo permitió, esta californiana hija de mexicanos empezó a entrenar jiu jitsu. A las pocas prácticas, se trazó su primera meta deportiva tras superar el cáncer: ganar el título mundial de la disciplina. No obstante, por consejo de sus instructores, quienes le auguraron un “destino de grandeza”, se volcó a las Artes Marciales Mixtas, una actividad cada vez más popular en el mundo de los deportes de combate. Los primeros entrenamientos en esta disciplina fueron en 2013, y un año después, debutó como profesional.
Su convicción volvió a hacerse carne y derrotó a las tres rivales que tuvo enfrente en empresas regionales. El gran talento de Suárez, así como la historia de superación que tenía detrás, llamaron la atención de los productores del reality show The Ultimate Fighter, cuyo ganador tendría la oportunidad de pelear en el Ultimate Fighter Championship (UFC), la empresa más popular del mundo en Artes Marciales Mixtas.
Campeona por naturaleza, Tatiana lo volvió a hacer y obtuvo su contrato para competir en UFC, donde ganó todos los combates que disputó entre diciembre de 2016 y junio de 2019. No obstante, una nueva prueba se puso delante suyo.
Las lesiones en el cuello regresaron en forma de problemas de disco y espolones óseos. Fueron dos años de recuperación. Para peor, cuando veía la luz al final del camino, en 2021, una grave lesión ligamentaria en la rodilla le obligó a suspender el ya pautado pleito ante Roxanne Modafferi. Comunicó la noticia con gran pesar a través de su cuenta de Instagram, donde la siguen más de 170 mil usuarios.
“Este tiene que ser uno de los momentos más desafiantes de mi vida. Pero mi viaje ha estado lleno de desafíos. También ha tenido muchas victorias. Me voy a centrar en ellas para seguir adelante”, aseguró Suárez en aquel momento.
Una verdadera pareja
Desde chica, siempre estuvo acompañada por su madre Linda, sus hermanos Ricky y Chris, y su hermana Julia. Luego, durante algunos años, Chris Sykes fue el novio de la peleadora. Ambos conformaron una pareja por demás intensa. Tanto que, en el gimnasio Millenia MMA, donde Tatiana hizo la transición de peleadora de lucha libre a profesional de las Artes Marciales Mixtas, se le prohibió entrenar con él.
Difícil imaginarse un compañero que no comparta su pasión por el deporte. Por motivos no revelados, el vínculo entre los deportistas se terminó. Sin embargo, desde hace meses, Tatiana volvió a formar pareja con otro colega. Se trata del artista marcial mixto Patrick Patchy Mix, que también forma parte de su equipo de trabajo.
Casualmente, en los próximos días, Patchy peleará por el título mundial peso gallo de la empresa Bellator. Mix informó la buena nueva a través de su cuenta de Instagram: “Voy a dar la actuación de mi vida. Me voy a ir de Hawái con esos cinturones, con un millón de dólares y me consolidaré como uno de los mejores del mundo. La oportunidad sólo favorece a la mente preparada”. Como si lo hubiera escrito Suárez.
Sangre latina
Hija de padres mexicanos, Tatiana admite con vergüenza que no sabe hablar español. Eso no quiere decir que no se sienta una orgullosa de sus orígenes. “Todos dicen que la mujer latina es muy ardiente, muy loca, y sí, pero diría que somos apasionadas y muy intensas con lo que hacemos. Tenemos una gran energía y somos entusiastas”. Una perfecta descripción de ella misma.
En Los Ángeles, donde vive, se encuentra rodeada de congéneres. Allí, la cultura de sus raíces crece en la vía pública a través de la comida callejera. Dicho por ella misma, en una entrevista de 2018 con el canal oficial de con UFC , los tacos son la “parte favorita” de su ascendencia.
La actualidad
En febrero de 2023, Tatiana volvió a subirse al octágono. Como no podía ser de otra manera, lo hizo a su estilo: con una sumisión en el segundo asalto, venció a Montana de la Rosa. Ahora, busca combatir frente a las mejores, como la excampeona Rose Namajunas.
Nadie duda de sus condiciones ni de su capacidad de resiliencia; de hecho, el propio Dana White, presidente de UFC, definió a Suárez como “una de las mejores del mundo”. Al mismo tiempo, se mostró cauteloso en cuanto a los próximos desafíos de la luchadora de 32 años: “Veremos dónde termina ella en la clasificación y obtendrá un par de peleas más en su haber”.
Dentro de sí, Suárez no tiene dudas. Su innato espíritu competitivo se mantiene más vigente que nunca, pero con el imprescindible toque de sabiduría que aportan los años de experiencia y las lesiones vividas.
“Creo que podría haberme detenido. Podría haber dicho: ‘¿Sabes qué? Han pasado dos años, estaba intentando volver, y ahora mi rodilla está hecha un desastre’, y entonces, empezar mi vida por otro camino. Pero creo que soy la mejor del mundo. Siento que perdí la oportunidad de ser luchadora olímpica y campeona olímpica. Y entonces, encontré este sueño de ser campeona del mundo (en AMM), y siento que si renunciara y no intentara ser la mejor en esto, no podría mirarme al espejo, porque yo no soy así”.
En cualquier caso, Tatiana aprendió que incluso “un gran peleador puede ser olvidado”, pero superar la adversidad como hizo ella, puede “inspirar a mucha gente”. “Yo simplemente no me rendí. Ese será mi legado. Creo que las personas me recordarán por eso”, manifestó.
Como la propia artista marcial mixta dijo al momento de anunciar su lesión ligamenaria, por estos meses, Tatiana Suárez trabaja día a día para ser campeona en el UFC y protagonizar, así, “la mejor historia de regresos deportivos que jamás haya existido”.
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