Recta final a fondo: Biden, Obama y Trump salen a movilizar votantes antes de las legislativas
Los tres principales referentes políticos de Estados Unidos viajarán esta semana por los estados donde se definirá el control del Congreso, y el futuro del gobierno demócrata
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WASHINGTON.- Pensilvania es una suerte de microcosmos de Estados Unidos. Estado “pendular” prominente en las últimas dos elecciones presidenciales, reúne ciudades progresistas como Filadelfia y Pittsburgh con pueblos rurales ultraconservadores. Pensilvania vuelve a ser este año uno de los epicentros de la campaña hacia las elecciones legislativas en las que se juega el Congreso, y el futuro de la presidencia de Joe Biden y de Estados Unidos, al punto tal que allí coincidirán, el próximo sábado, los tres principales referentes políticos del país: Biden, Barack Obama y Donald Trump.
Los tres pesos pesados de la alta política norteamericana, que juntos suman casi dos décadas de gobierno en la Casa Blanca, comenzaron a pisar el acelerador esta semana en la recta final a las elecciones legislativas de Estados Unidos, aunque con distinto ritmo.
Trump lleva meses en campaña, marcando el camino a los comicios, pero también hacia la próxima pelea por la presidencia. Y Obama comenzó a levantar el perfil la semana anterior. Biden, quien ha dicho que esta elección es “la más trascendental” de su vida política, se ha mantenido en cambio largamente alejado de la campaña, y ha sido el último en salir al ruedo con mayor intensidad, un síntoma de su alicaída popularidad, que para muchos candidatos es un lastre. El último fin de semana, mientras Obama sumaba kilómetros, Biden descansó en su casa, en Wilmington, Delaware, donde el sábado fue a votar con su nieta de 18 años, Natalie, quien votó por primera vez.
Esta semana, Biden buscará ganar protagonismo al presentar su argumento final al electorado en su semana más intensa de campaña con varios viajes que incluirá su visita a Pensilvania junto con Obama, quien sigue siendo uno de las figuras más populares entre los demócratas. Biden arrancó su sprint final en Florida, un estado que se mueve un poco más a favor de los republicanos en cada elección, pero al que los demócratas se niegan a renunciar.
“A pesar de todo lo que hemos pasado, nunca he sido más optimista sobre las perspectivas de Estados Unidos. Estamos mejor parados que cualquier nación del mundo, realmente lo estamos. Sólo tenemos que recordar quiénes somos. Somos los Estados Unidos”, arengó Biden, sacando del archivo una frase que ha usado hasta el cansancio. “¡No estoy bromeando! No hay nada mejor que nuestra capacidad si nos mentalizamos y trabajamos juntos”, insistió.
Antes de despedirse, Biden apeló a su habitual saludo, que esta vez sufrió un retoque: “Así que Dios los bendiga a todos, que Dios proteja a nuestras tropas, y que Dios les dé a algunos de nuestros amigos republicanos algo de iluminación”, afirmó.
Los mensajes que Biden dejó en Florida fueron un fiel reflejo de un giro que dieron los demócratas en el último tramo de la campaña, al menos en su mensaje global: comenzaron a dejar de poner el acento en el aborto, y a enfocarse más en la economía, a la que todas las encuestas ponen al tope de las preocupaciones de los norteamericanos. Para muchos, ese giro llegó demasiado tarde. En sus discurso en Florida, Biden repasó varias de las medidas que tomó durante su gestión para mejorar el poder adquisitivo de las familias, y darles “un poco de espacio para respirar”, en sus palabras, en tiempos donde la inflación ha hecho estragos en los bolsillos.
Buenas perspectivas republicanas
Cuando falta una semana para las midterms, el Partido Republicano aparece muy bien posicionado para recuperar el control de la Cámara de Representantes, según todas las encuestas y pronósticos. La pelea por el Senado, mucho más reñida, apunta a dirimirse en apenas cuatro estados: Georgia, Pensilvania, Nevada y Arizona. De esa lista, Biden solo tiene previsto visitar Pensilvania.
Las midterms tienen como objetivo central elegir un nuevo Congreso –se renueva toda la Cámara Representantes y un tercio del Senado–, pero las elecciones abarcan mucho más que la puja por el Capitolio. Este año, 35 estados y tres territorios eligen además gobernador, seis estados tendrán referéndums sobre el aborto –California, Kansas, Kentucky, Michigan, Montana y Vermont–, y otros cinco –Arkansas, Maryland, Missouri, y las dos Dakotas– decidirán si legalizan el cannabis para consumo recreativo.
El camino hacia las elecciones ha ofrecido una agenda muy nutrida de temas: el giro radical de la Corte Suprema al convervadurismo, las nuevas restricciones al aborto, las audiencias en el Congreso por el ataque trumpista al Capitolio que traumó la última transición presidencial, y las investigaciones que pesan sobre Trump, cuya mano sigue marcando el rumbo del Partido Republicano. Todo eso, con el telón de fondo de la guerra en Ucrania, y la amenaza latente de una Tercera Guerra Mundial. Una guerra nuclear. Pero, para los norteamericanos, nada pesa más que el bolsillo: todas las encuestas indican que la economía es la gran preocupación de la gente.
Este año, Estados Unidos irá a votar con un problema ignoto para la gran mayoría del país hasta hace poco: la inflación, que trepó hasta el pico de las últimas cuatro décadas. En elecciones anteriores, los temas centrales sobre la economía solían ser el desempleo y los salarios, o si la actividad crecía o caía. Ahora la economía crece luego de un freno en los primeros trimestres, y sigue creando empleo a un ritmo saludable. Y los salarios aumentan, pero pierden con la inflación. El bolsillo siente el impacto. Los salarios reales, es decir, ajustados por la inflación, ya han caído un 3% interanual hasta septiembre, según datos oficiales, una cifra que atormenta a Biden y a los demócratas.
El índice de confianza económica de Gallup se encuentra en uno de sus puntos más bajos en los últimos 30 años, aunque arriba del nivel de 2008, durante la crisis financiera global. Aproximadamente ocho de cada 10 norteamericanos califican la economía como “solo regular” o “pobre”, y más de dos tercios creen que la economía está empeorando, y no mejorando, pese a que sigue creando empleo.
Una mayoría del país, el 56%, dice ahora que la inflación está “causando dificultades financieras para su hogar”, según un sondeo de Gallup de agosto. La gran mayoría de los norteamericanos cree que el país va por mal camino. Un 67% de los votantes recortó su gasto en el supermercado este mes, según el Colegio Emerson.
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