Son migrantes de Nicaragua y enfrentaron un terrible peligro en El Paso
Miles de personas pasan las noches en las calles de las ciudades fronterizas, mientras una intensa tormenta invernal amaneza con cubrir casi todo el país
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Entre Nicaragua y Texas, hay una distancia de unos 3700 kilómetros, mismos que Ramón Cordova y Lizette Hurtado recorrieron en días pasados a través de una peligrosa ruta de México. Ambos están ahora en El Paso, donde esperan que las autoridades de Estados Unidos determinen si pueden permanecer en el país como asilados.
No obstante, la odisea y complicaciones de la pareja nicaragüense están lejos de terminar. Mientras pasaban el tiempo en las calles de la ciudad fronteriza, una tormenta invernal comenzaba a registrarse en la zona y llevaba bajas temperaturas que están cerca de llegar a los 0°C / 32°F. El descenso continuará en esta misma línea durante los siguientes días hasta la víspera de Navidad.
“Ha sido un largo viaje, una larga pesadilla”, compartió la mujer al periódico local The Dallas Morning News, que consignó su situación: “La pareja está a la espera de que sus parientes de Florida y Maryland les envíen dinero para evitar el frío”.
De acuerdo con las crónicas periodísticas, un nutrido grupo de migrantes nicaragüenses se reunieron cerca de una estación de autobuses del centro de El Paso, a donde los habitantes de la ciudad fronteriza acudieron para brindarles ayuda y compartirles un poco de provisiones: comida, agua, ropa invernal y mantas.
Sin embargo, historias como esta se repiten en la frontera de México y Estados Unidos con una abrumadora llegada de migrantes que están a la expectativa. Un juez de la Suprema Corte ordenó suspender temporalmente la finalización del Título 42, establecido por la administración del expresidente Donald Trump para permitir una repatriación rápida de las personas migrantes, con el argumento de los protocolos sanitarios por la pandemia de Covid.
Ante esta situación de “limbo”, los miles de migrantes que llegan cada día a la frontera son procesados por los agentes y luego liberados en las calles de El Paso. A los migrantes que solicitan asilo se les permite permanecer en Estados Unidos mientras esperan sus audiencias.
Reaccionan con Guardia Nacional y vallas
La llegada masiva de personas de Centro y Sudamérica a las ciudades fronterizas en la antesala del fin del Título 42, causó que el alcalde de El Paso, Oscar Leeser, emitiera una declaración de emergencia el sábado pasado con la que presionó para que el gobernador Greg Abbott reforzara la seguridad en la localidad vecina de Ciudad Juárez, en México.
“Desde el principio, dije que lo haría (la declaración de desastre) cuando sintiera que nuestros solicitantes de asilo o nuestra comunidad no estaban seguros. Realmente creo que hoy no lo están ya que tenemos cientos y cientos en las calles”, dijo Lesser el fin de semana.
Durante el martes, se desplegaron más de 400 efectivos de la Guardia Nacional de Texas para aumentar la vigilancia en la ciudad, según reportó El Paso Matters. Como parte de sus primeras acciones, estos agentes instalaron una valla de alambre de púas a lo largo de la línea fronteriza “para proteger el área de los cruces ilegales”.
Como parte de las posibles soluciones ante el complicado escenario, el senador estatal César Blanco, propuso a la oficina del gobernador enviar autobuses para que los migrantes que están en El Paso sean trasladados a Nueva York, Chicago, Filadelfia y Washington, D.C., pero esa iniciativa ya genera críticas por parte de grupos de derechos humanos y líderes demócratas.
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