Se bajó Biden: los 13 días de presiones e internas que lo llevaron de aferrarse a su candidatura a abandonarla
El presidente intentó hacer frente a las dudas de su partido, pero la situación se tornó insostenible
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NUEVA YORK.- En el programa de televisión Morning Joe, lanzó un discurso furioso y defensivo. En una conferencia de prensa, mostró sus dotes en política exterior. Escribió una larga carta a sus “compañeros demócratas” exigiendo que se pusiera fin a los pedidos de que se hiciera a un lado. Se enfrentó a los legisladores en una llamada de Zoom que derivó en un tenso y acalorado intercambio sobre su edad y su competencia mental. Sus traspiés discursivos le dieron a la oposición y los propios demócratas argumentos para presionarlo a bajar su candidatura y finalmente lo lograron. En una carta abierta, Biden anunció este domingo que se retira de la contienda y apoyó a Kamala Harris como su sucesora.
Hace trece días, el presidente y sus familiares y asesores más cercanos pasaron a la ofensiva, decididos a poner fin a lo que ya habían sido casi dos semanas de lamentos por su apática actuación en un debate el 27 de junio. El resultado fue una oleada de entrevistas, mítines, reuniones desafiantes con sus aliados más cercanos y paradas de campaña improvisadas, todo ello destinado a refutar la premisa de que era demasiado viejo y frágil para ganar un segundo mandato.
Pero casi cada paso se vio socavado por sus propios errores y por los constantes llamados de sus amigos y aliados para que se hiciera a un lado, incluso de personas leales como el actor George Clooney. Biden iba de un lado a otro, pero nada estaba cambiando.
Esta es la historia de los 13 días en los que Biden intentó rescatar sus esperanzas de un segundo mandato de cuatro años en la Oficina Oval.
Al final de dos días agitados bajo el calor de 43 grados de Las Vegas esta semana, todo pareció pasarle factura. Biden tosía durante las entrevistas y parecía casi tan cansado y disperso como durante el debate del 27 de junio. En una parada de campaña en un restaurante, se veía pálido. Dio positivo de Covid, canceló su discurso final y voló de regreso a su casa de playa en Delaware.
El jueves, los arranques de ira de Biden habían dado paso a lo que sus aliados percibieron como el comienzo de la aceptación de que podría perder. Las personas cercanas a él comenzaron a predecir en privado que el final de la campaña estaba cerca y que incluso podría abandonar la carrera en cuestión de días. Cuatro días después, se confirman las sospechas de su allegados.
Lunes 8 de Julio
Dentro de la Casa Blanca y en la sede de la campaña del presidente en Delaware, el ambiente era sombrío.
El feriado del 4 de julio no había detenido los llamados para que el presidente diera un paso al costado y permitiera que otro candidato compitiera contra el expresidente Donald J. Trump. El equipo de campaña esperaba que una entrevista con George Stephanopoulos de ABC hiciera que el tema de la actuación del presidente en el debate desapareciera. No fue así.
Pero esa mañana, Biden se puso a la ofensiva. En una carta enviada a los legisladores demócratas a las 9 de la mañana, fue directo. Se había hablado demasiado de su desempeño en el debate. Biden estaba harto de que se hablara de su retiro de la contienda.
“Me niego a hacerlo”, escribió, dejando claro que quería que terminara la conversación sobre su salud. “Es hora de que termine”.
No fue así.
En el Capitolio, la carta fue recibida con malos ojos por algunos miembros demócratas que la interpretaron como una forma de desestimar lo que consideraban preocupaciones legítimas sobre las posibilidades del partido en el otoño. Pero Biden no esperó su reacción antes de tomar una medida aún más agresiva: llamó al programa “Morning Joe” de MSNBC, listo para la batalla.
La idea, dijeron más tarde sus asistentes, era tomar el control de la historia dejando en claro que no se iba a retirar. Pero a lo largo de casi 18 minutos, Biden se enfureció contra “las élites” que, según él, estaban tratando de expulsarlo. Retó a sus críticos a “desafiarme en la convención” y se jactó del tamaño de su multitud.
“Salgan conmigo. Obsérvenme. Observen cómo reacciona la gente”, dijo a Joe Scarborough y Mika Brzezinski, los anfitriones. “Ahí tendrán que juzgarme”.
La esposa del presidente, Jill Biden, intentó transmitir el mensaje de una manera más suave. En una cervecería en Wilmington, Carolina del Norte, dijo a los periodistas: “Joe ha dejado en claro que está totalmente comprometido”. Y agregó: “Yo también estoy totalmente comprometida”.