Qué hay detrás de la “adicción” en Estados Unidos por participar de la lotería que ofrece premios millonarios
Los juegos de azar son sumamente populares en todo el país y tienen una tradición que se remonta a la época de la colonia, en 1745, aproximadamente; en promedio, la mitad de la población participa de ellos
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Uno de cada dos adultos estadounidenses compra un billete de lotería al menos una vez al año. En un país con casi 332 millones de habitantes, 150 millones son adeptos a los juegos de azar. Los boletos de sorteo como el Powerball y Mega Millions pueden parecer una forma benigna de entretenimiento, pero también una peligrosa adicción, dependiendo de su enfoque.
En una reciente crónica de The New Yorker, la periodista Kathryn Schulz hace un análisis acerca de la influencia que la lotería tiene en los estadounidenses y cómo forma parte de la cultura de la nación desde la época de la colonia. De hecho, si bien datan del Imperio Romano y evolucionaron hasta lo que se conoce actualmente, los sorteos “ayudaron a Inglaterra a expandirse en Estados Unidos”, reseñó la ganadora de un premio Pulitzer.
La colonización europea del continente se financió parcialmente a través de loterías. Luego se hicieron comunes en las propias colonias, a pesar de las fuertes prohibiciones protestantes contra el juego. “En la colonia de la Bahía de Massachusetts, que celebró su primera lotería autorizada en 1745, los dados y los naipes estaban prohibidos incluso en casas particulares”, reseñó Schulz.
Asimismo, más allá de las connotaciones morales que se le pueda atribuir a la lotería, los primeros estados norteamericanos carecían de fondos para financiarse y se enfrentaban a una gran necesidad de avanzar con obras públicas. En ese contexto y frente al fuerte rechazo que se vivía en torno a la recaudación de impuestos, los sorteos se convirtieron es una alternativa llamativa para generar dinero.
Con esos fondos se construyó prácticamente todo, desde iglesias hasta universidades de prestigio de la Ivy League como Harvard, Yale y Princeton. Por si fuera poco, era común escuchar en una misma oración algún nombre de los presidentes estadounidenses y la palabra lotería. De acuerdo con la periodista: “George Washington una vez administró una lotería con sede en Virginia cuyos premios incluían seres humanos”.
Pero los sorteos no siempre fueron vistos con buenos ojos o como un medio para alcanzar un fin. Hubo épocas en que casi todos los estados del país los prohibieron por su mala gestión y mala práctica, y así como sucedió con la veda al alcohol, surgieron loterías ilegales y resultaron ser tan rentables, que incluso el crimen organizado se financió con ellas.
Schulz, quien basó su texto en: For a Dollar and a Dream: State Lotteries in Modern America, un libro del historiador Jonathan D. Cohen, también llevó los hechos a números, y manifestó que uno de cada cuatro estadounidenses compra un ticket de lotería al menos una vez al mes, y los jugadores más ávidos los compran a precios que incluso superan los 300 dólares.
“Los estadounidenses gastan más en boletos de lotería cada año que en cigarrillos, café o teléfonos inteligentes”, señaló la periodista, quien también precisó que se gasta más en boletos de lotería que en servicios de transmisión de televisión por cable, boletos para conciertos o cine y libros, todo combinado.
Pero el centro de este asunto va de la mano con la historia y tradición de este tipo de juegos en el país -que supera los siglos-, sino acerca de cuán conveniente es o no cuando pasa de ser un entretenimiento a convertirse en adicción.
Además, en Estados Unidos, la lotería se juega en casi todos los estados, y son precisamente ellos quienes optan por ella, en lugar de incrementar las alícuotas o crear nuevos impuestos, aunque muchos economistas rechazan que esta premisa sea cierta. Desde otro ángulo, para algunos especialistas en el campo de la sociología, la potencia con la que la población participa de este entretenimiento podría rozar los límites de convertirse en un problema de salud pública si no se toman las medidas adecuadas.
No obstante, pese a que se comprobó que, en promedio, la lotería solo representa el 1% de la recaudación total que hace un estado -en lugar de cobrar impuestos-, no se avizora que en un futuro cercano se prescinda de ellas. Por el contrario, la oferta, variedad y cantidad de sorteos aumentan con el paso del tiempo, así como también crece el número de personas que participan de ella.
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