Quién es Lorie Smith, la diseñadora cristiana que fue respaldada por la Corte en EE.UU. por negarse a trabajar para parejas homosexuales
El caso, que inició hace siete años, llevó al Máximo Tribunal a evaluar una norma estatal de Colorado y pronunciarse en torno a la discriminación, la libertad de expresión y de culto
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El derecho a la libertad de expresión, culto, prensa y reunión es casi tan antiguo como la Constitución estadounidense. Contenido en la Primera Enmienda del texto, hace más de 230 años se dispuso esta protección, que junto con otras ocho, conformaron lo que hoy se conoce como Bill of Rights. Este viernes, la Corte Suprema de Justicia revocó un fallo mediante el cual brinda un amparo para los comercios que se nieguen a prestar sus servicios a miembros de la población LGBT+.
Para entender en qué consiste la decisión del Supremo Tribunal y el precedente que podría crear, es necesario trasladarse a Colorado algunos años atrás, cuando Lorie Smith, quien se convirtió en la protagonista de esta historia, evaluaba la opción de ampliar su negocio. La joven, quien es diseñadora gráfica, es dueña de 303 Creative, una firma con sede en Denver, en la que se dedicaba a ejercer su profesión.
Con el objetivo de ofrecer una mayor cantidad de servicios, Smith comenzó a explorar la posibilidad de diseñar páginas web para parejas que planeaban casarse. No obstante, la legislatura de Colorado había aprobado la ley contra la discriminación (CADA, por sus siglas en inglés) y bajo la cual, ninguna empresa podía negarse a dar una prestación por razones de sexo, raza, religión, entre otros.
La normativa era un impedimento para que la diseñadora ampliara su negocio, principalmente porque profesaba el cristianismo. De hecho, en su sitio web manifiesta que “sus dones creativos fueron obra de Dios y que se esforzaba a diario por honrar aquel regalo”. “Debido a mi fe, soy selectiva con respecto a los mensajes que creo o promuevo. Si bien serviré a cualquier persona, siempre tengo cuidado de evitar comunicar ideas o mensajes, o promover eventos, productos, servicios u organizaciones que sean inconsistentes con mis creencias religiosas”, se lee en su oferta de servicios.
En 2016, apoyada por la asociación civil Alliance Defending Freedom (ADF), conocida a nivel internacional por promover la protección de la libertad religiosa, de expresión, el derecho a la vida, entre otros, Smith llevó su caso a la justicia, pero la sentencia no le resultó favorable en un tribunal superior.
En esa oportunidad, la Corte de Apelaciones del Décimo Circuito de Estados Unidos sostuvo que, si bien una diversidad de creencias y prácticas religiosas “enriquecía a la sociedad”, el estado tenía un interés apremiante en “proteger a sus ciudadanos de los daños de la discriminación”.
Respaldada por la ADF, Smith apeló la decisión para que fuese elevada a la Corte Suprema de Justicia. El Máximo Tribunal aceptó el caso en febrero del año pasado y lo limitó solamente a la discusión acerca de si la ley CADA que obligaba a un artista a hablar o permanecer en silencio, violaba la Primera Enmienda constitucional referida a la libertad de expresión. Diez meses después, en diciembre, se presentaron los argumentos al máximo tribunal.
Luego de más de medio año de espera, la Corte emitió su sentencia. Con una votación de 6-3, los jueces concluyeron que Colorado no podía hacer cumplir la ley estatal contra la discriminación a la diseñadora de sitios web que profesaba el cristianismo y que se negaba a prestar el servicio de páginas web de bodas a parejas del mismo sexo, ya que al hacerlo, violaría su derecho a la libertad de expresión contenido en la Primera Enmienda.
Los tres votos disidentes correspondieron a los jueces demócratas, Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson. La primera de ellos calificó la decisión como “un día triste en la ley constitucional estadounidense y en la vida de las personas Lgbtiq+”.
Una vez que se conoció el fallo, algunos opinaron que constituía un retroceso en los derechos de las personas de orientación homosexual. Sin embargo, en la sentencia se discute y defiende la libertad de expresión y de culto, que tiene rango constitucional en Estados Unidos.
Durante más de dos décadas, la Corte Suprema ha ampliado los derechos de la población LGBT+. En 2015, otorgó a las parejas del mismo sexo la facultad de contraer matrimonio y cinco años después sostuvo que la ley de derechos civiles (una norma federal que data de 1964) también protegía a las personas homosexuales, lesbianas y transgénero contra la discriminación laboral.
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