Este pensamiento polariza la opinión pública de ese país en los últimos años; sus precursores insisten en llevarla a las escuelas, pero se enfrentan a la oposición de personalidades clave de la política
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Después de un juicio cargado de fuertes emociones, Payton Grendon, un joven estadounidense de 19 años, fue condenado a cadena perpetua por matar a 10 personas indiscriminadamente en un supermercado de Buffalo, en el estado de Nueva York.
Gendron transmitió el ataque en vivo, el 14 de mayo de 2022. Además, escribió un documento de 180 páginas en el que explicaba que su objetivo era “asustar a la mayor cantidad posible de gente no blanca y no cristiana”, para que se fueran del país.
El joven presentó muchos argumentos para justificar su crimen. Entre ellos, resaltó un presunto plan creado por “los judíos para reemplazar a la raza blanca”. Según el asesino, una parte fundamental de ese proyecto es la “imposición de la Teoría Crítica de la Raza” (CRT, por sus siglas en inglés) en las escuelas y universidades de EE.UU.
Los políticos y comentaristas conservadores de ese país han tomado esta teoría como un tema favorito de confrontación durante los últimos años. Personajes como el expresidente Donald Trump y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, aseguran que esta teoría criminaliza a la población estadounidense blanca y profundiza las divisiones raciales.
¿Qué es la CRT y por qué se volvió un tema tan polémico en EE.UU.?
Este pensamiento surgió en la segunda mitad del siglo XX. Sus autores buscaban dar una explicación a las inequidades raciales en EE.UU. a través de un modelo teórico. Explicaban que la discriminación de una persona por su raza no es un problema que exista únicamente dentro del individuo, sino que se ha transferido a las estructuras sociales que habitan las personas y que esto se ve reflejado en las instituciones o las leyes. El modelo también aplica para otros tipos de discriminación, ya sea por género, identidad sexual, etc.
El desarrollo académico de la CRT se atribuye a un grupo de profesores, quienes fueron vistos como radicales hacia finales de los 80. Estos académicos recogieron muchas líneas de pensamiento que veían al movimiento de los derechos civiles de los años 60 como un “trabajo inconcluso”.
Algunos de sus exponentes más acérrimos creen que eliminar las inequidades con las estructuras existentes es imposible, por lo cual piden una restructuración casi completa de instituciones, como la policía o el sistema educativo.
“Seamos claros. La nación siempre ha tenido una explicación para la inequidad”, dijo recientemente Gloria Ladson-Billings, profesora de la Universidad de Stanford, experta en pedagogía, una de las autoras responsables de adaptar la CRT a la educación.
“Desde 1619 hasta mediados del siglo XX, la explicación era biogenética, esta gente no es lo suficientemente inteligente, valiosa o moral, pero en algún punto de mediados del siglo XX, en los años 50, hay un interruptor que se enciende y ya vemos que realmente no es genético, sino que algunos grupos no han tenido las mismas oportunidades”, agregó la académica.
Muchos de los avances en derechos civiles que se dieron en los años 60, como el fin de la segregación racial y la igualdad ante la ley, se basaron en esta idea de que, históricamente, hubo grupos minoritarios que no tuvieron las mismas oportunidades.
La polémica
Para algunos comentaristas, la CRT está en el centro de los enfrentamientos culturales que vive EE.UU. Este pensamiento se ha utilizado para explicar las inequidades que existen entre géneros o entre identidades sexuales. Ha sido una influencia clave para movimientos como el #MeToo.
En este contexto, las inequidades se atienden siempre como sistémicas. Es decir, como partes estructurales de la sociedad que requieren ser reformadas, “aunque algunas veces entre en conflicto con derechos básicos de la sociedad liberal como la libertad de expresión”, explicó la columnista estadounidense Michelle Goldberg, en The New York Times en 2021.
Esta “tensión” que se genera cuando la CRT reclama que se subordinen derechos considerados como fundamentales (como la libertad de expresión) para desmontar estructuras racistas es una de las más grandes críticas que se le hace a la teoría. En eso se basan los proyectos de ley que se tramitan en las legislaturas de 16 estados distintos, que buscan prohibir que se enseñe la teoría en las escuelas.
La legislatura del estado de Rhode Island, en el noreste del país, debate un proyecto de ley que busca prohibir enseñar “cualquier concepto que sostenga que EE.UU. es inherentemente racista o sexista”. La CRT incluso fue criticada desde la Casa Blanca en 2020, durante la presidencia de Donald Trump.
En un memorando se prohibió a las agencias federales invertir recursos en formación de CRT, debido a que la consideraban una teoría “divisiva” y “antiestadounidense”. “La propaganda polarizante, falsa y denigrante del movimiento de la CRT va en contra de lo que representamos como estadounidenses y no debería tener lugar en el gobierno federal”, sentenció el documento.
¿Qué dicen sus defensores?
Muchos académicos insisten en aclarar que la CRT es un modelo de pensamiento, una manera que tienen para explicar la inequidad racial y de género que existe en todas las escalas de vida en EE.UU.
La profesora Ladson-Billings, por ejemplo, expuso que cuando adaptó la CRT para la educación, buscó explicar las razones detrás de las inequidades educativas entre estudiantes de raza negra y los estudiantes blancos. Afirmó que como modelo teórico no tiene utilidad para enseñarse a estudiantes que no tengan, al menos, un título universitario de pregrado.
“Primero, los niños entre jardín de infantes y 12 no necesitan teoría. Necesitan muchas experiencias prácticas, con las manos. Así que no, no se enseña en los colegios. Nunca la enseñé a mis estudiantes de pregrado en la Universidad de Wisconsin”, planteó.
Sin embargo, más allá del mundo académico, existen quienes dicen que negar la CRT significa negar que el “racismo está en todas las estructuras sociales”. “La gran paradoja de prohibir la CRT es que confirman los argumentos básicos de la misma teoría. Que el racismo es parte de la ley, incluso cuando pareciera usar lenguaje racial neutro y que cualquier progreso hacia la justicia racial se enfrentará con una reacción supremacista blanca”, expusó Jessee Hagopian, miembro de Black Lives Matter at School durante un discurso en 2021 en Chicago.
¿Por qué es un punto de campaña de los republicanos?
Para entender cómo la CRT se ha convertido en una batalla política se puede tomar a Florida como ejemplo, aunque los casos se repiten en Texas, Ohio y otros estados dominados por una mayoría republicana en la legislatura. El gobernador, y potencial aspirante a la presidencia del país, Ron DeSantis, pasó a la historia de Florida por ser el candidato republicano que ganó la gobernación con el mayor margen sobre su oponente demócrata, Charlie Christ.
Además, muchos lo señalan como el responsable de hacer que el estado pase de ser uno de los llamados swing states -es decir, un estado péndulo, que cambia su liderazgo entre republicanos y demócratas- a consolidarse como bastión republicano.
Comentaristas resaltan el papel protagónico que ha tenido la guerra de DeSantis contra la CRT como parte clave de su éxito. Aseguran que esto ha sido incluso más importante que otros elementos de su gobierno bien recibidos por el electorado, como la economía o el manejo del Covid-19. El gobernador asumió su segundo mandato diciendo que ahora su lucha enfrentará las actitudes en la educación superior que “impongan la conformidad ideológica” y “promuevan el activismo político”.
“Esto no es lo que creemos apropiado en el estado de Florida. Más bien, necesitamos que nuestro sistema de educación se enfoque en promover la excelencia académica, la persecución de la verdad y que les demos a los estudiantes las herramientas para que piensen por sí mismos”, comentó DeSantis en una conferencia de prensa.
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