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Sorprendente hallazgo: el queso más antiguo del mundo estaba en los cuellos de momias de más de 3.500 años de antigüedad

El descubrimiento ocurrió en China y aporta datos inéditos sobre la relación entre los humanos y estos microorganismos fermentados

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Descubren el queso más antiguo del mundo untado en momias
Descubren el queso más antiguo del mundo untado en momiasRevista Cell

Un reciente estudio publicado en la revista científica Cell reveló un hallazgo fundamental para la historia: arqueólogos descubrieron restos de queso de la Edad de Bronce en un cementerio en Xinjiang, China. La particularidad es que este alimento, de aproximadamente 3500 años de antigüedad, fue encontrado untado sobre momias. La investigación, liderada por Yichen Liu, Miao Bo, Li Wen, Ying Xingjun, entre otros científicos, busca comprender la relación entre humanos y microorganismos a través de la historia evolutiva.

El estudio, llamado “El queso de la Edad del Bronce revela interacciones entre humanos y Lactobacillus a lo largo de la historia evolutiva”, se centra en el análisis de ADN antiguo recuperado de los restos lácteos. En las muestras se identificó ADN de cabra y ganado, así como también se determinó que se trataba de kéfir, un producto fermentado que aún se consume en la actualidad.

Arqueólogos descubren el queso más antiguo del mundo
Arqueólogos descubren el queso más antiguo del mundoRevista Cell

“Específicamente, obtuvimos tres restos lácteos de la Edad de Bronce de las tumbas del cementerio de Xiaohe. Estas muestras de productos lácteos están esparcidas alrededor de los cuellos de las momias en el ataúd”, detallaron en el artículo. En específico, se trata del hallazgo del queso más antiguo del mundo hasta el momento.

Este descubrimiento plantea interrogantes sobre cómo se propagaron los productos lácteos fermentados en Asia oriental. Anteriormente, se había sugerido que el kéfir (lácteo similar al yogur) tenía su origen en el norte del Cáucaso, pero esta investigación apunta a una ruta que conecta Xinjiang con el resto del este asiático. “Esto es lo que hace que el estudio sea tan importante: podemos ver cómo estos productos microbianos se transmitieron y se extendieron por toda Asia”, explicó Taylor Hermes, profesor adjunto del departamento de antropología de la Universidad de Arkansas, que no participó en la investigación

La fermentación de productos lácteos ha sido parte integral de las culturas humanas durante milenios. Sin embargo, su historia detallada permaneció poco documentada. Aunque se conocen ejemplos antiguos de consumo de lácteos en diferentes regiones, la evolución de los microbios que los acompañan recibió poca atención.

Científicos descubren el queso más antiguo del mundo en una momia
Científicos descubren el queso más antiguo del mundo en una momiaRevista Cell

Los hallazgos sobre la presencia de cepas específicas de Lactobacillus en el queso antiguo sugieren un vínculo entre la domesticación de animales y la producción de lácteos. Esta relación se refleja en la adaptación de estas cepas a diversas condiciones ambientales, lo que probablemente fue impulsado por la selección humana.

Además, la evidencia molecular recuperada ofrece una perspectiva arqueológica sobre la vida cotidiana de la población Xiaohe, que integraba la agricultura, la producción de leche y la caza en su estilo de vida.

Cómo se puede hacer kéfir

Preparar este queso de manera casera solo requiere de dos ingredientes: Granos de kéfir, que se pueden comprar en tiendas de productos naturales o en internet, y leche, puede ser de vaca, cabra o leche vegetal.

El kéfir aporta vitaminas del grupo B y K2 que favorecen los vasos sanguíneos y el corazón
El kéfir aporta vitaminas del grupo B y K2 que favorecen los vasos sanguíneos y el corazón

Se deben colocar una o dos cucharadas de granos de kéfir en un frasco de vidrio limpio y luego verter aproximadamente 500 ml de leche sobre ellos. El siguiente paso es cubrir el frasco con una tela o papel, asegurándolo con una banda elástica, y dejarlo reposar a temperatura ambiente (entre 20-25 °C) durante 24 o 48 horas, dependiendo de cuán ácido y espeso se prefiera el kéfir. Una vez que haya fermentado al gusto, se debe colar el líquido, separando los granos de kéfir. Para finalizar, se guarda en un frasco cerrado en la heladera y se consume dentro de una semana.

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