Se conmovió con la historia de un hombre que conoció en la montaña y tuvo un gesto que le salvó la vida
Krissy Miller se cruzó con Shiller Joseph en Utah; lo que pareció una conversación casual, terminó siendo un gesto de solidaridad trascendental
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En un día de senderismo en “Y Mountain”, Provo (Utah), Krissy Miller se cruzó con Shiller Joseph, un desconocido que pronto se convertiría en parte fundamental de su vida. Ambos compartieron una conversación normal y propia del momento, pero que se transformaría luego en un acto de bondad extraordinario.
Durante su encuentro, Miller, madre de cuatro hijos y apasionada por la escalada, se interesó por la camiseta de Joseph. A medida que la conversación avanzó, él compartió su lucha contra el lupus y su situación en la lista de espera para un trasplante de riñón. Y le dijo que se había mudado desde Florida para posicionarse mejor en la lista de trasplantes. Este fue un momento decisivo para Krissy, que ya había considerado convertirse en donante tras inspirarse en una publicación de Facebook.
Después de haber intentado donar anteriormente sin éxito, ella retomó su deseo de ayudar tras perder peso y mejorar su salud. Al enterarse de que compartían el mismo grupo sanguíneo, sintió un impulso irrefrenable de ofrecer su riñón.
Joseph tenía una foto de su familia. Krissy pensó en su propio esposo, que tiene diabetes tipo 1. “Pensé que si tuviera que vivir mi vida sin él, no podría imaginarlo”, sintió. Y no tuvo dudas de que quería ayudar a Shiller, según reconstruyó el medio KSL.
Fue así que ambos intercambiaron información y continuaron en contacto, lo que permitió que se formara una amistad entre sus familias. En marzo, tras varias pruebas, se confirmó que Miller era compatible como donante.
El trasplante y un nuevo comienzo
El 14 de abril se sometieron a cirugías, que fueron exitosas, en el Centro Médico Intermountain. Joseph, quien había estado en diálisis durante tres años, celebró su nueva vida con un riñón funcional, algo que habría tardado años en conseguir si hubiera permanecido en Florida.
Meleta Egbert, coordinadora de trasplantes en el centro, destacó la importancia de la donación y como actos como el de Miller no son inusuales en Utah. La historia de esta mujer y su generosidad se convirtió en un símbolo de esperanza para muchos que atraviesan este complejo escenario.
Joseph, agradecido por esta nueva oportunidad de vida, considera a la donante como su “hermana” y un “ángel”. A pesar de su propia lucha, se preocupa por otros que aún esperan un trasplante. Más de 90,000 personas en Estados Unidos están en esa situación, y la donación de riñones puede marcar la diferencia.
Desde Donatelife aseguran que una persona solo puede vivir con un riñón, la donación en vida ofrece otra opción a algunos candidatos a trasplante. El tiempo medio de espera para recibir un riñón de un donante fallecido es de 3 a 5 años. Un riñón de un donante vivo ofrece a los pacientes una alternativa a años de diálisis y tiempo en la lista nacional de espera para trasplantes. Con la donación en vida, un paciente puede recibir un trasplante en 1 año o menos. Tras la donación, el riñón restante del donante vivo se agrandará, haciendo el trabajo de 2 riñones sanos.
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